Barbastro

Un recorrido por la Navidad en Barbastro

Más allá de los belenes, en Barbastro se puede descubrir la Navidad a través de las escenas que alberga el Museo Diocesano, la Catedral o el Convento de las Capuchinas

Ángel Noguero explicando los detalles de las tablas del retablo de Jaime Ferrer I. FOTO: R. Zamora
Ruth Zamora
28 diciembre 2022

Una de las actividades más tradicionales para vivir la Navidad es visitar los belenes que inundan nuestro territorio. En Barbastro, tenemos dos, abiertos hasta el próximo 8 de enero: uno en la iglesia de los Escolapios y el otro en la calle Santa Teresa de Jornet.

Hay otros que conforman la Ruta del Belén. Pero las escenas navideñas van más allá y por eso queremos invitarles a visitar lugares como el Museo Diocesano Barbastro-Monzón, la Catedral o el Convento de las Capuchinas, para descubrir verdaderas obras de arte.

En el Museo Diocesano

Una excelente propuesta para estas Navidades es la visita al Museo Diocesano Barbastro-Monzón. Es un referente en el gótico internacional y, de hecho, conservan algún retablo que sirve de perfecto ejemplo.

Ángel Noguero, director del museo, se detiene en una de las obras: las Tablas del Nacimiento y Epifanía, Ascensión y Pentecostés, de Jaime Ferrer I.

«Es de la primera etapa del gótico internacional, que se prolongó entre la década de 1390 hasta la de 1430», indica. Como características, el uso del pan de oro y el inicio de la perspectiva matemática, que hace que las figuras del primer plano sean mayores que las lejanas.

«Tiene influencia flamenca –añade–, que se ve en los zuecos que llevan en Holanda» y que lucen en una de las imágenes.  Noguero también destaca otras características de este gótico, como el uso inicial en los fondos de edificios.

La subdirectora del museo, María Puértolas, también destaca esta particularidad del gótico en otras piezas. Por ejemplo, en el retablo de la Virgen de Oto, atribuido a Blasco de Grañén. «Es un gran pintor del gótico internacional», subraya Puértolas.

Retablo de la Virgen de Oto. FOTO: R. Zamora

Además, destaca que las escenas del Nacimiento y la Adoración de los Magos se centran en lo anecdótico, otro de los rasgos de este estilo. Así, el Niño fajado recibe el aliento de la mula para darle calor y San José se calienta las manos en el brasero.

También destaca la suntuosidad de la capa de armiño de la Virgen y la diferenciación entre el nimbo de esta (circular) y el San José (poligonal), colocando a uno y a otro en el Nuevo y Antiguo Testamento, respectivamente.

Ya de estilo renacentista, el Museo Diocesano alberga un retablo de la Virgen de la iglesia de Caserras, atribuido al maestro de Javierre. Un temple sobre tabla del siglo XVI con escenas muy ligadas al Nacimiento de Cristo: la Virgen con el niño, San Juan Bautista y ángeles alrededor. El retablo también incluye escenas de la Adoración de los Reyes, de la Anunciación y del Nacimiento. 

Por otro lado, en la colección del Museo cabe destacar las dos tablas conservadas del retablo de la ermita románica de Chalamera. También de estilo renacentista, en el que destaca la forma de trabajar los fondos arquitéctónicos en medio ruina y las figuras monumentales. «Sobresale la sencillez; estamos lejos de las escenas góticas, con dorados y vestimentas sofisticadas; aquí es más humilde», indica Puértolas. 

Un último punto para detenerse en Navidades son las pinturas sobre cobre; dos pertenecen al Museo, las otras dos al convento de las Capuchinas. «Se adscriben al taller de Rubens, con esa pincelada suelta, empastada y la composición. Tienen mucha calidad», indica la subdirectora del Museo. 

Convento de las Capuchinas

Precisamente el convento de las Capuchinas es otro de los puntos recomendables para visitar estas Navidades. Destaca, en primer lugar, su fantástica colección de imágenes del niño Jesús, que las hermanas cuidan y mantienen.

En 2012 se amplió interesantemente con las imágenes llegadas desde Castellón con las nuevas hermanas de la congregación. Son muy conocidas algunas piezas, como ‘Ricardito’ y ‘Pepito’, que pertenecieron a las hermanas del general Ricardos.

La colección también incluye Niños pasionarios, de cuna, un Niño Jesús de Praga y limosneros. Estos se caracterizan por que van dentro de una urna para transportarlos y que cuentan con una hucha, los Niños se llevaban por las casas para recaudar dinero destinado a sufragar los gastos del monasterio.

Por otra parte, en el convento destaca el Niño de cuna, un tipo iconográfico más humanizado. Desde finales del siglo XVIII existe una gran demanda de estos para las casas, con auge de las piezas de barro y escayola, con los brazos abiertos bendiciendo y los ojos de vidrio.

Muchas de las piezas que conserva el convento son donaciones como la del ‘Niño de Belén’, llamado ‘el milagroso’ porque apareció en las puertas del convento «desnudo y sin saber quién lo dejó», como ocurría a menudo con niños reales.


Niños Jesús en las Capuchinas. FOTO: S.E.

En la Catedral

La última parada la hacemos en la Catedral de Barbastro, donde se encuentran varias escenas dedicadas a la época navideña. Destacan las casas laterales del retablo mayor. Hay varias escenas de la vida de la Virgen y de la infancia de Cristo. A la derecha, en el primer piso, se observa la Adoración de los pastores y a la izquierda, la Adoración de los Reyes.

Además, no hay que dejar de visitar la capilla de los Santos Reyes o del Bautismo. Ahí se conserva una tabla policromada de gran formato donde se representa la Epifanía. Se trata de un óleo sobre tabla, de finales del siglo XVI, obra del taller de Roland de Mois, artista flamenco afincado en Zaragoza a mediados de ese siglo.

Por último, se conserva otra Epifanía en la capilla del Ángel Custodio. Se trata de una escena lateral del ábside, procedente de la iglesia de San Vicente de Vio. A la derecha del Pantocrátor, se aprecian restos con escenas de la Virgen con el Niño y dos de los Reyes. Se trata de una pintura mural del último tercio del siglo XIII, que llegó a la Catedral en 1976.

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