La Cofradía del Santo Cristo y San Vicente Ferrer de Graus en Roma. En total, 71 personas están participando en esta peregrinación entre cuyas actividades destaca la audiencia que mantuvieron con el Santo Padre el pasado miércoles en Roma. La cofradía va acompañada por el obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, y el padre Julián Sepúlveda. A esta cita acudieron con una réplica en resina de su emblemático Santo Cristo que bendijo el papa Francisco. “Es una réplica exacta, explica el prior de la cofradía, Pepe Gairín, réplica encargada a una empresa zaragozana y ejecutada en Linares. Una amiga de la cofradía, María Jesús Costa, la ha pintado de forma desinteresada y Rosa Senz ha bordado el manto. La gente de Graus esta ilusionadísima”. Los de Graus se encontraron con Francisco un día antes de que el Santo Padre fuera hospitalizado. Francisco bendijo los cordonez, que los peregrinos le presentaron e intercambió unas palabras con don Ángel sobre la peregrinación grausina, el Santo Cristo… ¡y las longanizas!
No podemos olvidar que los cofrades se llevaron de Graus otra de sus señas de identidad: longaniza. En concreto 118 kilos de este famoso embutido que han donado-gracias al apoyo de varias empresas locales- a la Limosnería Apostólica del Vaticano, que realiza su actividad benéfica en favor de los más necesitados.
El acto de entrega de la longaniza contó además con la presencia del alumnado de 4.º de la ESO de Graus y Benabarre, en su viaje de estudios, quienes se encuentran de viaje de estudios por Italia. Así, los escolares han asistido a la donación de 118 kilos de longaniza a la Limosnería del Vaticano, que ha recibido por el cardenal Krajensky en nombre del Papa en presencia de Eva Fernández, corresponsal de COPE.
La talla del Santo Cristo
Se trata de la escultura original que portaba san Vicente Ferrer a su paso por Graus a excepción de un brazo. Se conserva en una capilla de la iglesia de San Miguel. Gairín declaró «Como dice nuestro obispo: “No sabemos lo que tenemos”.
En 1415, el fraile dominico Vicente Ferrer hizo su entrada en la Villa de Graus. Este hito transformaría para siempre la vida cotidiana de la localidad ribagorzana. A partir de entonces mostraron un fervor inusitado hacia la figura del después canonizado santo. Y, más concretamente, hacia el crucifijo que les fue entregado por él mismo tras su partida en señal de agradecimiento y bendición.
A raíz de dicha estancia y como muestra de la influencia de las palabras de San Vicente, se instituyó al poco una Cofradía de Penitentes cuya doble finalidad consistía en, por un lado, el cuidado y la devoción a la talla donada por el dominico y, por otro, la práctica de una vida piadosa y solidaria por parte de sus integrantes. Al paso del tiempo, la hermandad pasó a denominarse Cofradía de San Vicente o Cofradía del Santo Cristo y San Vicente Ferrer, como se conoce en la actualidad.
"La labor de la cofradía del Santo Cristo no se acaba en las fiestas"
