Alto Aragón

La visión de los empresarios

Las empresas aseguran que no tienen falta de productos pero desde hace unos meses notan retrasos en la entrega de pedidos ligados a un aumento de los precios

Pablo Alvira Fuertes Alvira Fuertes
15 noviembre 2021

El sector de las flores, el tecnológico, el automovilístico y el vitivinícola están ‘en la boca del lobo’. O por lo menos eso es lo que parece.  Muchos vaticinan una crisis de desabastecimiento pero la realidad es que son las demoras en los pedidos los que les están marcando. Lo que también les acompaña es una considerable subida de los precios. En algunos casos de hasta el 20 y 30%. Una de las claves del retraso de estos productos es que no hay suficientes contenedores para transportar las mercancías desde Asia hasta Europa y América.

Debido a las restricciones por la pandemia hay miles de ellos ‘varados’ en occidente que no han podido regresar al continente asiático y se encuentran amontonados en los puertos europeos. Sin embargo, las empresas entrevistadas aseguran que “es normal que falte un modelo concreto en un momento determinado, entra dentro de los planes”. El sector automovilístico es el más perjudicado con retrasos en la entrega de vehículos “de hasta cuatro o cinco meses cuando antes tardaban cuarenta días”. 

“No somos conscientes de que haya una falta de oferta”

Enrique Sampériz, director general de Ecomputer, lo tiene claro: “Choca y nadie me cree, pero no somos conscientes de que haya desabastecimiento. La realidad es que nosotros, a fecha de hoy, no estamos sufriendo ninguna falta de tintas, impresoras u ordenadores. Ni de móviles ni nada. No hemos dejado de vender y no estamos teniendo ningún problema. A lo mejor no está un modelo concreto con un procesador determinado y un número de píxeles, eso siempre ha ocurrido y ocurrirá. Pero entra dentro de los planes”.  Insiste Sampériz en que la oferta sigue siendo la misma en un sector donde cada día crece más la demanda.

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Enrique Sampériz de Ecomputer. Foto: S.E.

Y, confirma, no se ha dado el caso de tener que cerrar producciones o perder operaciones de venta. “Es habitual no tener consolas y móviles de todos los modelos porque hace falta pedirlos. No es fruto de que no haya materia prima para hacer los chips”, detalla. Lo que sí es cierto es que ha subido el precio. “Antes, la media del coste de un ordenador era de 500. Ahora cuesta 600”, apunta. Sin embargo, asegura que en su sector “los precios siempre tienden a bajar”. En cuanto al ‘miedo colectivo’ que se ha generado, el barbastrense apela a la tranquilidad y normalidad. “En tecnología las cosas se compran cuando se necesitan. No es necesario abusar ahora porque se vayan a acabar”, concluye. 

“Hemos notado retrasos en los envíos y la subida de los precios”

A pesar de que ha podido entregar todos los encargos que tenía solicitados, la Floristería Tella ha notado dos cosas: el aumento de los precios y el retraso de los envíos. María José Juste señala que a principios del mes de octubre, durante las fiestas del Pilar, ya le avisaron de que iba a recibir las flores “con cuentagotas”. Los pedidos fueron llegando en las fechas previas al día de Todos los Santos. “El 24 de octubre me llegó el clavel y el día 28, la rosa blanca. Para esos días todavía había gente esperando a recoger su encargo porque no había llegado”, señala.

María José Juste de Floristería Tella. Foto: S.E.

Indica Juste que la mayoría de sus flores llegan en avión desde Latinoamérica, y que los retrasos son normales cuando hay malas condiciones climatológicas. Pero lo que no encuentra habitual es esto. “No sabemos qué ha podido pasar. Porque solo hemos notado el retraso en los envíos que llegaban desde el extranjero”, lamenta. Por otro lado, las flores han sido víctimas de la inflación. La Floristería Tella afrontó el día de los Difuntos con muchos encargos y con el producto encarecido “más que nunca”. “Está claro que cuanta menos oferta, el precio sube. Lo he calculado y aquí ha subido entre un 20 y un 30% de media, que ya es dinero”, explica. Sin embargo, asegura que a principios de la primavera ya alertaban de la subida “por el tema de los contenedores”.

“Se dan los elementos para una tormenta perfecta”

“Hasta el momento no hemos sufrido desaprovisionamiento pero sí que nos han advertido que podríamos tenerlo. Nos han avanzado importantes subidas de precio en todo el packaging, cartón, cápsulas o vidrio, a partir de enero“ indica Silvia Arruego, gerente de la Bodega Pirineos. Para evitar, en la medida de los posible este problema trabajan con horizontes “de tres y cuatro meses de planificación, dando prioridad a nuestros proveedores, es la mejor opción que podemos ofrecer para garantizar el servicio”. En cualquier caso, esta programación no resulta fácil ya que la Bodega Pirineos está “a punto” de sacar una nueva añada de vinos.

Silvia Arruego de Bodega Pirineos. Foto: S.E.

“Requiere una adaptación obligada en etiquetado y hay que esperar a tener el vino para pedir los materiales”, matiza. Señala Arruego que el conjunto de varios factores podría dar lugar a una “tormenta perfecta”. Tras las restricciones de la pandemia “se incrementó la demanda”. Se suma “el encarecimiento de la energía” que ha atacado a los procesos productivos, “provocando algunos casos de ralentización o bajada de producción por miedo de no poder repercutir esos costes al cliente”. Al mismo tiempo, “se está viviendo una crisis logística”, impidiendo la recepción de materiales desde el extranjero. “Sin olvidar el miedo colectivo que se está generando y retroalimenta el proceso”, apunta.  

“Tenemos demoras de hasta cuatro o cinco meses”

El sector automovilístico es el que más está sufriendo el retraso en la entrega de las compras. Lo confirma su jefa de ventas, Marimar Campillo: “Un coche normal antes podía costar que llegase unos 40 días y ahora hasta cuatro o cinco meses, dependiendo de las características del vehículo”. Una de las consecuencias ligada a esta cuestión es que “las facturas no se cobran hasta que los pedidos no llegan”. Pero no es algo nuevo. Los problemas de retrasos empezaron “hace muchos meses, no han salido ahora de repente”, aunque los primeros tras el levantamiento del confinamiento no fueron tan malos.

Marimar Campillo de Huguet Hnos. Foto: S.E.

Esto sucede por problemas en la cadena de suministros de chips en sus productos, de los que la industria automovilística es una de las más dependientes. Estos materiales semiconductores son básicos dado que de ellos depende el funcionamiento del motor. Según un informe de la Asociación Europea de Proveedores de Automóviles (Clepa), la carencia de estos chips ha retrasado la fabricación de 500.000 coches en todo el mundo. Sin embargo, aclara Campillo que esto no sucede “en los suministros para repuesto. Eso lo tenemos controlado”. “Muchas personas están teniendo problemas similares. Diría que es por la pandemia. Pero crea inestabilidad en las empresas”, concluye la jefa de ventas. 

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