Somontano

La tormenta causó la pérdida del 50 % de la producción olivarera

El granizo también afectó a la almendra, la vid y la huerta, entre otros. Estadilla se encuentra en los municipios más afectados

En Estadilla la fuerza del granizo llegó a abrir la puerta de un almacén, dejando el interior como muestra la foto. Foto: S.E.
El Cruzado
22 septiembre 2025

A las 4’30 horas de la madrugada del pasado sábado 13 el sonido de la lluvia, el viento y el granizo levantó asustados a numerosos vecinos del Somontano. Una fuerte tormenta se cebaba con todo lo que se encontraba a su paso. Según datos provisionales facilitados por la Subdelegación del Gobierno, se estima que en determinados puntos de la ciudad pudieron haber llegado a caer hasta 30 litros por metro cuadrado.

A la mañana siguiente, la imagen en algunos pueblos y calles de Barbastro resultaba abrumadora: ramas enteras y pájaros muertos en el suelo y lunas rotas y abolladuras en numerosos vehículos aparcados en la calle. Y en los campos y huertas de la zona, las olivas y almendras arrancadas de su árbol, vides enteras arrasadas y muchas hortalizas destrozadas por el gran tamaño del granizo. 

Un daño que también se observó en algunas paredes, como la del mural de la UNED, o en persianas, como en la zona de El Ariño. El agua se coló incluso en algunas casas de la calle Roda, debido al barranco de Alfajarín, próximo a esa zona. Hasta algunos pueblos como Salas Altas se quedaron sin luz durante horas. Por otro lado, el Zoológico Iris también sufrió la pérdida de uno de sus animales.

Los daños en Estadilla 

Estadilla fue uno de los municipios que más daños sufrió. Según datos recogidos por la estación meteorológica de Alfonso Fumaz, presidente de la cooperativa agraria San Lorenzo de este municipio, cayeron  109 litros por hora en quince minutos. «Y se originaron unos remolinos tremendos», especifica. «Vivimos un auténtico huracán. Y estamos contentos porque sucedió de noche, con la gente en casa. Si hubiera ocurrido de día, hablaríamos de muertos», agrega.

La alcaldesa, Pilar Lleyda, comunicaba el martes por la mañana que llevaban 252 incidencias privadas, sobre todo de explotaciones ganaderas y agrícolas. «Los servicios municipales están haciendo una valoración económica porque tenemos una grave afección. De hecho, todos los edificios municipales han sufrido algún tipo de daño. Estamos estimando la cuantía económica para hacer el informe y solicitar la declaración de zona catastrófica. Pero solo con la cifra de las incidencias que llevamos, creo que la gente ya se puede hacer una idea del nivel de daños que sufrimos», expresa Lleyda.

Las extraordinarias ráfagas de viento arrancaron techos con sus vigas incluidas y arrasaron los campos de cultivo. Otra instalación que también sufrió numerosos desperfectos, el campo de fútbol. El techo de la grada voló y la propia estructura cedió hasta romperse. Mientras tanto, el equipo de fútbol entrena en las instalaciones deportivas de Almunia de San Juan.

«Trabajamos según el nivel de urgencia. Primero, las personas, que nos encontramos todos bien. Después, el cableado, revisar algunos tejados, abrir caminos para que pudieran llegar a sus explotaciones… Las personas mayores del pueblo dicen que no habían visto nunca nada así. Todos los vecinos y brigadas municipales salieron a la calle a ayudar. Esto era un caos, pero nos organizamos muy bien y nos unió todavía más», expresa Lleyda. De hecho, a las cinco de la mañana, apenas había pasado la tormenta, responsables del Ayuntamiento, de la cooperativa y otros vecinos ya se encontraban en la calle para observar cómo había quedado el municipio. 

En la agricultura y ganadería de la villa

Alfonso Fumaz, presidente de lacooperativa agraria San Lorenzo, asegura que los daños muestran una gran irregularidad, aunque califica lo sucedido de «verdadera catástrofe». La oliva en Estadilla se ha perdido al 90 %, la almendra al 100 % y «la producción queda comprometida en dos años». En maíz, los isogénicos (para consumo humano) han salido peor parados que los transgénicos.

A esto hay que sumar la destrucción en las instalaciones: granjas, almacenes, animales domésticos y la pérdida en variedades cinegéticas. «Muchos techos de las granjas saltaron por los aires y esos pedazos cayeron, en algún caso, en el interior de  las instalaciones matando a algunos animales. También perecieron animales domésticos, como gallinas, que no supieron resguardarse. Y en el campo, liebres, pájaros… y árboles muy dañados». De hecho, desde la cooperativa se han puesto en contacto con la OCA (Oficina Comarcal Agraria) para solicitar el permiso de talar y actuar en árboles afectados.

La tormenta dejó Estadilla sin suministro eléctrico durante unas horas que se repuso alrededor de las 15 horas. Para Fumaz «la empresa reaccionó de forma rápida y enviaron a sus técnicos apenas recibieron el aviso».

En Pozán y Salas Altas

La granizada, en Pozán, no cruzó el río Vero. «El cauce marcó una frontera y por ello, esos huertos apenas se vieron afectados, asegura el alcalde de la localidad Guillermo Mur. Por el contrario, la zona alta, donde se encuentran la mayor parte de las viviendas, sintió la fuerza del viento y del granizo con persianas agujereadas, tragaluces quebrados y huertos deshechos. En los pueblos de esa zona la tormenta en general se hizo notar.

Por otro lado, en Salas Altas, su alcaldesa Isabel Lisa afirma que los mayores desperfectos se concentran en las oliveras y almendros, «aquellos que disponen de seguro no tienen problema, pero las fincas más familiares…». En este pueblo y en su vecino, Salas Bajas, al mediodía de la mañana siguiente se fue la luz durante aproximadamente una hora y media. «Los técnicos enseguida arreglaron la reparación y los vecinos demostraron paciencia y tranquilidad», asegura. 

La pérdida de la oliva

La violenta tormenta también afectó a las faldas de la sierra de Guara. En una línea que parte desde la sierra de Loarre hasta Estadilla y Fonz para morir en Cataluña. Y precisamente en esta zona, se concentra la gran parte de la producción olivarera que nutre las almazaras del Somontano. Aunque resulta prematuro hablar de cifras concretas, las estimaciones indican que el 50 % de la cosecha se perdió en solo unos minutos. Pero que esta cifra aumentará con seguridad por las aceitunas tocadas y que están cayendo en los días posteriores. «Esta temporada nos hemos quedado con la mitad o incluso menos», explica David Ferrer de la Cooperativa San Antonio. Las previsiones, a principios del mes de septiembre, apuntaban hacia un año medio-bueno, similar al anterior en cuanto a kilos recogidos. Cálculos que se han desvanecido. Además, como indica Ferrer «algunas parcelas ya venían pasando sed debido al verano tórrido y seco, factores que merman la producción». Y califica las afecciones como «muy graves». 

En cuanto a las características de esta pedregada destaca su extensión. «Las granizadas suelen circunscribirse a espacios muy localizados. Por lo que afectaba a una finca o a un municipio, pero no a otros. No obstante, en este caso, nos sorprende la virulencia y su enorme extensión que ha barrido cientos de hectáreas pasando por varios pueblos y comarcas. De tal modo que todas las almazaras cuentan con pérdidas generalizadas». Asimismo, la hora en la que se produjo tampoco entra dentro de lo previsto «porque la atmósfera, de madrugada, ya se ha enfriado y no se dan, en principio, los fuertes contrastes entre frío y calor que desembocan en la formación de hielo». 

En la DOP Somontano

También Óscar Torres, de la DOP Somontano, recalca este punto. La sorprendente amplitud de la tormenta y su virulencia explosiva. «En cuanto oí los primeros truenos miré el radar y observé cómo se había desencadenado en la zona de Bolea. Su desarrollo corrió paralelo a la autovía y volvió a coger fuerza en Estadilla. El pasado año, hubo pedrisco entre Pozán y Hoz, pero tantos kilómetros y a esa hora, resulta verdaderamente inaudito», sostiene.

En cuanto al viñedo, presenta daños de manera irregular. Por ejemplo, ha afectado, sobre todo, a la zona de Adahuesca donde la cepa ha quedado deshojada casi en su totalidad y se ha llegado a perder entre el 40 % y el 100 % de lo que quedaba en el campo de unas 90 has. Entre las variedades, las autóctonas moristel, alcayón y parraleta, las más perjudicadas. Sin embargo, bodega Pirineos (una de las marcas que utiliza estas uvas) ya las tenía todas recolectadas.

En un cómputo general «apenas va a afectar a los números de la DO –indica Torres– pues la vendimia venía muy adelantada y al 95 %. No obstante, otro caso diferente viven los viticultores de la zona de Adahuesca y Estadilla, sin duda, donde se concentran los daños».

La afección en los leñosos y en el maíz

Fuentes consultadas por este periódico señalan una merma insignificante en el cultivo de la almendra por estar ya, prácticamente, concluida su recolección. Eso sí, lo que queda en el árbol presenta una gran sensibilidad a la caída.

Con todo, el perjuicio no se limitará únicamente a la pérdida de esta cosecha ya que sus daños se prolongarán en las temporadas venideras. Así lo explica Javier Mur de la Cooperativa Agrícola de Barbastro (SCLAB). «Todos los leñosos se ven afectados de cara al próximo año. Al carecer de hojas, la planta se debilita al no poder hacer lo que debe: acumular reservas. Las consecuencias de la piedra se dejarán notar en el futuro».

En cuanto al maíz, las tierras de Estadilla, Barbastro norte y El Ariño se han llevado, con diferencia, la peor suerte. «En el polígono Valle del Cinca ni llovió. Pensando en los números globales de la cooperativa si hubiera ocurrido en la zona sur, en Laluenga, Peralta, Berbegal nos hubiera destrozado». Este cereal, en sus variedades más avanzadas, ha resistido mejor al encontrarse la mazorca más formada con hojas en la fase de perder humedad. No así con los tipos más tardanos y hojas verdes que todavía permiten el llenado de la mazorca. 

En el Zoológico Iris

Bea Cosculluela y Jorge Raya, del Zoológico Iris, temieron por sus animales en la madrugada de ese sábado. «Nos levantamos en cuanto comenzó la tormenta y nos encontramos con la impotencia de no poder hacer nada. Tienes que dejarlo caer porque no vas a ponerle un paraguas a cada animal. Cuando amainó, salimos a ver los daños, aunque ya estaban hechos. Pensábamos que tendríamos muchas bajas, pero solo tuvimos una, un pato que nos ha acompañado durante seis años. No obstante, el suelo se encontraba lleno de pájaros silvestres muertos; gorriones, carboneros, urracas…», rememora Raya.  

Además de los animales, también sufrieron numerosos daños materiales: «El granizo era tan grande que había hundido las redes que hacen de techo a los animales y los pósters de vallado cedieron por el peso. También se rompieron tuberías y grifos, haciendo que estos perdieran agua. Así como la zona que utilizamos en los campus de verano, con sus toboganes, casetas de juego y triciclos». A su vez, señalan al daño que ha hecho en los árboles: «Aquí tenemos unas 120 especies diferentes de árboles. Algunos han quedado totalmente sin hojas. Aunque lo importante es el daño en las ramas y troncos. El año que viene brotarán, pero algunas ramas no se habrán podido recuperar», explica Raya. 

No obstante, en la mañana de ese sábado recibieron la ayuda de unos quince voluntarios. «A su vez, no parábamos de recibir llamadas de personas sobre qué podían hacer con los  pájaros que se encontraban por la calle y al final acabaron ayudándonos a nosotros. Sacamos camiones enteros de rama, hojas…», concluye.

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