La semana pasada os compartía, utilizando las palabras de sor Alegría Zarroca, cómo se proyecta la diócesis que queremos ser. Seguimos viendo cómo se confirma y se concreta.
La inspiración se proyecta
En febrero de 2016, los obispos de Aragón, firmaron la carta pastoral ‘Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo de Aragón. Las Unidades Pastorales: instrumentos de comunión para la misión’.
La Unidad Pastoral, en su contenido más auténtico, es comunión para la misión. En 2019, de nuevo, con la carta pastoral ‘Nazaret era un pueblo pequeño’, vuelven a animarnos, citando palabras del mismo papa Francisco, a llevar a puerto esa ardua tarea de crear una renovada conciencia de comunidad.
La meta es que la Unidad Pastoral sea realmente una comunidad de Iglesia, en la que las tres dimensiones de la evangelización, Palabra, Eucaristía y Caridad, se vivan con intensidad y se irradien hacia todos los núcleos de la unidad pastoral.
La Inspiración se concreta
La Unidad Pastoral debe entenderse como la “célula” que contendrá la apremiante renovación que el papa Francisco nos urge llevar a cabo con el fin de poner en pie en nuestros días una Iglesia en comunión y en misión, misionera y evangelizadora, transmisora de la alegría del encuentro con Cristo, la alegría del Evangelio.
¿Para qué las Unidades Pastorales? Para que nadie se pierda, y para que a todas las personas de nuestros pueblos, les llegue y no les falte el pan de la Palabra y la caricia de la ternura de Dios, por mediación de su Iglesia.
¿Cómo? Con la imagen de la “orquesta diocesana”, “afinando y armonizando” las tres grandes familias diocesanas, sacerdotes, religiosos y laicos, en la comunión para la misión. Al frente de estas unidades pastorales, nuestros sacerdotes en comunión, junto a ellos, como sus más estrechos colaboradores, nuestros animadores de la comunidad y todo el resto de los diferentes agentes de pastoral, formando parte y haciendo realidad la misión pastoral y evangelizadora, como si de una “gran y única orquesta diocesana” se tratara.