Alto Aragón

Tradiciones centenarias

Aínsa, Monzón y Graus son tres ejemplos de localidades con una gran tradición ferial, organizando citas que se remontan cientos de años atrás

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Tradicional reparto de candelas y caretas en Barbastro. Foto: Ascen Lardiés
Pablo Alvira Fuertes Alvira Fuertes
31 enero 2022

Las ferias artesanales constituyen un importante atractivo cultural para la provincia. Muchas de ellas tienen una tradición centenaria. Cumplen con una función identitaria, reactivan la actividad económica local, ejercen de nexo en las relaciones sociales y avivan las oportunidades de negocio para los comerciantes del territorio. Aínsa, la villa medieval por excelencia, tiene una plaza Mayor idónea para estos certámenes. De hecho, su forma es propicia para organizar ferias como La Ferieta, La Follarasca, la Expo-Feria de Sobrarbe y la de Cerveza Artesana. La ciudad de Monzón lleva años reinventándose y adaptándose a la demanda.

Desde la Feria del Libro Aragonés y Arteria hasta la Feria de Artes y Oficios Tradicionales y Replega. Ese afán de innovación ha llevado a los montisonenses a presentar esta semana una nueva cita ferial, en este caso musical: Gramola. Por último, Graus también tiene una gran tradición ferial a sus espaldas. Las más recientes muy relacionadas con la gastronomía, como la Fiesta de la Longaniza y la Feria de la Trufa, pero las más antiguas se han diversificado aglutinando productos agroalimentarios, artesanía y ganadería. 

«La fisonomía de la plaza Mayor está diseñada para hacer ferias»

La Ferieta de Aínsa está a la vuelta de la esquina.  El primer domingo de febrero cada año se celebra esta tradicional feria, que se remonta al siglo XI. “En nuestra localidad son históricas. El rey de Aragón concedió un privilegio para poder realizar ferias en Aínsa. La fisonomía de la plaza Mayor, de hecho, está concretamente diseñada para  hacer ferias”, indica Enrique Pueyo. En su día, estaba muy ligada a la ganadería y agricultura y actualmente mantiene “el ADN unido a los productos de la zona y kilómetro cero. Para nosotros es muy importante difundir en este tipo de certámenes los productos que se hacen aquí”.

Participan más de 100 puestos artesanos, en los que prima el sector agroalimentario,  y comienza con el encendido de una hoguera en la plaza. En La Ferieta se puede degustar desde trufa y cordero hasta latón de La Fueva y ternera pirenaica. “Las ferias dan dinamismo a los fines de semana. Viene gente de la provincia  que compra en tiendas, come en restaurantes o pernocta en los hoteles. Generamos una actividad extraordinaria de lo que sería un fin de semana normal”, señala.

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Enrique Pueyo, alcalde de Aínsa-Sobrarbe

Y es que la actividad económica que mueven estas ferias es “fundamental”. Subraya la importancia de los ganaderos y agrícolas en este tipo de ferias ya que son los que la mueven y su implicación es muy importante. “Tenemos muy buenas expectativas puestas este año en La Ferieta, a lo mejor no es el éxito que tuvo en 2019 o en 2020 pero esperamos un alto nivel tanto de espectadores como de expositores”, concluye. 

«Para nosotros la innovación en las ferias es muy importante»

Si alguien sabe reinventarse en ferias es Monzón. La Feria del Libro Aragonés, Arteria, la Feria de Tradiciones, entre otras, y la más reciente: Gramola. “Lo que tenemos claro es la importancia de las ferias para la comarca. Trascienden más allá de Monzón. Se hacen más grandes y fuertes en todo lo que las rodea; comercios, hostelería y turismo”, reconoce Miguel Hernández. En ese sentido, la renovación de lo que se expone en estas ferias es una constante en la capital mediocinqueña.

“La filosofía que tenemos es siempre innovar y trabajar en las ferias que ya están para atraer nuevo público. Para nosotros la innovación es muy importante. Siempre he pensado que debemos tener adaptabilidad al medio y ver las demandas”, indica. El concejal destaca el “espectacular” eje oriental Barbastro-Monzón-Binéfar “que aglutina gran parte de la población y de la riqueza cultural” para promover movimiento económico a través de estos certámenes.

Miguel Hernández, concejal Ferias Monzón
Miguel Hernández, concejal Ferias Monzón. Foto: S.E.

“Siempre intentamos estar pendientes y evolucionar, desarrollar y tener proyectos en la recámara. Algunas veces sale bien y otras no tan bien pero lo que intentamos es que no se quede en el pasado”, añade Hernández. Subraya la necesidad de abrir horizontes y presentar nuevos temas para que siga habiendo atractivo. Por último, augura un futuro esperanzador para las ferias: “No dejan de ser actos sociales en los que ves animales, compruebas productos o miras entre los vinilos. Eso no te lo da internet. Es difícil palpar las hojas de un libro o hablar de tú a tú con un escritor”.

«Tienen un impacto económico muy fuerte»

Graus es, desde hace cientos de años, un importante centro mercantil y en él tienen lugar varias ferias a lo largo del año, algunas de ellas se remontan a época medieval. Gemma Betorz apunta al “fuerte impulso” que tienen para la actividad comercial. “Los días que tienen lugar las ferias se multiplican. Tienen un efecto económico muy amplio en el comercio local. A nivel social es importantísimo. Son días señalados para todos los vecinos de Graus y de la comarca de la Ribagorza”, explica.

La feria más antigua que se celebra en Graus es la de San Miguel, que data de 1201. Durante siglos fue una feria agrícola y ganadera que con la llegada de la maquinaria sufrió un retroceso, aunque no perdió su carácter comercial. “Principalmente era donde se compraba y vendía el ganado. Ahora es más una exhibición de animales donde se pueden observar diferentes tipos y donde hay espectáculos con animales. Así toma su nombre como Feria Caballar de San Miguel”, indica.

Gemma Betorz, alcaldesa de Graus. Foto: S.E.

Estas citas son motores de desarrollo para el municipio. Así se ha visto en apuestas como la Feria de la Trufa o el Mercado de artesanía y Fiesta de la Longaniza. Un modelo de promocionar productos locales grausinos que da sus frutos. Por último, mencionar la feria de Santa Lucía, que pone punto y final al calendario ferial de la villa que arranca en mayo. Esta feria se viene desarrollando desde 1628. Las calles más céntricas de Graus acogen puestos de, principalmente, ropa, menaje de hogar, animales domésticos, alimentación, objetos de artesanía.

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