Barbastro

Eduardo Albalá Ubiergo: «Para los negocios existen aquí muchas oportunidades»

Con su vida por completo asentada, Eduardo Albalá arroja luz sobre la compleja sociedad mexicana y las posibilidades de desarrollo económico del país de lengua española más poblado del mundo

La familia Albalá Higuera posan juntos y sonrientes en su casa. Foto: S.E.
Lola Gª Casanova
06 mayo 2024

Un número al alza. En los últimos años el número de personas oriundas de España, pero viviendo en otro país se ha disparado. Francia, Estados Unidos y México son las naciones donde el censo de españoles más ha crecido. Desde esta realidad, El Cruzado ha querido compartir con sus lectores la experiencia de cuatro vecinos. Eduardo Albalá Ubiergo y su familia es uno de ellos.

Tras una primera experiencia en México, en 2002, regresó para instalarse definitivamente en 2008. La empresa para la que trabajaba entonces estaba empezando a desarrollar proyectos en Latinoámerica y Eduardo Albalá se ofreció para abrir una oficina sobre el terreno. «Ciudad de México suponía una excelente elección y encajaba muy bien con mi vida personal, ya que mi novia (actual esposa) es mexicana. Conociendo previamente el país, con novia y con trabajo, la adaptación se dio fácilmente. Desde entonces todo ha salido muy bien, ya con tres hijos mexicanos y un negocio propio que sigue creciendo», comenta.

México capital ofrece aspectos muy diferente en muchos sentidos. La ciudad se sitúa a 2.300 metros de altura junto a un volcán activo. En la comida: maíz, chile, «otros sabores. Todas estas nuevas experiencias enmarcadas en una ciudad de más de 20 millones de habitantes y que, pese a su aspecto caótico, funciona. Pareciera otro mundo y, sin embargo, hablan (casi) el mismo idioma, escuchan en un 90% la misma música, ven las mismas series en la televisión. Y, en definitiva, no tienen una cultura tan alejada ni por historia, ni por las influencias actuales», señala.

En cuanto a los contrastes culturales, por parte de su suegro, la familia es de ascendencia española, «así que mi mujer estaba bastante familiarizada y, además, ella había estudiado en España». No obstante, siempre hay aspectos que llaman la atención. Pero «tenemos la suerte de poder ir de visita todos los años y a ella le encanta. He de decir que, desde fuera, el sentido de comunidad y las tradiciones de una ciudad como Barbastro, cobran un sentido todavía más especial».

Al hablar de México, se despiertan sentimientos contradictorios. Albalá insiste: «Pese a los tópicos negativos, se trata de una potencia exportadora, industrial y turística. Los mexicanos son leales, muy trabajadores y cada día más eficientes, personas amables a las que les gusta saludar. En ciertos aspectos se da más valor a las cosas inmateriales y eso está muy bien. Aunque la ciudad sea tan grande, hay muchas comunidades que generan vínculos: centros de trabajo, vecindarios, escuelas… Hay muchos lugares que se convierten en verdaderos círculos de convivencia». 

Esta realidad contrasta con la tónica general de las noticias internacionales en las que predominan  guerras o desastres. En México existe un especial foco mediático y problemas graves de violencia. Sin embargo, Albalá explica que «existe una tendencia a la exageración, en especial por los medios de Estados Unidos, que hace poco anunciaban que 20 millones de personas iban a tener que ser evacuadas por el volcán Popocatépetl».

Su familia y sus amigos han podido visitarlos «y ver que hay una realidad más allá de las noticias. Si nos fiáramos sólo de las noticias que trascienden al ámbito nacional, ¿cuál podría ser la imagen de Barbastro?, reflexiona. Describe México como un país de oportunidades, pero recomienda: «Si llegas a trabajar de camarero en el primer sitio que encuentres, difícilmente igualarás el estilo de vida promedio de España. Si tienes hijos, mucho más complicado todavía. Por eso insisto en que hay que venir con un plan, pero oportunidades hay muchas, como se puede comprobar por la gran cantidad de españoles trabajando aquí. Y a la mayoría, les va muy bien».

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