Esta semana se han cumplido 30 años exactos desde que se firmó el acta fundacional del CEDER Somontano. Acogiéndose a la política común, se creaban estas asociaciones para gestionar fondos europeos, con una peculiaridad que, a la larga, es la razón de su éxito. La cercanía al territorio. Su ubicación en el mismo lugar en donde se deben invertir esas ayudas para el desarrollo les facilita conocer el mejor destino.
Han pasado 30 años y el Somontano ha crecido en muchos aspectos. Ahora el CEDER afronta nuevos retos. Uno de los más importantes, que no se frene ese desarrollo por cuestiones como el relevo generacional. La Diputación Provincial también sabe que pocos pueden superar los conocimientos que el Centro de Desarrollo posee del territorio. Y por eso, hace tan solo una semana, se alió con ellos para luchar contra la falta de relevo generacional para lograr que el medio rural sobreviva.
Porque resulta obvio que este problema nos acecha y se va cobrando negocios. Ha pasado un año entre el cierre de Almacenes Artero y el del histórico establecimiento de Ferretería Gómez, que ahora se está vaciando. En medio, también Casa Pueyo, en la céntrica plaza del Mercado.
No suponen casos aislados, sino el síntoma de una realidad. La Diputación Provincial fijó en un 31 por ciento el número de los empresarios autónomos que trabajan en el medio rural que van a alcanzar la edad de jubilación en menos de cinco años.
Así que toda ayuda e idea para paliar estos datos debe ser bienvenida. Una vez más, el problema no consta de una sola cara. A la dificultad de encontrar quien tome el relevo en esos negocios, historia de nuestro territorio, se suma la consabida falta de vivienda. También el CEDER Somontano, junto a otras entidades, trabaja en esa línea. Ahora, más que nunca, se deben aunar esfuerzos, públicos y privados, para, por lo menos, frenar la sangría de cierres que están jalonando la historia de esta comarca.