Alto Aragón

José Antonio Adell: «En muchas poblaciones se viven verdaderos tesoros en Semana Santa»

Estadilla y Adahuesca, pero también Abiego. En Fonz, Albalate de Cinca o Belver. Pero también en La Puebla de Castro o Graus

José Antonio Adell
Adell destaca la religiosidad y el silencio como señas Santa. FOTO: M.L.Lamora
Lola Gª Casanova
05 abril 2023

José Antonio Adell ha dedicado mucho tiempo a investigar el tema de las fiestas y las tradiciones en el Alto Aragón. En este número previo a la Semana Santa recorremos la geografía de nuestras comarcas más próximas descubriendo otras tradiciones de estas fechas.

Ha recopilado muchas de las costumbres más características de la Semana Santa en el Alto Aragón, pero en general, ¿qué nos caracteriza?

Estas fechas vienen marcadas por la religiosidad, el silencio y la reflexión. Y también la participación. Desde mi punto de vista son los aspectos más inherentes.

Dejando Barbastro a un lado, ¿qué nos ofrecen los municipios más importantes como Monzón, Binéfar o Fraga?

Monzón cuenta con un interesante programa de procesiones y actos que arrancan el Domingo de Ramos. Cabe destacar el Museo de la Semana Santa, junto al belén, un lugar que alberga todos los pasos y resulta muy interesante de ver. También Fraga y Binéfar ofrecen unas procesiones del Santo Entierro muy vistosas.

Y el Viernes de Dolor, Estadilla.

Se trata de una festividad única en Aragón. Hace años, por estas tierras, se celebraba mucho esta fecha, sin embargo, ha perdido vigencia. A pesar de todo, en Estadilla conservan la tradición de acudir en romería a la Carrodilla donde se oficia una misa. Y, a la salida, se reparten judías con arroz y bacalao.

En Viernes Santo encontramos el mayor número de tradiciones. Sobre todo vía crucis y procesiones.

En cuanto a vía crucis destacan Abiego y Adahuesca. A mí, el de Abiego me encanta. Desde la plaza de la Iglesia parten dos grupos separados: los nazarenos y el de la bandera con la Virgen. Y los acompañan numerosas personas ataviadas como personajes bíblicos. Podemos encontrar a la Verónica, a María Magdalena, manolas… y el paisaje de primavera. Todo resulta de una tremenda belleza. Recorren un camino estrecho, señalado con cruces, hacia el montículo del Calvario. En 2022 dio comienzo a las 11 horas, pero el horario lo fija el cura. 

En Adahuesca, también por la mañana, se realiza un vía crucis magnífico que parte desde la plaza hasta la ermita de Treviño en el que participan los vecinos del pueblo representando la pasión en forma procesional y aquí destacan los romanos y las manolas. Una vez en la ermita hay un reparto de torta y vino. Y por la noche, Adahuesca, también celebra el Santo Entierro.

En Fonz el vía crucis va desde el pueblo a la ermita de San José. En Ilche, la tradición señalaba recorrer el camino que dista desde la iglesia hasta un sepulcro que es un monumento de piedra ubicado a la salida. 

Respecto al Santo Entierro; en Alquézar llaman la atención los soldados romanos y, por supuesto, la gran cantidad de turistas que asisten como espectadores. 

En Roda de Isábena, el Viernes Santo, se comenzaba a leer la pasión en la catedral, para salir al claustro y finalizar en la Torre Gorda que simula el Calvario. Tampoco nos podemos olvidar de la procesión del Santo Entierro en La Puebla de Castro con numerosos pasos, vistosos y una gran participación. Esta procesión en La Puebla la respalda una larga historia.

¿Y Graus?

Aquí lo más singular lo encontramos en la procesión de las beatas. Salen a la calle el Miércoles Santo. Históricamente tuvo una participación mayoritariamente femenina, de ahí su nombre, frente a la del Viernes Santo en la que abundaban los hombres. La procesión del Farolé conserva alguno de sus elementos más característicos como la pervivencia de esos pequeños faroles portados por los procesionantes que iluminan el recorrido. Además, el Viernes Santo Graus también revive el Santo Entierro.

Y en la comarca del Cinca Medio, ¿qué llama la atención?

En Albalate de Cinca, para Viernes Santo, cantan el Miserere con una tonada especial a dos voces. Posiblemente, ese canto sea herencia del antiguo monasterio de San Francisco de Padua que hubo en la localidad. Al acabar la procesión, y dentro del templo, se pasa a los niños pequeños –de hasta dos años– tres veces por encima del santo sepulcro para evitar la alferecía, una enfermedad del sistema nervioso. 

Y en Belver, el Viernes Santo desfilan los romanos, muy acompasados y marciales, de la Cofradía de los Alabarderos del Santo Sepulcro con 400 años de historia que acompañan al Santo Sepulcro. O los cantos: el Miserere de los hombres, a dos voces y en latín y las mujeres, que entonan La Pasión.

Y, ¿de dónde vienen los sonidos de los bombos y los tambores?

Su origen data del Bajo Aragón, su presencia en nuestras comarcas resulta una novedad. Con esos instrumentos se pretende rememorar el momento de la muerte de Jesús. Según las escrituras el velo del templo se rasgó y la tierra tembló. 

Y el Lunes de Pascua se llena de romerías. 

Sobre todo en la parte más oriental de la provincia es donde esta tradición cuenta con más arraigo. En Azara celebran la Pascua, romerías en poblaciones como Binéfar acude a San Quílez, Monzón a la Alegría, Barbastro y Berbegal al Pueyo, Valcarca a San Elías… Campo, Egea, Baldellou, Calasanz, Betesa… numerosísimos son los pueblos que viven una romería. 

Además, no nos olvidemos de la plantada del mallo para el Sábado Santo. Un rito que se remonta a las fiestas de la naturaleza y la renovación que trae la primavera y que todavía se conserva en pueblos como en Albalate, Berbegal, Peraltilla o Alcolea, donde en tiempos, los quintos recogían pollos por las casas. 

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