Barbastro

María Luisa Raluy: «En Navidad debemos darnos cuenta del amor de Dios»

María Luisa Raluy es una religiosa barbastrense residente en Teruel y nos cuenta cómo vive la Navidad en la capital turolense

Mª Luisa Raluy. FOTO: S.E.
Mª Luisa Raluy. FOTO: S.E.
Lola Gª Casanova
26 diciembre 2022

Hablar con María Luisa Raluy supone un privilegio y un milagro y van a comprender el motivo del milagro.

En su biografía cuenta esta barbastrense que entró el 25 de agosto de 1971 como postulante en el convento que la congregación que las Hermanitas de los Ancianos Desamparados gestiona en Barbastro desde que se fundó en esta ciudad en 1873.

Los sacerdotes José Mora Pellicer y don Germán (claretiano) le ayudaron a discernir su vocación. «Ellos fueron mis pilares porque me costó un poquito encontrar mi camino». Raluy ha pasado por las casas de Zaragoza, Madrid, Valencia o Córdoba donde realizó su profesión perpetua. En estos días previos a la gran fiesta de Navidad hablamos con ella desde Teruel, donde vive.

La Navidad 

Tras 51 años como consagrada, el nacimiento de Jesucristo sigue cobrando un especial significado para ella. “De la Navidad debemos aprender el amor que Dios nos tiene y ser reflejo de ese amor para los demás”. Y este amor se ha intensificado. 

En este 2022 no se trata de un año cualquiera. En los momentos más oscuros y tristes de la pandemia, la hermana enfermó gravemente de covid. Pasó varios meses ingresada en un hospital. Dos de ellos intubada en la UCI.

Cuando le dieron el alta había dejado de hablar, de caminar, de valerse por sí misma y de ser autónoma. Pasó de cuidadora y de llevar una vida «normal» a dependiente absoluta.

Ella afirma con humildad: “No resulta nada fácil dejarse cuidar. Fui consciente de ello. Cuando, postrada en una cama, me subían con la grúa recordaba cuando yo se lo hacía a los demás y pensaba: Ahora me toca a mí».

Porque Dios lo ha querido y con su tesón, tras las terapias, ha vuelto a caminar y a hablar. Y afirma sin titubeos que su fe se ha fortalecido tras esta experiencia y reflexiona: “Dios, cada día nos da una nueva oportunidad. Pero a mí me la ha dado más grade y, por tanto, tengo que exigirme más”. 

La Navidad la vive con los ancianos y las hermanas. La residencia es familia. “Lo celebramos todo con un ambiente de familia muy grande y llenos de ilusión”.  La alegría también se respira en esta casa aunque las rutinas procuran respetarlas y mantener los horarios.

Pero la fiesta se vive, de hecho, cuando hablamos con ella un grupo de joteros había ido a animar la tarde de los residentes y del personal. Como religiosa han preparado esta época de Adviento con varias vigilias y retiros . “Y desde el día 17 todo se vuelve más intenso”. 

En 2018, antes del covid, recaló por última vez en Barbastro. En un día recorrió la iglesia de San Francisco para visitar su pila bautismal, el santuario de Torreciudad, el Museo de los Mártires Claretianos y el Pueyo. “Y también leo El Cruzado aquí en Teruel, porque soy muy de Barbastro y me gusta estar informada”. 

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