Fin del proyecto para adaptar frutales al aumento de temperatura en invierno. El estudio “Adaptación de variedades frutales al aumento de temperaturas durante el invierno para reducir el impacto del cambio climático en la producción de fruta” (ADAPFRUTCC), liderado por el investigador del departamento de Ciencia Vegetal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) Javier Rodrigo, acaba de presentar sus resultados. Tras dos años de investigación en los que ha contado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. A través de la Convocatoria de subvenciones para la realización de proyectos que contribuyan a implementar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030).
En este proyecto se han realizado estudios de fenología y adaptación en diferentes especies y variedades en tres escenarios climatológicos claramente diferentes. Por un lado, la costa de Málaga, zona libre de heladas y con escaso frío invernal; Badajoz, con un clima templado. Y, el tercero, el valle del Ebro en Zaragoza, con más frío invernal, aunque en disminución, y con riesgo alto de heladas primaverales.
Se han evaluado variedades de floración temprana y tardía de albaricoquero, cerezo, ciruelo y melocotonero. Así como una colección de una nueva especie originaria de Norteamérica, el paw paw.
Aumento de temperatura en invierno
Los análisis climáticos han desvelado que en todas las zonas de estudio se ha producido una disminución del frío invernal en las últimas décadas. Las previsiones indican que seguirá disminuyendo durante el siglo XXI. Esto puede hacer que algunas de las variedades de frutales más exigentes en frío no produzcan cosechas regulares incluso en zonas donde se han venido cultivando por décadas. Será necesario, por tanto, adaptarse a esas nuevas condiciones sustituyendo variedades por otras menos exigentes en frío.
Sin embargo, una renovación inmediata puede llevar a que variedades con bajas necesidades de frío florezcan en zonas frías demasiado pronto. Por tanto, podrían sufrir daños por heladas primaverales que comprometan la producción. Conocer los mecanismos biológicos que regulan la necesidad de los frutales de acumular frío para florecer y determinar las necesidades de frío de cada variedad es crucial para afrontar esta problemática. Por ello, también se ha estudiado el control genético del reposo en las diferentes condiciones climáticas. Y se han identificado los genes que se expresan en cada fase del reposo y en cada localidad de estudio.
La investigación se ha desarrollado entre el CITA, el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea «La Mayora»-CSIC-UMA (IHSM, Málaga). También el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX, Badajoz).
El investigador Javier Rodrigo ha contado con la colaboración de José Manuel Alonso, responsable de la Estación de Examen DHE (EEDHE) del CITA. Junto a las investigadoras posdoctorales Patricia Irisarri y Érica Fadón, y los investigadores predoctorales Néstor I. Santolaria y Andrea Torres. Además. Han colaborado en el proyecto Iñaki Hormaza -presidente del Comité Científico del CITA- y Jorge Lora, investigadores del IHSM, y Engracia Guerra, investigadora del CICTYEX.
Se pretende que la información obtenida sirva tanto para la prevención de impacto negativo en plantaciones existentes como para el estudio del desplazamiento del cultivo de variedades y especies frutales a nuevas zonas. Y también para dar a conocer esta problemática y las herramientas para mitigarla.