Sergio Guarné (Monzón,1980) es fundador, director gerente y trompetista de la Orquesta Reino de Aragón (ORA), que cumple su décimo aniversario. Anteriormente, ya había formado la Orquesta Sinfónica de Monzón (OSMO), «el embrión de la ORA» para dar un primer contacto a los recién formados en los conservatorios. Señala el montisonense que en Aragón hay una enorme fuga de talento y sin ninguna plataforma de trabajo que no sea la docencia. Por ello, pide más inversión en materia musical para formar a jóvenes en etapas escolares y universitarias.

Hace 10 años que fundó la ORA, ¿con qué se queda?

Me quedo con que es un proyecto profesional que ha revolucionado nuestro sector. Momentos muy especiales como el 25 aniversario del auditorio de Zaragoza, y la reapertura de este después del covid. Fuimos la primera formación en Aragón en abrirlo y en traer géneros como la opera a la región. Sobre todo, dar una plataforma de trabajo a un sector que en Aragón no tiene nada profesional y hemos intentado crear un proyecto desde la honestidad y profesionalidad.

Al crearla, ¿con qué motivación lo hizo?

Hay varios muy claros: retener el talento que se ha formado en los conservatorios en Aragón. Crear una plataforma de trabajo y llenar de música las infraestructuras que tenemos en la región, como puede ser el Centro de Congresos de Barbastro, etc. En Aragón hay 10 auditorios que podrían tener una programación de música profesional. Es tener una oportunidad laboral para un sector fuerte y competir con comunidades autónomas de España y de Europa que tienen proyectos públicos.

¿Se imaginaba llegar tan lejos?

Yo soy el fundador y el que lidera la orquesta pero hay muchísima gente de mucho nivel avalando el proyecto. Cada vez esta cogiendo más músculo y nos queda trabajo por hacer. Se han hecho muchas cosas muy importantes, pero tenemos mucha ambición para que el proyecto siga creciendo y con mejores condiciones para el músico.

Todavía quedan retos entonces, ¿como cuáles?

Poder tener una temporada estable de programación. Traer solistas de renombre internacionales a la comunidad autónoma. Pagar mejor a los músicos. Poder nutrirnos de interpretes de nivel nacional no solo solísticos sino cantantes, compositores, maestros invitados. Hay muchísima labor por hacer. Los que estamos trabajando ahí vemos que otras comunidades autónomas nos llevan muchos años de ventaja y queda mucho por hacer.

¿Qué valoración hace de la experiencia de la Orquesta Sinfónica de Monzón (OSMO)?

Fue el embrión de la ORA. Tienen en común que ambos son proyectos musicales pero la OSMO era más formativo para los chavales que estaban saliendo de los conservatorios tuvieran un primer contacto con la música orquestal. La OSMO desapareció en el año 2011 y ahí es cuando se crea la ORA. Fue una evolución y revolución del trabajo que se había hecho durante 5 años en la OSMO. La ORA es un paso más allá. Es intentar profesionalizar el trabajo de una orquesta sinfónica. La OSMO es como el niño que nace que lo quieres muchísimo, fue un proyecto súper bonito por el que pasaron mas de 200 niños y niñas. Fue un embrión que ha quedado en nuestro recuerdo y le tenemos cariño.

«Hay que dar una oportunidad digna y profesional»

Sergio GuarnéDirector General de la ORA

¿En qué punto se encuentra la música en Aragón?

Cuando se habla de música en general, se habla de dos mundos muy necesarios y positivos pero distintos. Una parte es el mundo amateur. Gente que por gusto o vocación intenta disfrutar de la música, del teatro y en general de la cultura de todas las artes escénicas. Pero la música profesional en Aragón tiene unas lagunas muy importantes. Sí que es verdad que, en los años 90, las instituciones crearon plataformas educativas muy potentes como conservatorios o escuelas de música. Durante 25 y 30 años hemos estado formando a gente, pero nos hemos olvidado de la punta de la pirámide que es qué hacemos con esa gente que hemos formado.

Los que hemos podido tener una opción de dedicarnos a la docencia hemos tenido una salda laboral pero hay mucha mas vida de la docencia. Aragón se encuentra con una enorme fuga de talento y sin ninguna plataforma de trabajo que no sea la docencia. Cada uno se busca las habichuelas con distintos proyectos que, generalmente, son pequeños. Si hacemos una radiografía objetiva comparando lo que sucede entre Centroeuropa y en España, estamos a años de regiones como Valencia, Galicia, Navarra, País Vasco, Andalucía, etc. Queda muchísimo por hacer porque las instituciones y los propios músicos por la propia idiosincrasia de nuestra comunidad no nos hemos cuidado como merecemos.

En ese sentido, ¿crees que se debe fomentar más la música?

Hace falta entender que las instituciones tienen que trabajar de formar coordinada y profesionalizar el sector. Está claro que el mundo amateur es imprescindible pero hay que dar una oportunidad digna y profesional. Es una cuestión de inversión y de que el gobernante entienda que la cultura es una industria. No es solo un entretenimiento o solo es ocio. La cultura significa cultivar una sociedad mejor, y para eso o hay una inversión fuerte o se queda todo en palabras.

¿Cómo le ha afectado la pandemia?

Ha sido un paro de la actividad muy fuerte. Más de 50 conciertos suspendidos y mas de un 1 millón de euros de facturación. Luego la parte más emotiva que es no poder trabajar, no poder ir a escenarios, nuestro público que suele ser mayor tiene miedo. La pandemia ha sido un absoluto horror. Ha sido un duelo y seguimos en ello. Hay otros ámbitos que pueden estar mejor pero la música clásica está muy mal. Pero hay que ser positivo y seguir peleando para conseguir una cierta normalidad.