Barbastro

La movilidad del personal también afecta a la Policía Local 

La Policía Local protagonizó la mesa redonda previa a la entrega de la Almendra de Oro. En ella se habló de tecnología, cambios, diversidad social y número de agentes. Puntos que suponen los retos de futuro de la Policía Local de Barbastro

A la izquierda, un momento de la mesa redonda en la UNED. Abajo, el momento de la entrega del galardón. l.g.
A la izquierda, un momento de la mesa redonda en la UNED. Abajo, el momento de la entrega del galardón. FOTO: L. García
Lola Gª Casanova
19 diciembre 2022

La entrega de la Almendra de Oro de El Cruzado Aragonés fue precedida de una mesa redonda moderada por Ruth Zamora, redactora jefe de este periódico. En ella participaron Luis Morán, actual jefe de la Policía Local de Barbastro; Vicente Barfaluy, anterior subinspector jefe del cuerpo; el oficial Antonio Garcés y la agente Minerva Muñoz. En ella se expusieron los retos que marcarán el futuro de la Policía Local de Barbastro.

El transcurso del tiempo y los cambios sociales que se suceden,  implican un constante desafío para este cuerpo el cual debe actualizarse de forma constante. Aquí reside uno de sus desafíos. 

Morán señaló que la Policía se encuentra en continua evolución “porque hoy debemos estar muy al día en cuanto a conocimientos. Por una parte técnicos pero también de  formación”. Estas palabras enlazaban con lo expresado por Minerva Muñoz, quien incidió que “como reflejo de nuestra sociedad, en constante cambio, se precisa más formación en diversidad”. 

No obstante, todos señalaron la imperiosa necesidad de frenar la movilidad laboral y aumentar la plantilla. La Policía Local trabaja 24 horas al día, todos los días del año. En cada turno están de servicio tres agentes. Por población, explicaron, a Barbastro le corresponderían unos 34 agentes. 

Sin embargo, en la actualidad la forman sólo 17 personas. Barfaluy y Morán incidieron en que la formación para acceder al cuerpo de la Policía Local en cualquier municipio de Aragón es homogénea. Pero no así las condiciones en las cuales se realiza el trabajo. Esto implica que, tras un periodo de tiempo, muchos agentes  decidan trasladar su puesto a otra localidad.

Por tanto, “por Barbastro han pasado montones de policías que, al cabo de unos pocos años, deciden moverse a otras poblaciones. Si las condiciones fueran similares y homogéneas por todo Aragón creo, que se podría ayudar a frenar esta movilidad que tanto nos afecta y ayudar, de este modo, a que se asentaran más profesionales”.

Otra idea de cara al futuro fue lanzada por Garcés quien defendió la oportunidad de contar con un edificio de seguridad. Es decir, explicó «un único espacio en el cual los diversos cuerpos de seguridad que trabajan en la población compartieran espacios» para guardar vehículos, material y “facilitar el trabajo de coordinación”. Esta opción de agrupar las dependencias ya se está probando en determinadas poblaciones. 

Un vistazo al pasado

La Policía Local de Barbastro vio la luz el 30 de septiembre de 1921 al fundirse varios cuerpos. En aquella época Alberto Palá Mediano era el alcalde de Barbastro. Señaló Garcés, quien fue el comisionado de la exposición que conmemoró los 100 años de la Policía Local, que los medios eran exiguos, por no decir nulos.

No contaban ni con máquina de escribir, ni con medio de transporte y todo lo realizan a pie, de un lado para otro. Además, los uniformes podían durar de tres a cuatro años «y existen actas que atestiguan una duración de 10 años. Ahora, todos los años disponemos de uniformes nuevos», puntualizó Garcés.

«Durante muchos años sólo disponían de un bolígrafo y una libreta para realizar su trabajo». Por ejemplo, en 1941 se dota a la Policía Local con su primera máquina de escribir. Y en 1975 se adquiere el primer vehículo: un Renault 4L color gris. Desde entonces este cuerpo ha dispuesto de 28 vehículos entre coches y motocicletas.

«Compartíamos hasta el casco –comentaron Morán y Barfaluy–En agosto, llegábamos con la moto, una Derby de tres marchas, y se la pasábamos, con casco incluido, al compañero que nos relevaba en el turno». Las anécdotas son muchas y variadas. Pero en esta mesa redonda se escucharon varias de la década de los años 80 del pasado siglo.

«Vivencias hay muchísimas», comentó Barfaluy. «Recuerdo un día que el propietario de un taller mecánico nos indicó que le habían robado el vehículo en marcha que había dejado aparcado un momento. Llamamos a Monzón y sí, lo pillamos. Se trataba de un clásico conocido por nosotros».

Esos años, los 80, resultaron «muy complicados y convulsos» puntualizó Morán debido al consumo de heroína. Así se explica que una noche recibieran una llamada desde Lérida. Era la policía.  Preguntaba a la Local de Barbastro qué hacía la grúa municipal de Barbastro por las calles de la capital catalana.

También tuvieron que acudir a no pocas trifulcas entre los militares de reemplazo, (los del cuartel) y jóvenes del pueblo. «Que solventábamos con más diplomacia y mano izquierda que medios». Aquí cabe recordar que la Policía Local de 1921 sí contaba con el derecho a llevar armas de fuego. Pero unos años después se revocó y no fue hasta el año 2007 cuando, de nuevo, se les permitió portar este tipo de armas. 

Las mujeres

Minerva Muñoz es la única mujer que trabaja en el cuerpo. El próximo mes de agosto se cumplirán 25 años desde su incorporación y, a pesar de tantos años, sigue siendo la única. Ella, nacida en Zaragoza, hija de policía local, alimentó su vocación con las batallitas que contaba su padre. Su llegada supuso una adaptación en las instalaciones (aunque estas llegaron poco a poco) y también con sus compañeros. Muñoz afirma que «sí he palpado el machismo en alguna intervención y resulta, en ocasiones, triste». 

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