Últimamente están proliferando las protestas y manifestaciones por las cosas con las que no se está de acuerdo con nuestro modo de pensar. Cada uno protesta por lo que cree que es injusto o que le afecta personalmente.

Se protesta por la tala de árboles; pidiendo la dimisión del presidente de la Comunidad de Valencia por su actuación en la DANA; o por el de Andalucía por los cribados en las mamografías; protestamos por la destrucción de Gaza y la muerte injusta de tantos palestinos; protestamos y nos dolemos por los cuarenta años de dictadura franquista, etc.

Pero todavía no hemos protestado por los mil quinientos jóvenes detenidos en Marruecos, más de trescientos de ellos menores y algunos condenados ya a quince años de cárcel, por protestar pidiendo mejoras en la educación, en la sanidad, en el trabajo…

No protestamos por los casi setenta años de dictadura castrista en Cuba que, aunque ya han fallecido los dos hermanos Castro, su estela sigue todavía marcando la vida de los cubanos. Son demasiadas decenas de años de carecer de lo básico para vivir. No hay comida; para conseguir un poco de pan hay que levantarse de madrugada para hacer colas de horas, de lo contrario cuando se llega ya se ha terminado la remesa de lo que sea. No hay medicamentos, ni siquiera el simple paracetamol; no hay electricidad, muy a menudo se quedan sin internet para comunicarse con la familia y las amistades por los frecuentes apagones que sufren; no tienen libertad, el año pasado hubo unas tímidas manifestaciones quejándose de la situación, pero el régimen cubano supo muy bien reprimirlas. Ya se sabe: el que protesta, a la cárcel.

¿Qué como sé todo esto? Tengo una amiga en Cuba que me va explicando sus padecimientos y tengo amigas en España que recogen medicamentos para enviarlos a Cuba. Mi amiga es católica, profundamente creyente y precisamente por eso tiene el título de Física Nuclear que no le sirve para nada en un país donde no puede aplicar sus conocimientos. El que se sacara el título de Física Nuclear fue una especie de castigo por su religiosidad.

Tristemente muchos cubanos han tenido que dejar su país, su familia, su vida para buscar otras oportunidades que no les ofrece la dictadura tan férrea que existe en Cuba y que está asfixiando a la mayoría de los cubanos.

Cierto es que todas las dictaduras se proveen de apesebrados que les aplauden su actuar pensando solo en el beneficio que eso les comporta, pero sin comprometerse con el bien común.

Otro tanto está pasando en Venezuela desde hace ya demasiados años, pero tampoco por eso protestamos. Más bien evitamos hablar de ello.

Sé que hay muchas más guerras, más dictaduras que no nos cuentan los medios de comunicación, pero solo puedo hablar de lo que conozco por las personas que están viviendo una vida de carencias y dificultades.

Lo que siento es que mis protestas no van a llegar muy lejos, por lo que no puedo ayudar a mis amigas ¡Y bien que lo siento!