Somontano

Marisol Carpi: «En Huerta de Vero he sido y soy, muy feliz»

Marisol Carpi, vecina de Huerta de Vero, tiene el honor de decir que fue la primera concejal del Ayuntamiento de Santa María de Dulcis

Marisol Carpi en el entorno de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Huerta de Vero.
Marisol Carpi en el entorno de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Huerta de Vero. FOTO: S.E.
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
14 octubre 2022

Marisol Carpi Arnal, nacida el 22 de septiembre de 1950 en el seno de una familia humilde de Huerta de Vero es una ama de casa enamorada de su pueblo natal.

Ha vivido toda su vida en Huerta de Vero, una localidad perteneciente al municipio de Santa María de Dulcis, en el Somontano de Barbastro. A día de hoy, en este pueblo residen menos de 100 habitantes, de los cuales la mayoría superan los 50 años de edad.

Pero Huerta de Vero, como muchos otros pueblos de nuestras comarcas, tuvo un pasado en el que brillaba con luz propia. “Cuando yo era pequeña, recuerdo que en total estábamos alrededor de cincuenta niños”, recuerda con nostalgia la berzera.

Por desgracia, la despoblación también ha afectado mucho a este municipio que ha reducido drásticamente sus habitantes. Marisol, rememora con tristeza cómo era antes la vida en su pueblo y llega a la conclusión de que Huerta, a día de hoy, “no tiene nada que ver con lo que era. Antes había mucha gente y ahora no queda nadie, y los que quedan son mayores”.

Tampoco tiene claro que exista una solución para la despoblación a corto plazo porque según ella, aunque algunos vecinos pongan casas en venta, los precios son muy elevados. Sin embargo, aplaude algunas de las iniciativas que se están llevando a cabo desde los ayuntamientos, como las construcciones de viviendas para nuevos pobladores, pero puntúa que “les cuesta mucho hacer vida social con los habitantes del pueblo”.

Echando la vista atrás, Marisol reflexiona sobre lo mucho que ha cambiado la sociedad, sobre todo relacionado con la etapa de la niñez. “Cuando teníamos vacaciones de verano, mis padres me mandaban a pajentar a los animales, y mientras ellos comían, nos entreteníamos recogiendo espigas”, recuerda la mujer. Luego, por la tarde, iban al río a bañarse y cuando empezaba a anochecer, volvían al pueblo a jugar.

El 30 de junio de 1987, Marisol, animada por el entonces alcalde de Santa María de Dulcis, Antonio Carpi, decidió presentarse como concejal en el Ayuntamiento. La sorpresa llegó cuando ganaron y tuvo que estar en el cargo cinco años, convirtiéndose en la primera mujer en tener un puesto político en ese Ayuntamiento.

“Antiguamente ni había títulos específicos de concejales, así que mis labores eran muy variadas. Sobre todo me encargaba de escuchar las quejas de los vecinos e intentar ponerle solución”, explica Marisol.

Riéndose, la berzera recuerda una anécdota que le sucedió mientras era concejal. Una de las fechas más señaladas en Huerta de Vero es San Isidro, y antiguamente la corporación municipal siempre se sentaba en una misma mesa, junto con algunos invitados especiales.

Un año, mientras estaban celebrando San Isidro, Marisol, estaba sentada en la mesa presidencial. “Recuerdo que vinieron dos guardias civiles que estaban invitados y dijeron: anda, ¡una mujer! Entonces le respondí: si soy buena para estar en el Ayuntamiento, digo yo que también valdré para comer con vosotros”, rememora entre risas. 

Tras acabar los cinco años de mandato de su partido, decidió no volver a presentarse por diversas circunstancias familiares. “A veces pienso que debería haber seguido más, porque me gustaba mucho. Además, me buscaban. Eso debía significar que era buena”, recuerda con una sonrisa.

A día de hoy continúa viviendo en Huerta de Vero y no tiene ninguna intención de marcharse. “A veces la gente me pregunta cómo podemos seguir viviendo aquí, y yo les respondo que no me pienso ir nunca. En Huerta he sido y soy, muy feliz”, concluye Marisol.

Respecto a los posibles impedimentos de vivir lejos de municipios más grandes, dice que tampoco tiene ningún problema. “Antes en Huerta había varias tiendas, pero ahora llevamos tantos años sin ellas, que tenemos como hábito semanal ir a comprar a Barbastro”, explica.

En el ejemplo de Marisol encontramos a una persona que, llevando una vida muy humilde, ha desarrollado el amor más puro que se puede sentir hacia ese lugar que te ha visto nacer, crecer, e incluso formar una familia.

Suscríbete aquí a nuestra nueva newsletter

Leer más
Más en Somontano