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El Letra Corpórea UBB es de Tercera FEB

El equipo barbastrense venció por 82-89 en el pabellón zaragozano junto a 120 barbastrenses

Los barbastrense celebraron todos a una el ascenso. Fotografía: Jorge Mazón García
Jorge Mazón García Mazón García
31 mayo 2025

El día había llegado. Era una fecha marcada desde hace una semana. No era una jornada cualquiera; para los seguidores ser Letra Corpórea UBB, era el día. Y no era sólo un partido. Era una cita con la historia.

Desde primera hora, el ambiente en Barbastro ya se sentía distinto. Dos autobuses salieron rumbo a Zaragoza, fletados por el Ayuntamiento. A bordo, unos 120 seguidores cargados de ilusión, camisetas, bufandas y gargantas dispuestas a no callar. Sabían que iban a acompañar al Letra Corpórea en el momento más importante de la temporada.

Al llegar al pabellón municipal de La Muela, los barbastrenses se colocaron en la grada. Medio recinto se tiñó con sus colores. Aún faltaba para que el balón se lanzara al aire, pero ya se oían cánticos. La tensión era palpable. El Letra Corpórea tenía enfrente a La Muela, un rival que no regalaría nada.

El choque comenzó con un ritmo vertiginoso. Thiago tomó las riendas del juego desde el inicio, moviendo el balón con agilidad, mientras Gilbert se encargaba de lanzar los primeros ataques rápidos. El marcador pronto reflejó la igualdad entre ambos equipos: 14-14. En la pista, cada acción era disputada; en la grada, cada canasta era celebrada como si fuese definitiva.

Gilbert anotó un triple que abrió la cuenta para los suyos, pero La Muela respondió de inmediato. El marcador seguía ajustado, hasta que un triple de Miguel justo antes del descanso desequilibró el duelo. 29-22. El Letra Corpórea llegaba al intermedio con desventaja. En el vestuario, Quique, su entrenador, elevó la voz. El mensaje fue claro y directo. Tocaba reaccionar.

La segunda mitad comenzó con pérdidas del Letra Corpórea en campo contrario. La Muela aprovechó y se puso 30-22. Pero entonces surgieron los nombres propios. Primero Killian, que con un triple recortó distancia. Luego apareció Jesús Pardina, el capitán barbastrense, con otro lanzamiento exterior que avivó los ánimos en la grada. La esperanza regresaba.

El empate llegó con un triple de Rafa: 31-31. La afición barbastrense rugió. El equipo se reactivó. Volvieron a liderar el marcador con un triple de Álex Rubio, que repitió poco después para el 35-40. El Letra Corpórea daba la vuelta al guion. El segundo cuarto se cerraba con un 43-46 a favor de los visitantes.

En la reanudación, Gilbert volvió a aparecer con otro triple. El marcador se ponía 48-55. Sin embargo, La Muela no bajó los brazos. Con el apoyo de su público, igualó el marcador a 59. Varios fallos desde la línea de tiros libres empezaban a pesar sobre los barbastrenses. El tercer cuarto concluyó con un ajustado 65-63 para los locales.

El ambiente se tensó. El partido subía de temperatura. Con el 67-67 en el marcador, la afición barbastrense mostró su descontento con algunas decisiones arbitrales. Se escuchó el “fuera, fuera”. Pero el equipo se mantuvo firme. Thiago clavó un triple para el 67-70, aunque La Muela respondió de inmediato. Todo volvía a empezar.

En el último cuarto, el marcador señalaba un 74-76. Y entonces, llegó la jugada que marcó el desenlace: un mate de Jeremiah que puso el 74-80 y dejó a todos con la respiración contenida. La grada barbastrense estalló. El “oe, oe” retumbó en todo el pabellón.

Jeremiah volvió a la línea de tiros libres y no falló: 74-82. Y por si quedaban dudas, Thiago soltó otro triple que rompió el partido: 74-85. Ya no había vuelta atrás. El cronómetro se agotaba. El público visitante, de pie, festejaba cada pase, cada rebote, cada segundo.

El marcador final fue 82-89. El Letra Corpórea lo había logrado. El ascenso a Tercera FEB era una realidad. No se trató de una victoria puntual, sino del desenlace de un camino recorrido paso a paso, entrenamiento a entrenamiento, partido a partido. Una temporada regular impecable que culminaba en lo más alto.

Tras el pitido final, la celebración fue inmediata. Los jugadores se fundieron con su gente en un abrazo colectivo. Luego, llegó el momento más esperado: la entrega de trofeos. Y cuando Jesús Pardina levantó la copa al cielo de La Muela, todo Barbastro sintió que el esfuerzo había valido la pena.

La fiesta continuó en el vestuario. Gritos, cánticos, paso por las duchas. El ascenso ya era parte de la historia. La afición del Letra Corpórea había vuelto a creer. Y el baloncesto, una vez más, había devuelto la emoción a una ciudad que nunca dejó de soñar.

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