Queremos vivir deprisa. Aún no ha terminado el verano y ya vemos la Navidad a la vuelta de la esquina. En cuanto empiece el curso escolar, haremos comentarios del estilo: “En nada, otra vez vacaciones”.

Las redes sociales han acentuado esta tendencia a la inmediatez y en más de un perfil se puede leer que si no fuera por ellos el mundo no se enteraría de lo que pasa, convirtiendo así al periodismo en un damnificado. Muchos pretenden figurar siempre como los primeros que conocen una noticia.

Pero las prisas nos conducen por el sendero de la equivocación. No son buenas consejeras, como recoge la sabiduría popular. Hace días que se percibe ansiedad por conocer detalles sobre el programa festivo de Barbastro. La comunicación institucional lleva su ritmo y algunos van publicando datos obtenidos por su implicación en la organización.

El hecho de que, quizás, poco más de una semana sea poco tiempo para conocer el programa completo, no justifica que se compartan informaciones… falsas. A pocas horas de que el Ayuntamiento diera detalles de las fiestas en rueda de prensa, las redes sociales “ardían” ante la noticia de la ausencia de corrida de toros el 8 de septiembre.

Algún usuario compartió una noticia, de la página institucional del Ayuntamiento de Barbastro, en la que se “había declarado desierto el concurso” para la cita taurina. Resultó que esa situación ocurrió… pero en 2016 y que las prisas llevaron a darla por buena sin comprobar si era cierta o no para este 2023.

Cuando alguno se pregunta por el trabajo del periodista, cabe recordarle que su tarea consiste en difundir noticias. Pero sin prisas, sin el afán de ser el primero. Porque lo primero, valga la redundancia, pasa por comprobar que lo que se está difundiendo se ajusta a la verdad.

Bien harán los lectores en fiarse de un medio de comunicación antes que de cualquier perfil en redes sociales que, además, presuma de ser el que más exclusivas publique.