Barbastro

En el colegio cabemos todos: la escuela inclusiva

¿Escuela inclusiva? Que ningún niño se quede atrás es el principal deseo de familias y maestros. Por ello, deben ir unidos, todos a una

Laura Celdrán, Minerva Sierra y Naiara Hernández. FOTO: L.G/S.E.
Lola Gª Casanova
06 marzo 2023

Las aulas de nuestros colegios presentan hoy en día una gran diversidad. Y no nos referimos al alumno inmigrante. Sino a problemas de aprendizaje que siempre han existido, pero que no siempre se han tenido en cuenta. Es ahí donde entra en juego la escuela inclusiva.

La frase: “No valgo para estudiar” ha tapado muchas de estas dificultades. No en vano, la Organización Mundial de la Salud computa que el 10% de la población está afectado por la dislexia. A la dislexia se unen trastornos de déficit de atención e hiperactividad, espectro autista, retrasos madurativos…

Problemas que exigen más de todos: familias, colegios y terapeutas externos. En El Cruzado nos hemos puesto en contacto con tres entidades distintas. Todos ellos coinciden en la receta para evitar que estos niños no se queden atrás: cooperación y comunicación entre familia, colegio y terapeuta externo. 

Y antes que nada un aviso a las familias. En primer lugar: asumir y aceptar el desafío que supone estos niños. Después, trabajar con ellos en casa. Y en cuanto al colegio: formación del profesorado y sensibilidad porque la dificultad en el aprendizaje encierra mucho sufrimiento en los niños.

Laura Celdrán Estimuladora de la Asociación Down Huesca: «El niño debería recibir apoyo en el aula, pero también en el patio»

Desde la Asociación Down atienden a niños de este síndrome y también a otros que presentan dificultades de tipo cognitivo o conductual. Esta entidad defiende con firmeza la inclusión ya que numerosas investigaciones revelan que estas personas aprenden más y logran mayor autonomía cuando no son segregadas.

Down, además, presta sus servicios en Atención Temprana. Su estimuladora Laura Celdrán recomienda a estos padres que en el colegio pregunten por los recursos disponibles. Por ejemplo: el equipo de orientación, profesional de audición y lenguaje, pedagogía terapéutica, apoyos.

También por la ratio: “Recomendable un menor número de alumnos por aula”. Por sistema, y por cada alumno, Down establece una reunión trimestral con el centro escolar. Frecuencia susceptible de variar según el caso. Califican de buena la coordinación con los centros «porque todos estamos interesados en el desarrollo del niño. Familia, escuela y asociación tienen que formar un mismo equipo”.

Para esta profesional, en un mundo ideal, “los colegios dispondrían de más apoyos. Contarían con personal que ayudara al niño en todo momento, dentro y fuera del aula. Porque alguno de estos pequeños no sabe jugar o relacionarse. Considero tan importante lo que ocurre en el aula, como en el patio”.

Y a las familias les aconseja que “no olviden que cada niño lleva su ritmo, pero siempre habrá una evolución positiva”. No obstante, la primera tarea de las familias consiste en aceptar las dificultades de su hijo para después, colaborar. 

Minerva Sierra Asociación ADISDEA para la provincia de Huesca: «Hay que ir todos a una: familia, colegio y terapeutas externos»

La Asociación ADISDEA nació para dar cobijo a las familias con hijos que presentan dislexia. De origen neurobiológico y con importante peso hereditario, «la dislexia va más allá de leer o escribir porque causa otras dificultades en la vida cotidiana. Condiciona el día a día», explica Minerva Sierra, presidenta de ADISDEA.

«La capacidad intelectual de estas personas se sitúa en la norma o la supera, no obstante, aprenden de diferente forma. De ahí que haya que usar otra metodología», explica. Y ahí entra el colegio.

En general, las primeras alarmas sobre dislexia aparecen cuando el niño tiene que enfrentarse al aprendizaje de la lectoescritura. Hasta 3º de Primaria hay tiempo para alcanzar la normolectura, pero si aparece una sospecha de un problema de esta índole, Sierra aconseja: «Acudir a un especialista para lograr un diagnóstico».

Y una vez con el diagnóstico toca estudiar las adaptaciones. «Adaptar no significa que te regalen el curso. Como cada niño es único, se debe trazar un plan individualizado».

Por otra parte, Sierra incide en la necesidad de que los otros compañeros del aula conozcan el porqué de la adaptación para evitar malentendidos. ADISDEA establece lazos con las familias.

Respecto a los centros de enseñanza, ofrece talleres de formación para el profesorado. De hecho, ya se han llevado a cabo en el instituto Martínez Vargas y en breve llegarán a Escolapios. «Para evitar el fracaso escolar, familia, colegio y terapeuta deben unirse. No olvidemos que la dislexia es más que leer y escribir».

Naiara Hernández Terapeuta ocupacional Asociación AMO: «Las familias necesitan su tiempo para asimilar el diagnóstico»

AMO (Asociación Autismo y otros trastornos) nació en 2015. Con sede en Monzón, llega a toda la zona oriental de la provincia de Huesca, aunque la mayor parte de sus 50 familias se encuentran en el eje Barbastro-Monzón-Binéfar. 

Ya en etapa escolar, la coordinación entre todos los ámbitos en los que se desenvuelve la vida del niño resulta crucial. “Familia, colegios, asociación y el Salud. También con el pediatra y el psiquiatra que trate con él. Las terapias deben coordinarse y si en un ámbito –el colegio o casa– aparece un problema, el resto tenemos que saberlo”, explica Naiara Hernández, terapeuta ocupacional de AMO.

Respecto a cómo se comunican con el centro escolar: “En estos momentos, nos encontramos en un proceso de evolución. Buscamos establecer un sistema regulado”. Hernández afirma que la coordinación con Educación existe. “Pero haría falta más frecuencia. En un mundo idílico debería existir una base de datos donde volcar toda la información del niño y compartirla entre todos”.

Valoran la existencias de aulas TEA (Trastorno Espectro Autista) tanto en Binéfar como en Barbastro y recomienda que los padres con estos niños los escolaricen en estos centros. Pero surge un problema. “A veces el diagnóstico puede tardar años. En numerosas ocasiones, los rasgos se presentan de manera difusa y compleja”. 

 La implicación de las familias supone otro pilar. “Pero no vamos a llenar la casa de pictogramas. Ellos también ellos necesitan asimilar la noticia. Y cuando estén dispuestas, llegarán las pautas. A veces vale más frenar que atiborrarles de recomendaciones”.

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