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Cristina Raso: «No creí que el pueblo se involucrara tanto cuando empecé con el proyecto»

La fotógrafa afincada en Coscojuela de Fantova acaba de recibir un premio por su proyecto ‘O silenzio que conta’. En él, restaura la memoria colectiva de los mayores antes de la emigración

Cristina Raso Boluda, con raíces maternas en Coscojuela de Fantova, reside desde hace unos años allí. Foto: S.E.
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
24 septiembre 2025

En el verano de 2024, Cristina Raso abrió las puertas de su sala de exposiciones La Peña en Coscojuela de Fantova. Desde entonces, este centro ha acogido diversos encuentros artísticos. Este pasado verano, Raso inició un proyecto que acaba de recibir un premio por la entidad Reenfoca y Localiza 2030 como la mejor propuesta de Aragón, que acerca la Agenda 2030 a la ciudadanía. Dicha idea se denomina O silenzio que conta.

¿En qué consiste? 

En una recogida de memoria histórica de los habitantes de Coscojuela de Fantova, poniendo especial énfasis en las mujeres. Cada vez quedan menos mayores que han vivido en el pueblo antes de la gran emigración. Por aquel entonces, el municipio era muy diferente porque se vivía principalmente de la agricultura y de la ganadería. Si no recogemos ahora estos testimonios, perderemos ese proceso de cambio y solo se quedará en las anécdotas familiares. 

¿De dónde surge el proyecto?

La idea surgió en el curso de la Agenda 2030 de Reenfoca. Salió como una exposición en la sala, pero después una vecina me contó que su hija, Carla Duatis, había hecho un proyecto muy parecido, pero solo hablando de mujeres de Coscojuela. Se llama ‘O bol de las albaricas’. Así que lo hemos incluido y ahora trabajamos en el proyecto las dos. A su vez, en talleres quiero implicar a Kate Buil. Las tres descendemos de Coscojuela. Este proyecto está trayendo cosas tan bonitas…

Carla Duatis y Cristina Raso. Foto: S.E.

Primer paso, las fotografías.

Durante este verano hemos recogido imágenes antiguas, que ahora nos encontramos ordenando y detallando el año, quiénes salen en ellas… También hemos realizado muchas entrevistas a nuestros mayores a través de relatos de voz.

Durante la semana cultural, se les hizo de noche mirando fotografías. Foto: S.E.

¿Y después?

La idea se centra en realizar un archivo público, una web. No obstante, como los formatos cambian tanto y tan rápido, nos encontramos barajando otras opciones, como un libro. A su vez, Sala La Peña acogerá una exposición narrando la base del proyecto y sus sensaciones. 

¿Qué opinan los mayores del pueblo?

Se muestran encantados. Con una mujer llevamos seis horas de entrevista. ¡Y aún nos tiene que contar más historias! 

No obstante, a algunos les cuesta más abrirse o incluso preguntan: ¿pero esto a quién le interesa? Para aquellos a los que les cuesta un poco más, recurrimos a sus hijos. Yo les explico todo, les dejo el guion y la grabadora y ellos hacen de entrevistadores. O, si no, formamos grupos de tres amigos, así les cuesta menos porque se trata de una conversación. Vamos viendo la sensibilidad de cada persona para que se sienta a gusto, porque no queremos violentarlos.

También observamos que les cuesta hablar sobre algunos temas, como de la Guerra Civil. Incluso a hijos de la posguerra, que aunque no la hayan vivido, no quieren hablar de ella. Existe un dolor profundo. Pero no nos hemos centrado en anécdotas personales, sino en temas generales, como la alimentación, el cuidado de los animales, la vida social y cultural, las festividades, la emigración, etc…

También los vecinos se han volcado.

Cuando empecé el proyecto me llené de ilusión, pero no pensé que la gente se emocionara tanto y tuviera tantas ganas de explicar sucesos. Veo que se está creando un tejido comunitario de querer explicar y ayudar, por ejemplo, a reconocer personas en las fotos. Cuando tenga dudas, mando la imagen por el grupo de WhatsApp comunitario del pueblo y entre todos intentamos averiguar quiénes salen en ella y a qué año pertenece. Todo el pueblo se encuentra participando mucho.

Y ahora el premio, enhorabuena. ¿Sensaciones?

Mucha alegría. He trabajado mucho y costó presentar el proyecto porque solicitaban enlazarlo con la Agenda 2030. Y aunque encaja con el proyecto, explicarlo por escrito supone un proceso largo. 

Mi proyecto cumple con muchos aspectos de la Agenda 2030, como dar voz a los mayores o evitar desigualdades entre territorios. Coscojuela es un territorio muy pequeño, de 28 habitantes. Por lo que si no recibe apoyo para estos proyectos, no salen. Todo encajaba, pero adaptarlo, cuesta. He invertido mis vacaciones en esto, por lo que supone toda una alegría. 

¿Siguiente paso?

Aún tengo pendientes muchas entrevistas. Primero me he centrado en los más mayores, pero después pasaré a los de menor edad porque los de 66-70 años guardan en la memoria muchas historias que les han contado sus padres, por lo que aportan otro punto de vista. 

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