Una madre puso con todo cariño sobre la mesa una pequeña caja envuelta con todo esmero. Era el regalo de cumpleaños de su hija. Cuando llegó el momento de abrirlo, la niña, con impaciencia, descubrió que la caja estaba vacía. Desilusionada y molesta, se la lanzó a su madre a la cara, sin dejar que ella pudiera explicarse. Solo mucho más tarde, cuando ya era demasiado tarde, la joven descubriría el verdadero contenido del regalo: su madre había llenado aquella cajita de besos, de amor puro y silencioso. La encontró tiempo después, al morir su madre, guardada entre su ropa. Desde entonces, cada noche, antes de dormir, la abría con ternura para recibir ese beso invisible, que no supo valorar en su momento.
Como aquella cajita, la familia es muchas veces un regalo que no sabemos apreciar a tiempo. Nos acostumbramos a su presencia, a sus gestos cotidianos, a ese amor incondicional que parece estar siempre ahí. Pero solo cuando la vida nos lo arrebata o nos pone a prueba, descubrimos cuánto significaba, cuánto bien nos hacía.
En la familia se guarda lo más valioso: ese amor que nos hace crecer, que nos forma y transforma, que da sentido a la existencia. La familia es ese microclima de afecto donde aprendemos a amar y a ser amados, donde se forjan los valores que nos hacen verdaderamente personas. Es escuela de humanidad, cuna de la fe, taller donde se modela el corazón. En un mundo que a menudo banaliza lo esencial y exalta lo superficial, la familia sigue siendo el terreno más fértil para la vida auténtica y para el encuentro con Dios.
En mayo evocamos con ternura a nuestra Madre, la Virgen María. Como María, hemos sido enviados a llevar a Jesús a los demás desde la sencillez del hogar y en las obras de cada día. Que nunca nos falten esas cajitas invisibles donde guardamos los besos de quienes amamos. Y que cada uno de nosotros, desde su vocación y realidad, sea también una cajita viva, llena del amor de Dios, para compartirlo con el mundo, para sembrar ternura allí donde haya dolor, para irradiar luz allí donde haya oscuridad.