A manos del jurado del premio internacional de novela Ciudad de Barbastro han llegado 24 originales. Al de poesía, de 687 obras presentadas, el jurado delibera sobre 37. En medio, semanas frenéticas de lectura para las personas que realizan esta preselección. En esta convocatoria, y ante la avalancha de originales, la organización ha tenido que echar mano de más nombres. El escritor y periodista Laureano Debat lleva cuatro años vinculado al Ciudad de Barbastro.
¿Qué le aporta leer originales que se presentan a un premio?
Me retrotrae a mi infancia, cuando uno lee sin criterio de elección todo lo que tiene a su alcance. Como cuando uno es chico y va a la biblioteca de sus padres a por un libro. Lee lo que tiene a mano, sea lo que sea. Ese sentimiento se vuelve a despertar en mí cuando leo las obras que me mandan… el de no saber con lo que me voy a encontrar.
Esa lectura se realiza bajo ciertos parámetros.
Existen tres criterios irrenunciables como el buen uso del idioma, la composición y la relevancia artística e intelectual.
Antes de comenzar con este trabajo me leí alguna de las novelas ganadoras como Membrana, de Jorge Carrión. Me gustó especialmente por lo bien lograda de esa voz narrativa múltiple y sin género.
Yo le doy importancia a la voz interior. Además, cuando hablamos del Ciudad de Barbastro nos referimos a un premio de literatura contemporánea, en el que cabe el riesgo en el lenguaje, en la composición. Al tratarse de narrativa actual no veo cabida, en principio, a libros de novela histórica, por ejemplo, o sagas con seres mágicos.
Usted también escribe, ¿no siente un cierto vértigo al juzgar?
Cierto. Yo también he vivido en el otro lado, cuando uno se presenta a certámenes y otros lo evalúan. Por eso uno debe procurar ser lo más respetuoso y exquisito posible con el manuscrito que tiene entre manos.
Hay que tener cuidado. De hecho, si en alguna circunstancia me siento muy cansado o no tengo un buen momento, procuro dejar el libro y volver más tarde, cuando ya me sienta fresco y en plenas facultades para evitar arbitrariedades.
No obstante, no podemos negar que en todo ello sobrevuela lo personal, los gustos de cada uno, aunque siempre ajustándonos a los parámetros que establece el certamen.
Usted también trabaja para el Ciudad de Valencia.
Y como curiosidad, en una ocasión, me he topado con el mismo original presentado a ambas citas. El de Valencia, más reciente, no cuenta con tanto recorrido como el de Barbastro y se abre más a todo tipo de narrativas.
¿Por qué cree que el certamen de Barbastro recibe tantas obras?
Por su prestigio, no me cabe duda. El dinero ayuda, pero no supone el principal motivo para presentarse. El Ciudad de Barbastro cuenta con el respaldo de un excelente jurado y de muchos años de andadura. Se trata de un histórico.
¿Se leen todas las novelas?
Sí, aunque no todas del mismo modo. Con algunas, cuando llevas como una cuarta parte ya ves que no alcanza la calidad del certamen. Así que sigues, pero con una lectura un poco más en diagonal. Al final debemos calificarla y añadimos también anotaciones para orientar la labor del jurado.
En este año ha crecido el número de originales pero se mantiene el número de semifinalistas en 24.
Más originales en cantidad no implica que, necesariamente, se haya elevado la calidad. De todas formas, después de nosotros viene el jurado oficial y no podemos pasar cada uno 20 novelas. Trabajamos con un cupo, flexible, pero con un límite. Después llega el jurado que, de verdad, debate duro.