Barbastro

Carolina García: «Todos deberíamos hacer muchos más ejercicios cognitivos»

La facultativa especialista en neurología en el Hospital de Barbastro, Carolina García, impartió una charla en las XIV Jornadas de Alzheimer y otras demencias titulada ‘Demencias y deterioro cognitivo en enfermedades neurológicas’

Carolina García
Carolina García en su consultorio en el Hospital de Barbastro. FOTO: C.Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
17 mayo 2023

La sociedad vive inmersa en una rutina diaria en la que, a veces, dejamos poco espacio para el cuidado cognitivo. Actividades diarias como pasear, leer o escribir pueden mantener nuestro cerebro activo y así, prevenir posibles enfermedades neurológicas. Hablamos con Carolina García sobre ello.

Existen más enfermedades neurológicas, además del Alzheimer. 

Por ejemplo, el Parkinson puede causar demencia, sobre todo cuando llevan muchos años enfermos. O la esclerosis múltiple, que influye en la atención. También la hidrocefalia, aunque menos conocida, causa un deterioro de la capacidad intelectual relativamente rápido. Por otro lado, en algunos pacientes con problemas de riñón o hígado, los tóxicos del cuerpo se acumulan y eso puede disminuir la atención o la memoria.

Las hormonas tiroideas también afectan, sobre todo cuando se produce una descompensación muy rápida. Así como la desnutrición. Los ancianos que viven solos tienden a comer mal y se desnutren sin darnos cuenta. Eso acarrea la carencia de algunas vitaminas como la B12, fundamental para el sistema nervioso, con la posibilidad de que aparezca algún cuadro agudo de demencia.

Asimismo, encontramos otras demencias más atípicas, como la priónica, popularmente conocida como la enfermedad de las vacas locas, o las de naturaleza autoinmune en las que alguna sustancia propia de nuestro cuerpo nos ataca y produce un deterioro cognitivo. Además, muchas veces estas demencias están asociadas a una patología tumoral. 

¿Cómo evitarlas?

El Alzheimer presenta un componente genético de hasta el 5%, tampoco es tanto. Así que la causa principal reside en la edad. También existen otros factores de riesgos modificables, como mantener una rutina cognitiva. Es decir, realizar actividades para el cuidado del cerebro fuera de nuestras actividades y hábitos diarios. 

Muchas personas cuando se jubilan no ejercitan el cerebro intelectualmente. Entonces hay que animar a la población a que realice una rutina o rehabilitación cerebral diaria. 

¿Cómo pueden hacerla?

Lo ideal en personas sanas consiste en una lectura diaria, con algo de escritura e incluso con algún tipo de cuadernos para trabajar la memoria. Muchos piensan que es para ancianos cuando, en realidad,debemos prevenir desde el minuto uno. 

La edad influye mucho. 

A medida que envejecemos, adquirimos una mayor lentificación y dificultad para retener, por ley de vida. Por lo que, si somos conscientes de que algo nos cuesta más y no hacemos un mantenimiento, damos leña a que quizás, en un futuro, esa situación se convierta en una enfermedad. 

Aquí entra la Asociación Alzheimer Barbastro y Somontano.

Realizan una labor fundamental. La gente cree que allí sólo acuden los que sufren la enfermedad. Muchos de  los que van están sanos y asisten para mantener el cerebro activo. 

Por lo que la asociación adquiere un papel doble. Por un lado, ayudan a que el cuidador de las personas enfermas pueda descansar y por el otro, ayudan a detectar en la gente que no presenta síntomas algún dato de alarma. Por lo que ahora hemos pactado que esas personas se deriven directamente al servicio de neurología del Hospital.

Considero que la Asociación de Alzheimer debería dotarse de más dinero y su centro, de más espacio. Las instalaciones son una maravilla y cuentan con mucho personal, dos de ellos terapeutas ocupacionales. Una situación que llama la atención porque en Barbastro, en la seguridad social, no existe la terapia ocupacional. Algo vergonzoso. La asociación vive de las subvenciones y de lo que puede, y la terapia no farmacológica adquiere mucha importancia.

La alimentación influye. 

Y mucho. También la tensión mal controlada, que suele producirse por una mala dieta con exceso de sal o grasas. Así como el colesterol alto, el tabaquismo, el alcohol… 

Todos forman parte de los factores modificables para poder prevenir o evitar que la enfermedad se pueda desarrollar. La alimentación sana con muchas verduras para fomentar la vitamina B12, el ácido fólico. Y, por último, el deporte, porque la inmovilidad también afecta, igual que el trastorno anímico.

¿Estos consejos sirven también para los profesionales en activo?

Sí. Cumplimos con nuestras obligaciones, trabajo o estudio, pero al tratarse de obligaciones, el cerebro se acostumbra y no le supone un esfuerzo, se trata de su rutina. Una vez que acabamos las obligaciones, ya nos ponemos con la tele o con el móvil, y eso causa que cada vez tengamos menos recursos. Incluso se está notando que la gente escribe peor porque utilizamos siglas y acortamos las palabras. Estas acciones empobrecen la cognición. Por lo que todos deberíamos realizar algo más de lo que hacemos.

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