Con motivo de san Valentín hemos querido conocer algunas historias de amor de parejas barbastrenses. En esta ocasión les contamos la historia de cuatro actuales relaciones.
Lourdes: «Mi hija Sheila siempre será el gran amor de mi vida»
la primera historia pdríamos catalogarla como «la más curiosa» porque no se trata de la historia de amor de una pareja. El amor va mucho más allá que eso y en esta ocasión conoceremos la historia de amor de la vida de una madre, Lourdes Ruiz Laporta. Explicada, además, por ella misma.
Llegaste a mi vida un diez de agosto; un día especial para Huesca por ser el día de su patrón, san Lorenzo. También para mí fue especial ya que deseaba sentir el amor verdadero, el de madre e hija.
Cuando te vi por primera vez, mis ojos se llenaron de lágrimas de alegría. No pude cogerte en mis brazos enseguida como hubiese querido, pero otros brazos también te esperaban, los de papá. Esos fueron los primeros que te dieron el calor que necesitabas…
Ya en la habitación del hospital te cogí, te miré… Fue amor a primera vista. Sentí felicidad y un gran alivio. Sí, alivio, porque todo había salido bien y ya estabas conmigo, con nosotros.
Ahora con cinco años sigues siendo el motor de mi vida. Diferente a otros amores sí, pero tú, mi hija, siempre serás el gran amor de mi vida.
Lucía: «El miércoles hemos cumplido cinco años»
Lucía y Marcos son dos jóvenes; ella de Huerta de Vero y él de Monzón. «Todo empezó cuando tanto él como yo nos fuimos a estudiar al Centro Público Integrado de Formación Profesional Montearagón de Huesca. Y además, también coincidimos en la residencia de estudiantes», explica Lucía.
Por las tardes y noches el grupo de amigos de la residencia se reunía en las salas en común para pasar tiempo juntos. Fue en estos encuentros donde esta pareja se conoció. La amistad entre ambos surgió muy rápido, y como todos saben, el roce hace el cariño.
Varias partidas de cartas después, comenzaron a verse cada vez con más frecuencia. Finalmente llegó febrero y por fin formalizaron la relación. «Aunque he de reconocer que fui yo la que dio el primer paso», confiesa Lucía riéndose.
Este miércoles esta pareja cumple cinco años juntos. Toda una lección para aquellos que dicen que las parejas jóvenes no duran. «A pesar de habernos conocido en Huesca tenemos la suerte de ser de municipios vecinos. Por lo que, pese a no vivir en la misma ciudad, nos vemos cada fin de semana», concluye Lucía.
María: «Me gustaba la buena sintonía que teníamos los dos juntos»
La historia de amor de María y Víctor empieza, como muchas otras, con la amistad. Ambos se conocieron en una residencia de estudiantes en el primer año de universidad.
Al vivir en la misma residencia, poco a poco se fue formando un grupo de amigos entre los que se encontraban los dos. Sin embargo, «ninguno se había fijado en el otro, y al ser un grupo de amigos muy amplio, no teníamos relación».
Sus caminos seguían sin cruzarse del todo y cuando se encontraban en su segundo año de carrera, se declaró el estado de alarma por la Covid-19, por lo que todos volvieron a sus casas.
Tras la pandemia y debido a las restricciones “la vida universitaria quedó reducida al mínimo, por lo que pasé mucho tiempo en la residencia, lo que me hizo conocer más a todos los del grupo y en concreto a él”, explica María.
Fue en ese momento cuando empezó a surgir la chispa entre estos amigos. “Me gustaba el buen rollo que teníamos, pero todavía no se trataba de nada sentimental”.
Y añade: “Los primeros en sospechar que podía pasar algo más entre nosotros fueron nuestros amigos. En cuanto se quedaban a solas con él o conmigo, no dudaban en hacer un exhaustivo interrogatorio”, comenta entre risas.
Finalmente llegó un momento en que se dieron cuenta de la complicidad que existía entre ambos, pero les entraron dudas. «No sabíamos qué pensaba el uno del otro ni tampoco queríamos estropear la amistad». En esas, llegó el final del curso y con el verano, cada uno volvió a su casa.
Una vez de vuelta en Zaragoza, decidieron hacer oficial la relación. Dos años más tarde, esta pareja de jóvenes siguen juntos, pese a tener una relación a distancia.
Laia: «Nos vimos en el Festival Vino Somontano y fue amor a primera vista»
El relato de esta pareja tiene ADN barbastrense porque comenzó en 2016 en el Festival Vino Somontano. Concretamente un jueves.
Laia estaba en una mesa con su grupo de amigas y varias botellas de vino cuando llegó otra amiga suya con un joven «moreno, alto, guapetón», tal y como lo describe la protagonista de la historia. «Como iban en busca de vino, les ofrecí del nuestro y les serví una copa de vino a ambos. Fue amor a primera vista», declara.
Días después, el joven empezó a hablar por una red social a Laia y finalmente quedaron en verse el 3 de septiembre detrás de la carpa de Interpeñas. «Recuerdo que le detallé cómo iba vestida ese día por si no se acordaba de mí. También que estaba muy nerviosa», rememora riendo la barbastrense.
Se pasaron la noche entera hablando y conociéndose, de hecho, «creo que fue la única noche de mi vida en la que no bailé, y mira que me gusta bailar», confiesa.
Tras ese día, la relación fue avanzando a pasos agigantados y en menos de un año se fueron a vivir juntos. En diciembre de 2018 nació su hijo y actualmente esta familia vive en Barbastro junto con su perrita, Thai.
Cada año, el 3 de septiembre, esta familia acude al mismo restaurante para celebrar su aniversario. Una tradición que comenzó hace varios años y que desde entonces es una cita imprescindible.