Somontano

A modo nuestro: «Hemos sabido crear un grupo de amigos que gozan con la música»

Desde las habaneras de sus inicios, el repertorio se ha enriquecido de manera extraordinaria. Ahora, dan paso a la época de los villancicos

Miembros de A modo nuestro durante uno de sus ensayos en las antiguas escuelas de Castejón del Puente. Foto: Lola García
Lola Gª Casanova
08 diciembre 2025

Las antiguas escuelas en Castejón del Puente disfrutan de una magnífica segunda vida. Silenciadas las voces infantiles, ahora se alegran con A modo nuestro. A este grupo de canto nunca se les ha resistido una partitura. Si les gusta, van a por ella y la adaptan. Esto dio lugar a su nombre, A modo nuestro. Pero sus 27 años de andadura respaldan que su modo gusta y no poco. Ellos pertenecen a una de las agrupaciones musicales más asombrosas de esta provincia.

Los orígenes

Y, ¿por qué este asombro?… porque ellos son herederos de una larga tradición musical en Castejón del Puente. Porque la forman más de una veintena de vecinos en un pueblo de 334 personas censadas (INE 2024) y porque llevan más de 25 años de andadura. Los del pueblo también se lo reconocen y así, ellos protagonizaron el pregón de las fiestas mayores de la localidad. 

En 1997 se habló de formar un conjunto de músicos y cantadores y según ellos mismos explican “fue relativamente fácil” y así lo asegura su director Juan Miguel Gibanel. Algunas de las mujeres que lo integran ya participaban en los coros de sus colegios, como el de Santa Ana de Monzón. Y muchos otros habían participado en diferentes corales y grupos. No en vano, en los años 60, Jesús Asún, director de la banda militar de Huesca comenzó a formar en Castejón una rondalla de pulso y púa. A esto se apuntaron 16 personas, entre ellos jóvenes. Por otro lado, había quienes cantaban en misa y practicaban cuando iban a coser o a lavar al río. Así que con esta perspectiva sólo había que buscar a quién ensamblara esta afición. Y ahí aparece Juan Miguel Gibanel con una amplia trayectoria en rondallas. 

Entre los hitos de su andadura, destacamos el 20º aniversario de la creación del grupo que lo celebraron con un concierto de rancheras en mayo de 2018. En mayo de 2003, en Barbastro se unieron al emblemático jotero El pastor de Andorra, Vicente Cambra y Fernando Esteso. Y, en agosto de este año, presentaron en público la Mazurca de Castejón. 

Hoy en día

Y aquí siguen, más vivos que nunca. “Porque hemos sabido crear un grupo de amigos también, con respeto y amor por la música”, señalan. “Lo bonito –aclara su director– el grupo crece con personas de pueblos cercanos y jamás ha corrido el riesgo de desaparecer”. 

De hecho, su número se incrementa con las voces de otras personas que sólo acuden a Castejón en períodos de vacaciones, pero que, aun así, se integran. A modo nuestro, desde sus orígenes, participa de modo muy activo en la vida de la parroquia y, cuando nació, contó con el respaldo de don Daniel Ballarín, por aquel entonces párroco en la localidad. Ahora, los que asisten a misa, cantan. Y también participan en las exequias que se celebran para los vecinos de Castejón. Dejan con su arte, una impronta de solemnidad, de cercanía y cariño incalculable. Lo hacen tan bien, que una de las anécdotas de la formación es que una funeraria quería contratar sus servicios. Sin embargo, ellos no aceptaron la oferta. Comenzaron en sus ensayos y en sus conciertos cantando habaneras. Poco a poco y con tesón, el repertorio creció. Ahora mismo, cuentan con una extraordinaria variedad de villancicos y de piezas para misa baturra. 

Sin duda, dos de sus puntos fuertes que les ha hecho recorrer un gran número de pueblos del Alto Aragón. “Deben estar hartos de nosotros”, bromean. Han visitado residencias de mayores y solemnizado celebraciones religiosas en numerosísimas poblaciones de nuestra provincia. De cara a estas Navidades, le han pedido al director “no salir tanto a actuar”. Así que si tienen ocasión de disfrutar de ellos en directo no lo duden ni lo dejen para otra ocasión. Y aunque su caché es realmente asequible «sobre todo si se trata de actuar ante personas mayores», la mayor parte de sus ingresos los han destinado a obras benéficas.

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