Alto Aragón

Marta Fresneda: «Muestro los escombros de nuestra sociedad, humanos y materiales»

Para conmemorar el Día de la Discapacidad, proponemos una cita: visitar «Retratos del otro» en el Museo Diocesano. La exposición enseña una serie de relieves de personas con anomalías físicas

Esta exposición de Marta Fresneda se podrá visitar después en el Alma Mater Museum de Zaragoza. Foto: S.E.
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
10 diciembre 2025

Marta Fresneda creó, gracias a la Beca Antón del museo del mismo nombre de Asturias, la obra Retratos del otro. Una exposición que se puede visitar en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón hasta el próximo 11 de enero. En ella, invita a la sociedad a no prejuzgar y a conocer otras realidades. 

¿Qué buscaba reflejar? 

En mi día a día me encuentro con personas con alguna característica física diferente. Y eso les hace sentirse todavía más vulnerables de lo que en sí es el ser humano. Esta obra nace de la impotencia de ver como esas personas, simplemente por tener algo raro (para los cánones de belleza actuales), son totalmente apartados de la sociedad.

¿Por qué cree que sucede?

En la actual sociedad ignoramos lo que le sucede al otro. Y eso nos crea mucho más rechazo. Cuando estas personas te explican el porqué, lo entiendes. No son raros, simplemente cuentan con una característica diferente a mí. 

A raíz de allí nace el proyecto: con la intención no solo de crear obras y dar visibilidad, sino también para entender qué les ocurre a estas personas y así aceptarlas. Porque creo que no se sienten mal por ellas mismas, sino por la reacción de la sociedad.

¿Cómo seleccionó las anomalías?

A los protagonistas de la obra los he ido conociendo a lo largo de mi vida o son viejos amigos. Pero, sobre todo, usuarios de la Fundación Juan Bolan de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, quienes trabajan con personas con discapacidad. Ellos me han cedido el derecho de reproducción de algunos de sus menores tutelados. 

He ido dejándome llevar y viendo lo que me encontraba en el día a día. Miramos poco a nuestro alrededor, pero si lo hiciéramos, encontraríamos a muchas personas con anomalías. Por eso este proyecto, para hacernos ver a las personas que no tenemos este tipo de anomalías una visión diferente de esa parte de la sociedad. 

Además, ha creado la obra con materiales reciclados.

Sí, la cultura del descarte que viene a reflexionar sobre qué estamos haciendo con la humanidad y con todo lo que nos rodea. Es decir, qué está pasando en el mundo, no solo por la crisis climática, sino también por la crisis humanitaria.

Quise darles una segunda oportunidad a esos materiales. La exposición refleja también eso: los escombros de la sociedad (tanto materiales como humanos). Les quería dar una segunda belleza, igual que a los protagonistas, aunque ya hayan sido juzgadas. Y con más sentido en este año de la esperanza.

También busca reflexionar sobre otros aspectos.

La medicina ha avanzando mucho y nos ayuda a conocer estos síndromes y a ofrecerles una mayor calidad de vida. Por ejemplo, ahora mismo nacen menos personas con Síndrome de Down y no porque no se diagnostiquen menos, sino porque no llegan a nacer. No te digo que tengas que dar a luz a un hijo con este síndrome, pero sí te pregunto por qué no. ¿Qué te lleva a pensar que esta persona no puede tener calidad de vida? Más cuando se trata de una condición tan conocida como el Down. También invito a reflexionar sobre los recursos económicos con los que cuentan para vivir dignamente. 

Y habla de la posada.

Hablo de vivir en comunidad, uno de los grandes valores que se han perdido actualmente. Antiguamente, todos querían y protegían a estas personas y formaban parte de la comunidad. Pero ahora ya no se vive en comunión. Es una llamada de quien busca posada. Ahora llegan las Navidades y todos nos conmovemos con la historia de Jesús, pero ¿quién ofrece posada? Muchos de nuestro alrededor la buscan y no se la damos. No posada física como tal (que también), sino de entre nosotros mismos. 

Ha realizado talleres con niños, ¿qué opinan ellos?

Los adultos comentan que se trata de una exposición «dura». Yo les respondo que se trata del día a día, pero que no nos paramos a observar. Sí, es dura, pero existe. 

Sin embargo, a los niños les resulta llamativa porque observan los rostros diferentes y conocen a la persona que existe detrás. Siempre se encuentran dispuestos a aprender y a descubrir más sobre ellos. Y cuentan con la curiosidad que se pierde en la adultez, así como con mucha aceptación entre ellos mismos. Sin embargo, a los adultos nos nace el sentimiento de misericordia o tristeza. Por este motivo todos los retratos visten de manera señorial. Porque no quería que la gente se fuera con un sentimiento de pena, sino mostrarles su esencia de ser humano.

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