Algunos conceptos, por repetición, se acaban convirtiendo en lugares comunes que corren el riesgo de perder significado e importancia. Bajo la expresión ‘la unión hace la fuerza’, a veces buceamos en la teoría y seguimos a lo nuestro, en una tendencia al individualismo que asusta. Estas fechas en las que re-unirnos resulta ineludible merecen un buen momento para la reflexión, como la que realizan, en este número, el colectivo de las cooperativas y el obispo de nuestra diócesis.

En la entrega de la Almendra de Oro a Gas Barbastro la semana pasada, se manifestó que España congrega un elevado número de cooperativas, pero muy bajo en comparación con Europa. Otra diferencia, el tamaño, muy muy pequeño en nuestro país. Y aunque quienes se encuentran al frente de estas sociedades cooperativas son conscientes de que la fusión entre ellas les garantizará un mejor futuro, las fuerzas individualistas pesan más y dibujan esa realidad de muchos y pequeños.

Muchos y pequeños son también los pueblos de nuestra diócesis. Así que Barbastro-Monzón, con el obispo Ángel Pérez a la cabeza (que cumple diez años al frente de esta diócesis), emprendió una reestructuración cuyo objetivo, al final, pasa por unir fuerzas para compartir esfuerzos y llegar a todos los rincones. “Que nadie se pierda”, expresa don Ángel con firmeza.

Así que no queda más que recomendar que sepamos alzar la mirada, dejar de fijarnos solo en el interés personal y busquemos las sinergias necesarias para que nuestra vida y la de nuestros vecinos sean la fuerza para emprender un nuevo año. 2025 se encuentra a la vuelta de la esquina y, sin duda, aplicar la unión servirá para que, juntos, se cumplan más fácilmente nuestros objetivos, como individuos y como sociedad.