Barbastro

Mª Ángeles Saura: «En las visitas, me permito ser yo misma, sin ninguna máscara»

Saura recorre alrededor de 300 kilómetros dos veces por semana para acompañar al padre Antonio Alcántara en sus visitas a los enfermos del Hospital de Barbastro

María Ángeles Saura visita Barbastro dos veces por semana. Foto: Cristina Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
15 diciembre 2025

María Ángeles Saura sintió la necesidad de ayudar en el hospital a raíz de una serie de vivencias personales. Sobre todo, gracias a una que le hizo pasar largas temporadas en el hospital y durante la que vio, según confiesa, su vida pasar por delante. Esa experiencia le hizo replantearse muchos aspectos de su existencia y despertó su lado más compasivo y humilde. 

Desde entonces, recorre alrededor de 300 kilómetros dos veces por semana para acompañar al padre Antonio Alcántara en la atención que ofrecen desde la capellanía del Hospital de Barbastro. 

Su experiencia

«Dios me ha dado una segunda oportunidad para vivir. Y, a raíz de esa experiencia, existen dos María Ángeles Saura: la de antes y la de ahora. Durante esa temporada conté con mucho tiempo para reflexionar y mirar hacia mi interior. Debemos hacerlo más, pero es una práctica de valientes. No obstante, una vez que empiezas, ya no puedes parar…». Tras ello, Saura quiso aportar su granito de arena. «Sentí la llamada de ayudar de alguna manera, pero tenía claro que quería en el hospital. Y pensé en hacerlo a través de la Iglesia. Hablé con el padre Juan José primero, lo comentaron en la pastoral y ya me enviaron el contacto del padre Antonio Alcántara», explica. Y así, en un abrir y cerrar de ojos, Saura comenzó sus visitas en el Hospital de Barbastro. 

Las visitas 

Su labor se centra en escuchar, aunque a algunos les cuesta abrirse, confiesa. «Algunos te cuentan su vida, con otros hablas de asuntos más del día a día. En el hospital tienes mucho tiempo para pensar, sobre todo de cómo ha transcurrido tu vida», explica. A ella, estas visitas le aportan «encontrarme conmigo misma. Encontrar la vulnerabilidad, la humildad, la compasión, la empatía, el rendirte a la vida. O sea, hacerte un poco más humana». En estos encuentros, afirma que el protagonista es el enfermo. «Muchas personas acuden a visitarlos por compromiso. Sin embargo, para ir a verlos necesitas muchísima compasión y empatía. Debes darle lo mejor de ti. Pero desde el corazón, desde lo más profundo de tu ser». 

A su vez, confiesa que ahora, tras su experiencia, vive el acompañamiento al enfermo de otra manera. «Hace poco visité a una paciente con cáncer. Ella quería que Alcántara la bendijera. Yo le agradecí que nos regalara ese ratito que pudimos estar con ella. Vivir esa aceptación, esa confianza… El rendirte a la vida, que solo lo haces en esos momentos», rememora. Y añade: «En estos encuentros no tenemos que ponernos una máscara o adoptar un personaje. Te permites ser tú, desde el ser divino que llevas dentro». No obstante, Saura reflexiona sobre que esta labor «te tiene que salir de dentro, debes sentir esa llamada». 

La labor del sacerdote en el Hospital de Barbastro 

La capilla del Hospital de Barbastro sirve de refugio para muchos que acuden allí a rezar por sus enfermos. A su vez, los capellanes visitan, en horario de tarde, a aquellos que lo solicitan. «A veces, cuando algunos ven al sacerdote se piensan que ya le van a dar la extremaunción. Pero el padre Alcántara es muy prudente y a la vez muy humano, por lo que lo hace con mucha sensibilidad y suavidad. Pero claro, no a todo el mundo le apetece tener compañía o hablar», explica Saura. No obstante, en su experiencia ha aprendido que las charlas también se pueden enfocar desde la espiritualidad, «porque todo el mundo tenemos ese ser divino; ese ser espiritual que o tenemos dormido o despierto». 

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