La Tercera División ha consumido la primera parte del campeonato. 16 jornadas (ya son 17 con la que se jugó el domingo) que han colocado al Cuarte como campeón de invierno y que han dejado al Biescas, por contra, con un pie y medio en Regional Preferente. Entre medio de ambos todavía queda mucha tela que cortar. Y, por supuesto, veremos si alguno osa quitarle el liderato de las manos a los verderoles. En todo este alboroto, el Barbastro se encuentra con un ojo mirando al precipicio.

Ha sido un primer tramo de luces y sombras. De rachas muy positivas pero también de excesivas dudas. El Barbastro no ha acabado de encontrar esa regularidad que se presuponía en agosto cuando se confeccionó el ambicioso proyecto. Aunque sí que se han producido momentos para la ilusión, siempre se ha acabado por chocar de frente con la realidad. Cuando parecía que se podía prolongar la alegría una semana más, el equipo gripaba y volvía a tropezar.

El bagaje de la primera vuelta es de 6 victorias, 4 empates y 6 derrotas. 22 puntos en 16 partidos. Y hay que contar con la derrota por la mínima del primer compromiso de la segunda vuelta frente al Robres. En cualquier caso, ha sido un primer tramo de luces y sombras.

Dos derrotas (Robres y Santa Anastasia) abrieron el curso. Después, tres semanas consecutivas ganando catapultaron las esperanzadas (Belchite, Illueca y Calamocha). Quién iba a pensar que éste último partido traería tanta cola. Desde entonces, con una denuncia de los calamochinos de por medio por supuesta alineación indebida, el Barbastro pinchó el globo de la ilusión. Ahí arrancó una pésima y dolorosa dinámica de tres derrotas consecutivas. Se cayó en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza pese a empezar ganando en el minuto 2, se perdió en casa ante el Cariñena y se hizo lo propio en el derbi frente al Monzón.

Y el equipo empezó a enderezar el rumbo. Aunque los empates de Borja y Giner Torrero mosquearon a la afición, antes se había logrado otro punto ante uno de los conjuntos llamados a estar arriba (y que ahora mismo es tercero, el Utebo). El Barbastro empezó a competir de verdad y sacó victorias de debajo de las piedras. Ganó en La Huerta de Épila, derrotó al colista Biescas en casa por la mínima y asaltó Los Rosales de Caspe en un partido con un festival de goles (2-3).

De esta manera, siempre que ha ganado lo ha hecho en rachas de tres en tres (Belchite, Illueca, Calamocha y Épila, Biescas, Caspe).

Llegó el derbi en Binéfar el día de Reyes y se sumó un punto que bien pudo ser ninguno porque el partido se puso feo con la expulsión de Salcedo. El Barbastro reaccionó y acabó sumando fuera de casa. Siempre es positivo. Con ello se clausuró la primera vuelta. Al igual que sucedió en la ida, el domingo, el Robres se llevó el gato al agua.

11 puntos ante los equipos de abajo, pero también frente a los de arriba

Como curiosidad, los datos muestras que el Barbastro ha cosechado los mismos puntos (11) ante los equipos que están por encima y por abajo. Es decir, ha sumado 11 unidades en sus duelos frente a Biescas, Belchite, Giner, Borja, Calamocha y Cariñena. Pero también ha sumado la misma cantidad de puntos ante el Monzón, Santa Anastasia, Robres, Épila, Deportivo Aragón, Binéfar, Caspe, Utebo, Illueca y Cuarte.

Atrás queda ya una primera parte del campeonato irregular. Habrá que ver si este domingo ante el Santa Anastasia las luces iluminan el camino del Barbastro. Hay que dejar atrás las sombras.