Llegados a fin de año y coincidiendo con el casi ecuador de la temporada para la UD Barbastro, es tiempo, aunque sea de manera parcial, de hacer un pequeño balance del novedoso proyecto. 

En el capítulo deportivo, sino desilusionante, la trayectoria la calificaría como relativamente decepcionante pese a los brotes verdes que se observan en estos cuatro últimos partidos, con tres victorias y una derrota contra el líder con sabor a  victoria. Aunque esto no es óbice para pensar que un 40% de derrotas, 6 en 15 partidos, no es el mejor bagaje para un equipo formado para tener una cierta tranquilidad en la clasificación. 

Titulo esta columna como Un comienzo lógico pues pese a lo expresado anteriormente, entiendo que un equipo con muchas caras nuevas necesita un periodo de adaptación al método de trabajo del nuevo entrenador. Todo esto en una categoría tan complicada por lo igualada en la que ningún equipo regala nada, como demuestra el colista Biescas en cada jornada.

Creo en el trabajo de nuestro entrenador y estoy convencido que vamos a mejorar en esta inminente segunda vuelta, aunque entiendo que sería bueno reforzar tanto la media como la delantera, máxime en una categoría que podría haber más descensos de los previstos.

En otro orden de cosas, el club sigue dando pasos importantes para seguir en esa mejora que ya iniciaron otras directivas, encaminados a devolver esa buena imagen que tuvo durante la mayor parte de sus historia. 

No me gustaría despedirme sin tener un especial recuerdo para el gran Cosme Arcas, que ha sido uno de los grandes fichajes y activos del club en la última década. También recordar a Lucas Fumanal, un chaval que con 17 años se tiró a un pozo para sacar de él al Barbastro en aquella famosa temporada que identificamos como “la de Tardienta”. ¡Gracias y suerte para los dos!