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Pedro Escartín Celaya A cuatro manos
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Halloween

Pedro Escartín Celaya A cuatro manos
17 noviembre 2022

Soy consciente de que el título de mi colaboración ha perdido actualidad, porque diez días son demasiados, en esta alocada vida que llevamos. Pero el paso del tiempo no siempre sirve para que germine la sensatez y mucho me temo que dentro de un año su antónimo –la insensatez– siga presente, corregida y aumentada. Así que no me parece ocioso este comentario.

Este periódico ha informado de algunas iniciativas, a cuál de ellas más pintoresca, previstas, en la ciudad y diversos lugares de la comarca, para las fechas en torno a la festividad cristiana de Todos los Santos; en casi todas campeaba el terror como ingrediente aglutinador de la fiesta, incluyendo hasta la proyección de cortos de terror para jóvenes y niños. Todo ello muy parecido a los juegos nocturnos de terror, que a veces se programan en las colonias y campamentos de verano.

No objeto que el personal disfrute pasando miedo, con tal de que nadie se empeñe en meter el miedo en el cuerpo de los demás contra su voluntad. Pero no puedo callar la progresiva degradación de ese momento crucial de la existencia, que es la muerte, y de la memoria agradecida y respetuosa que nuestros antepasados se merecen. A tal degradación venimos asistiendo desde que el espurio Halloween se instalara en el catálogo de nuestras fiestas y verbenas populares.

Los muertos merecen el respeto y la devoción que expresaban aquellas sentidas Coplas a la muerte de su padre, que nos legó el inmortal Jorge Manrique, todo un clásico. Seguro que se llevaría las manos a la cabeza ante esos remedos de terror, ayunos de dignidad, con los que nuestra cultura banaliza la muerte y, de paso, a los seres queridos.

Mucho me temo que el inconsciente colectivo ha dado con un álibi con el que contrarrestar la dureza insoslayable de la muerte. Degradándola al nivel de un juego de campamento, parece que pierde dramatismo, pero también dignidad, sin lograr eliminar la certeza de que «este mundo es el camino / para el otro, que es morada / sin pesar, / mas cumple tener buen tino / para andar esta jornada / sin errar», como las mentadas Coplas nos recuerdan.

Si en este convulso mundo no ocurre nada irremediable, dentro de un año volverá a celebrarse la fiesta de Todos los Santos. Tenemos tiempo por delante para leer las Coplas de Jorge Manrique y hacer frente a la tentación de envolver la vida humana en un grotesco Halloween.

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