Ojeo con curiosidad la página web del ayuntamiento de San Lorenzo de la Parrilla, en la provincia de Cuenca. De este municipio, ahora con poco más de 1.000 habitantes, salió Manuel Gómez López. El militar recaló en Barbastro donde se casó y abrió Ferretería Gómez en 1860. El sábado 28 de junio de 2025, su descendiente, Enrique Gómez Pena, se jubiló y puso fin a cinco generaciones de dedicación al pequeño comercio. “A veces me pregunto por qué no le tocó a mi padre esta decisión… no le tocó porque estaba yo, ¡claro!”. No esconde, ni disimula, el agudo pesar y la enorme tristeza de cerrar el negocio. Ferretería Gómez, al igual que los otros comercios centenarios, no se pueden reducir a una mera compra-venta. Con 165 años de historia simboliza toda una institución en Barbastro.
Cambio de vida
Sin embargo, y a pesar de la “mala noticia del cierre”, Gómez reconoce que en estas dos semanas el ritmo del cuerpo, y de la vida, ha cambiado para bien. Por la mañana, pasea con sus perros sin fijarse en el reloj y no necesita desplazarse en bicicleta o en moto “porque no siento las prisas de ir a trabajar”, confiesa. “Algunas personas se extrañan de verme caminar, pero ya no necesito ganar ese tiempo. Comencé en la tienda en cuanto acabé la mili y ahora me voy después de haber cumplido los 68. Mi cuerpo se cansa y tengo claro que era el momento”.
El cierre ha supuesto un duelo. No sólo para él, sino también para sus hijos y toda la extensa familia con apellidos muy conocidos y vinculados a Barbastro. “A todos nos entristece, pero había llegado el momento”. De hecho, comenta que sus hijos llevaban una temporada insistiendo y animándole para que se retirara. “Yo lo veo claro, el servicio de cerrajería me gusta muchísimo y lo he disfrutado. Pero ahora, cuando sonaba el teléfono… ya no atendía con la misma disposición”. El silencio del teléfono encarna el gran cambio que ha dado su vida. “El fin de semana recibo sólo dos llamadas y son de mis hijos. Antes no paraba ¡y no por la cerrajería! sino por personas que, a cualquier hora o día, te llamaban para preguntar por precios, herramientas… no te lo puedes ni imaginar”.
Iniciada por Enrique Gómez López siguieron Manuel Gómez Lafarga, José Gómez Gravisaco y Manuel Gómez Padrós
En los últimos días, la ferretería se convirtió en un reguero incesante de amigos y clientes quienes querían despedirse en persona. Algunos pedían fotos, otros ofrecían un sincero abrazo y todos dejaban traslucir la sensación de orfandad por el cierre. También los vecinos, esto es, los comercios más cercanos les han manifestado su cariño.
La falta de relevo generacional ha propiciado el cierre. Pero el último propietario no oculta que si alguno de sus hijos hubiera decidido continuar su jubilación no sería tan placentera. “Habría sido una sensación agridulce. Feliz por continuar ya que cinco generaciones pesan mucho. Y, a la vez, preocupación por la marcha del negocio ya que veo el futuro del pequeño comercio muy oscuro”. Alude, sobre todo, a la competencia de internet. Por otro lado, no niega que, tarde o temprano, se hubieran tenido que mudar de esos locales debido al deterioro general del inmueble.
En estos últimos años de andadura como anécdotas destacan el uso del teléfono móvil. A veces, al cliente le resulta muy complicado explicar qué necesita. Así que si antes les invitaban a que dibujaran el objeto, ahora lo muestran en la pantalla del móvil. En estos años, también pusieron en marcha una tienda online. “Y vendíamos un montón. Aún nos acordamos del éxito que tuvo el cocodrilo. Un artilugio para cascar frutos secos y del que recibíamos pedidos cada día porque nos habían indexado los primeros. En otra ocasión el Ayuntamiento de Valdezcaray, La Rioja, nos compró 100 mesas plegables. Nos sorprendió tanto que llamamos para verificar el pedido y respondieron que sí, que ofrecíamos buen precio”.
A pesar de que el negocio en internet funcionaba, optó por dejarlo debido a la dedicación que requería. “No se puede estar en dos cosas a la vez. Internet, para que vaya bien, exige mucho tiempo y nosotros no lo teníamos”.
Sigue el negocio
El nombre de Ferretería Gómez desaparece de la vida comercial, pero el servicio continuará en las instalaciones de Ernesto Cancer.
La empresa de material de construcción y decoración ha adquirido todo el material almacenado, ya que Gómez decidió no hacer liquidación. Además, Cancer incorpora también a la plantilla. Así Carlos Martín, tras 28 años en Gómez, seguirá atendiendo a los clientes. “Supone una enorme satisfacción que Cancer se lo quede todo porque es una persona muy cercana y también se hace cargo de los empleados”.