Barbastro

Itziar Abadías: «Tras mi diagnóstico de la celiaquía llegó el de mi padre y el de mis dos abuelas»

En la enfermedad celíaca destaca la importancia del componente genético. Un aspecto que queda claro en la familia de esta joven de Colungo. Abadías pide más sensibilidad a la hostelería 

Abadías incide en el gluten que se esconde en productos elaborados. Foto: S.E.
Lola Gª Casanova
16 octubre 2023

Cuando nació su hermano, ella lloraba, no quería comer, no ganaba el peso que correspondía para su edad. Durante un tiempo, atribuyeron ese comportamiento (aunque fuera algo extremo) a los celos… pero se equivocaron. Meses más tarde, cuando la niña había cumplido tres años llegó el motivo: celiaquía. Y su hígado ya había sido tocado por la enfermedad. “Ahora, en mi organismo no queda ninguna secuela. No siento ningún síntoma porque mi dieta es estricta sin gluten”. 

En cascada

Primero llegó su celiaquía, después su padre y sus dos abuelas fueron diagnosticados con sensibilidad al gluten no celíaca. Con la celiaquía de Itziar la vida de la familia cambió. “En aquellos años, apenas disponíamos de información. Íbamos al supermercado con un libro leyendo las etiquetas. Todo con un cierto miedo. Lo cierto es que la gente tampoco sabía de qué se trataba”. 

En su hogar se duplicó el menaje. Se compraron cacerolas, sartenes y otros utensilios exclusivos para ella, para evitar la contaminación cruzada. “Mi comida no puede tocar nada que contenga esta proteína. La contaminación supone uno de los grandes riesgos para nosotros. Sobre todo, cuando sales a comer fuera de casa”.

Ella afirma que algunos establecimientos son muy conscientes de la enfermedad, pero que aún queda mucho por hacer. “Yo, si no lo veo claro, me llevo la comida de casa. No me puedo arriesgar porque estamos hablando de una enfermedad. Me gustaría que la hostelería se informara mejor de la celiaquía porque esto no es una intolerancia”. 

Al igual que ocurre con la lactosa, existe mucho gluten escondido en un montón de alimentos procesados y disponibles en los lineales de los supermercados. Aunque ella no se define como cocinillas, se defiende a los fogones ahora que comparte un piso con otras estudiantes. 

Hasta los 14 años llevó un riguroso seguimiento médico, ahora sólo se realiza un análisis al año. 

Entre los cereales, el maíz y el arroz no presentan gluten y son la base de las pastas, las galletas o la repostería que ingiere este grupo de población. Ahora se pueden conseguir en la gran mayoría de los supermercados. Pero presentan un pero: su precio. Son notablemente más caros. En esta enfermedad autoinmune no hay que tomar medicamentos, sólo evitar esta proteína, pero todo recae en quien la padece. «No recibimos ninguna ayuda por celíacos, todo lo pagamos nosotros».

Suscríbete aquí a nuestra nueva newsletter

Más en Barbastro