Isábel Pérez estudió Periodismo y se especializó en Islam y Cultura Árabe, y Seguridad en el Mediterráneo. Ha vivido en la Franja de Gaza y cubrió la Operación Margen Protector en 2014, donde las Fuerzas Militares Israelíes atacaron indiscriminadamente a civiles de Palestina.
¿Cómo es vivir en un territorio constantemente en conflicto? ¿Afecta psicológicamente?
En Gaza ves destrucción, personas amputadas, asesinadas en bombardeos o con disparos. Pierdes tu casa, a tu padre, a tu madre, a algún hermano… Estudias a reventar y nunca encuentras trabajo, ni puedes salir del agujero negro en el que se ha convertido. Llegas a casa cada día, cansada, y resulta que no hay electricidad, no hay agua caliente, no hay gas butano para cocinar… Y, además, tampoco ves que la situación vaya a mejorar nunca.
Una vez leí un artículo buenísimo que explicaba el trastorno de estrés postraumático desde una perspectiva no orientalista. Es decir, desde la de aquella persona que pasa por un trauma y después otro, y otro y otro… Este sería el caso de la población gazatí, de los dos millones y medio de personas que viven ahí. A los occidentales se nos puede tratar ese trastorno, para tratárselo a ellos habría que acabar con el bloqueo y la ocupación.
¿Cómo ha ido evolucionando la vida en Gaza a lo largo de los años?
La vida en Gaza ha pasado de ser un calvario a ser una tortura. Una amiga gazatí me explicaba que el día que vuelves a casa contenta, quieres echarte a dormir cuanto antes para que nada te destruya esa pequeña partícula de optimismo. Sabes que algo malo va a ocurrir siempre. Puede ser que tu negocio se hunda, que tu beca de prácticas termine, que la cosecha no salga o que llegue otra operación militar israelí que desestabilice tu vida y haga retroceder tus logros 20 años atrás. A los exprisioneros palestinos que Israel se ha visto obligado a dejar libres a su pesar les decía: o a Gaza o fuera de Palestina. Gaza es una cárcel al aire libre, la más grande del mundo. Fuera de Palestina es el exilio, la naturalización bajo una nueva nacionalidad que te obliga a abandonar tus derechos.
Naciones Unidas predijo que para 2020 Gaza sería inhabitable. Lo único que la hace habitable es sentir la satisfacción de vivir en el lugar que naciste, en tu patria, estar con tu familia o con tus amistades. Y es gracias a este círculo familiar-social por lo que se sobrevive a la pobreza casi absoluta, y a las ayudas humanitarias.
¿Cómo es ser mujer en Gaza?
Depende del estrato social del que proceda, de la familia misma, de si tiene hijos o no, de si trabaja dentro o fuera de casa. El denominador común es vivir bajo las normas del patriarcado, pero hay niveles diferentes. Lo que hace más fuerte la dominación del hombre y sus leyes sobre las mujeres en Gaza es la crisis provocada por tantos años en recesión, tantos años bajo ocupación, tantos años en los que parece que lo primero es luchar contra el sionismo y luego ya llegará la lucha por los derechos de las mujeres.
Esto lo escuchaba a menudo de boca de mujeres organizadas en torno a asociaciones feministas palestinas. Como mucho podían pedir en público más cuota en la política, mayor representación femenina, y teniendo que aguantar comentarios misóginos, claro. Pero sin elecciones, no hay cuotas, y así todo se mantiene igual que antes. Igual que hace treinta años.
“Las voces extranjeras que hablan de Gaza son muchas, pero son pocas las que la entienden”
Isabel PérezPeriodista
Como periodista, ¿cómo era informar desde Gaza? ¿Siente que era una de las pocas voces en España de lo que ocurre ahí?
Salí de Gaza hace años para ir al Líbano. Cuando llegué al que era mi nuevo destino me di cuenta de lo sola que estaba en Gaza como corresponsal extranjera. De la triste dinámica de trabajar sin un círculo de corresponsales con el que compartir experiencias, dudas, puntos de vista e información. Cuando entraban a Gaza los compañeros periodistas españoles afincados en Jerusalén era siempre una alegría. Me traían libros, jamón… pero luego se marchaban. Volvían a ese lugar abierto al mundo. Yo, por más que quisiera, no podía salir. Y no podía por restricciones israelíes; si alguna vez lo pude hacer, como cuando estalló la guerra en 2014, no quise.
Las voces extranjeras que hablan de Gaza son muchas, pero son pocas las que la entienden. Imagino que cada una de estas pocas voces tendrán su percepción, su fuente de información personal, se sentirá muy, poco o nada responsable de las consecuencias de lo que publica o de la persona entrevistada que deja atrás. Yo me acuerdo de casi todas las personas que he entrevistado. Además, ¡todas saben por dónde vivo en Gaza! Se podría decir que mi trabajo me provocaba efectos más a largo plazo. D hecho, he llegado a reconocer el dolor que me transmitían algunas personas sirias refugiadas en el Líbano con el dolor que vi en Gaza.
La charla que impartió el viernes en Barbastro se titula ‘Palestina, la colonización que no cabe en los medios’, ¿cree que los grandes medios de comunicación en España han informado bien acerca de este conflicto?
Se ha informado bien, sí, siguiendo la línea infranqueable de la ‘normalidad narrativa’. A Palestina llegan grandes profesionales, aunque sea enviados especiales. Pero es que ahí está la cuestión. La diferencia entre un corresponsal que lleva años en la zona y un enviado especial es espectacular. Tampoco se pueden comparar artículos escritos en 2 horas que durante días.
Hay un problema en nuestro periodismo occidental y es que hemos seguido siempre el discurso israelí. Les hemos aceptado todo, que son el pueblo judío que debe volver a su hogar, que solo han ocupado Palestina, que sus políticos son más dados a la paz que los palestinos. Usamos las nomenclaturas que las autoridades israelíes dan en inglés a sus operaciones militares y que tienen siempre una connotación que busca la legitimidad de sus bombardeos. Parafraseamos más lo que dicen los altos mandos israelíes que los altos mandos de los milicianos palestinos, por supuesto.
El conflicto palestino-israelí parece no acabar. Actualmente, ¿en qué punto se encuentra?
Porque no es un conflicto. Un conflicto acaba. Una ocupación acaba. Esto es un proyecto colonial que, de momento, hasta que nadie lo pare seguirá. Un Estado que se autodenomine democrático debe cumplir la legislación internacional, debe acatar las normas de la ONU si es país, miembro, como lo es Israel desde 1949. Estamos en el punto en el que Israel se siente libre de hacer lo que le desee y repita incluso mantras falsos, como que los palestinos no han reconocido oficialmente a Israel (que sí lo hicieron, en 1993). Los palestinos están metidos en un atolladero político de corrupción y egoísmo y este impasse de división política interna palestina es positivo a Israel para avanzar con sus políticas colonialistas. Por lo que los políticos palestinos acarrean responsabilidad en esto.
Desde tu punta de vista, ¿cuál sería la solución?
Bueno, si tiene que ser una solución con dos Estados, uno israelí y otro palestino, debería empezarse con cumplir todas las Resoluciones de la ONU. La Convención de Ginebra, toda la legislación internacional y facilitar el trabajo de la Corte Penal Internacional que está investigando a varios personajes israelíes por crímenes de guerra.
Si a pesar de esto alguno no está de acuerdo, se habla de la opción de crear un único Estado para palestinos e israelíes. Democrático y laico, para que no haya segregación y racismo como lo hay ahora en el Estado israelí. Yo, la verdad, no creo que la primera opción de dos Estados sea más viable o esté más cerca que esta de un único Estado, visto el punto en el que nos encontramos. De hecho, estoy segura de que con dos Estados los ataques militares continuarían y la población civil estaría en peligro.
“La vida en Gaza ha pasado de ser un calvario a ser una tortura”
Isabel PérezPeriodista
¿Qué importancia tiene divulgar acerca de este conflicto? ¿Crees que no se está lo suficientemente concienciado?
Sí que se está concienciado. De hecho, en Aragón hay bastante apoyo al pueblo palestino con sus reivindicaciones, pero pienso que se debe revisar cómo se divulga sobre Palestina/Israel. No existe una fórmula mágica que pueda de repente hacernos ver esto de otro modo, pero la gente ya está saturada y enseguida dice “este conflicto está enquistado, no hay solución”.
Sin lugar a duda hay que seguir informando sobre Palestina/ Israel, con nuevas voces, intentando no dejar la sensación al lector de que es un partido de fútbol de A contra B. Aunque a veces, por mucho que innovemos los enfoques de los temas que proponemos a los medios estos no nos los compran. Lo que siempre se compra es “guerra”. Mira ahora Ucrania, ¿alguna persona se ha parado a pensar que cuando se piden más sanciones a Rusia lo que Putin lleva hecho es muchísimo menos que lo ha provocado Israel a la población palestina a lo largo de los últimos 74 años?
Lo que se está viviendo en Palestina, en Gaza particularmente, no tiene nombre. Va más allá de ‘crimen’, de ‘castigo colectivo’, de ‘ocupación’ y de ‘conflicto’, es más que un bloqueo por tierra, mar y aire. Es un bloqueo físico, sicológico, bloqueo de proyección de presente y de futuro, y de borrar el pasado. Lo hemos repetido más de una vez, es un plan diseñado maquiavélicamente y las personas que informamos sobre eso, que lo investigamos, nunca lo haremos bien si no sentimos que eso es una injusticia histórica.