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Testimonios ucranianos: «Tengo mucha ansiedad y paso noches en vela»

Ansiedad, agobio, estrés y malestar son los sentimientos de cuatro ucranianos que viven la invasión rusa a su país natal desde Barbastro y Monzón

Pancartas-y-banderas. Manifestación Monzón
Manifestación contra la guerra en Ucrania en Monzón. Foto: Carlos Marco
Pablo Alvira Fuertes Alvira Fuertes
07 marzo 2022

La incertidumbre y tensión con la que el mundo entero vive la invasión rusa a Ucrania es todavía más intensa para aquellos ucranianos que están fuera de su país. Elena, Alex, Slavik y Nina viven en Barbastro y Monzón, y todos los días intentan contactar con los familiares que tienen en Ucrania. La suerte de algunos es que viven en pueblos pequeños y están fuera de los objetivos de Putin. Sin embargo, la preocupación aumenta cuando residen cerca de ciudades grandes. Lo sienten con mucha ansiedad y son conscientes de que es un conflicto que empezó hace ocho años. 

Por otro lado, compaginar el trabajo y su día a día con el conflicto en su país natal cuesta mucho. Reconocen que no pueden dormir por las noches y sufren mucho porque temen que nadie les coja el teléfono la mañana siguiente. No esperaban llegar hasta este punto porque “es inhumano hacer esto”. Afortunadamente, son muchas las muestras de apoyo que están recibiendo, aunque reconocen que cualquier ayuda es bien recibida y confían en que, por lo menos, cesen los ataques a la población civil. 

«Solo quiero escuchar la voz de mi familia para saber que están vivos»

Elena Nazarets lleva seis años en España, pero vive en Barbastro desde hace solo tres. Asegura que le encantan los alrededores del Somontano como Aínsa o Torreciudad. Toda su familia está en Ucrania y cada día contacta con ellos. “Como mínimo hablamos una vez al día. Lo único que quiero es escuchar sus voces para saber que están vivos”, señala.

Sus padres están en Novaki, a unos cientos de kilómetros de Kiev, pero su hermana vive en Bucha, a 50 de la capital ucraniana. “No hay día que no bajen a los sótanos. Dos o tres veces al día. Ahí tienen almohadas, algo de comida y agua para sobrevivir”, explica refiriéndose a cómo se protegen de los bombardeos rusos. «Tiene una hija de once años y cuesta explicarle lo que sucede», añade.

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Elena Nazarets con una blusa típica ucraniana. Foto: P.A.F.

Sobre si han tenido o tienen la posibilidad de escapar del país, Elena asegura que no quieren. «No pueden pero tampoco quieren. Mi hermano dice que no puede dejar su país, ni su casa, ni su familia. Les ofrecí venir a España pero no quisieron», explica. Indica que su madre tampoco quiere dejar la casa de su pueblo. «Tiene ahí su huerto y sus animales. No entiende que la vida es lo principal. Me dice que son fuertes y sobrevivirán», cuenta.

Para Elena es complicado compaginar su día a día en Barbastro pensando en lo que le pueda pasar a su familia. “Por suerte me dedico a cuidar a una señora mayor y ella me muestra mucho su apoyo. Me lo hace más fácil”, expresa. Se pregunta qué tiene de especial Ucrania para que Putin la haya invadido. “Es una persona que no está bien de la cabeza. La única solución es que a Ucrania le den más fuerza militar, porque no se puede negociar con una persona así”, lamenta. 

«Mi cuerpo está en Monzón pero mi cabeza está en Ucrania»

Alex Ladyzhenskyy casi se ha criado en España. Desde hace 18 años vive en Monzón y se dedica al mundo de la comunicación audiovisual. En su caso, excepto sus padres y su hermano, toda su familia reside en Ucrania. “La realidad es que en las ciudades desde el primer día duermen en sótanos. Buscan párquines subterráneos o el metro. Por suerte, mi familia vive en pueblos pequeños”, explica. Habla con ellos todos los días “más que nada para ver si están sanos”.

Explica que en zonas conflictivas «cada día caen cohetes». «La experiencia es nefasta. Están aterrorizados, si nosotros sufrimos y tenemos miedo desde aquí, lo que ellos tienen habría que multiplicarlo por decenas. Aunque mi familia vive lejos escuchan cómo caen las bombas, son ruidos tan terroríficos», explica. Alex reconoce que no se esperaba llegar hasta este punto, “solo creía que era una enseñanza de poder de Putin”. «Tengo mucho miedo por mis familiares y la situación que nos está tocando vivir a todos los ucranianos», añade.

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Alex Ladyzhenskyy. Foto: S.E.

Por desgracia, asegura que está más centrado en el conflicto que en su día a día. «Mi cuerpo está aquí pero mi mente está en Ucrania. Se hace complicado”, confiesa. Reivindica que se deje de matar a la población civil, que es la que siempre paga las decisiones políticas. «Es muy difícil tratar con un psicópata como Putin. Están bombardeando bloques residenciales y disparando contra ambulancias», afirma.

Al principio de la invasión, indica que fue «un poco chocante» ver cómo nadie nos ayudaba y los ucranianos defendían ellos solos su país. «Poco a poco estamos viendo que muchos países están poniendo sanciones y esperemos que hagan efecto. Pero nos hemos encontrado en que esta guerra está matando muchos civiles», explica. Alex confía en que en las reuniones de negociaciones «la paz salga adelante», pero asegura que son «esperanzas mínimas».

«Tengo mucha ansiedad y casi no como, paso muchas noches en vela»

Slavik Cerezo está en España desde el año 2002 gracias al programa de acogida a la infancia, “un barbastrense más, pero siempre seré un ucraniano más”. Comenzó quedándose solo el año escolar y cuando cumplió la mayoría de edad, su familia de acogida decidió adoptarle. Coincidió con el estallido del conflicto en la zona del Donbas. Tiene varios hermanos en Ucrania. Dos de ellos viven en un pueblo pequeño a unos 30 kilómetros de Bila Tserkva, “una ciudad grande que ya ha recibido disparos y cañonazos”.

“Estoy pendiente más que nunca del teléfono. No es lo mismo lo que ves en las noticias que lo que me describen ellos. Siempre me pongo en lo peor. A veces me tranquilizan más ellos a mí”, indica. Slavik dice que su familia le cuenta cómo cada noche escuchan sonidos de bombas y disparos. “Están relativamente tranquilos porque viven en un pueblo. Pero han preparado una antigua bodega con colchones y comida para pasar ahí las noches”, detalla.

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Slavik Cerezo. Foto: S.E.

Con la guerra desatada, cualquier persona puede empuñar un arma. «Mi hermano es cazador y tiene armas. Por no las ha tenido que utilizar, pero se ha aprovisionado de munición. Está convencido de que si tiene que defenderse lo hará», insiste. A pesar de que su familia intenta tranquilizarle, Slavik lo vive con ansiedad. “Por las noches casi no duermo, paso noches en vela. Tampoco como porque empatizo mucho. Lo primero que hago cada mañana es llamarles para ver si están vivos”, afirma.

Asegura que eso no lo esperaba nadie. Explica que su hermano le aseguraba que iban a vivir bajo la bandera rusa, “pero creo que ahora no va a ser tan fácil gracias a la ayuda internacional”. «Creíamos que iba a ser un conflicto localizado en la zona del Donbás. Nadie pensaba que fuese a invadir Ucrania entera. Si no se lo esperaban ellos imagínate yo. Nos ha cogido de sopetón», manifiesta.

«Mis amigos están cubiertos en búnkeres con comida para tres días»

Nina Ayrapyetova lleva veinte años viviendo en España y regenta dos establecimientos hosteleros en Barbastro. Sigue con preocupación la invasión de Rusia en Ucrania porque parte de su familia y muchos de sus amigos residen cerca de Crimea. “Ahora mismo están en búnkeres escondidos o en patios con comida para dos o tres días. No pueden salir a la calle porque está todo ocupado de rusos. Es una situación grave no, lo siguiente”, explica. Para Nina todo este conflicto “parece de película”.

Manifestacion Ucrania Barbastro
Ninca porta una pancarta contra la guerra. Foto: P.A.F.

Nina organiza la recogida de material, ropa, alimentos y medicinas en Barbastro para enviarlos a Ucrania. «Estoy con dos negocios, también ahora estoy organizando los voluntarios para la recogida. Voy loca y más con la situación que estoy viviendo mis amigos ahí. Lo paso muy mal pensando que les puede pasar algo malo. Mis primos están ahí sufriendo», indica.

Asegura que en pleno siglo XXI no esperaba estar así. “Todo es por un presidente que está loco. No entiendo cómo puede atreverse a hacer esto: ¿Tú te imaginas que ahora Portugal invadiera España? Es inhumano”, indica. Ante este peligro, no tiene duda de que los ucranianos van a proteger su tierra. “Nosotros no queremos entrar en ninguna guerra, pero si nos atacan hay que defenderse. No vamos a dejar que ocupen nuestro país”, añade. Lamenta la destrucción de tantas casas de población civil y de tantas vidas en general. Espera que lleguen a un acuerdo “con este señor que no se merece ni llamarle señor”, refiriéndose a Putin. 

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