Somontano

Sandra Blasco Lisa: «El grupo Nois ofrece claves para entender el pasado de España»

La doctora en Historia Sandra Blasco, con raíces en Colungo, reúne en una obra la historia del grupo Nois a su paso por el Somontano. Este libro se ha posicionado como uno de los más vendidos este verano en la provincia de Huesca.

Blasco posa junto a su libro publicado de la mano del IEA. Foto: S.E.
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
17 septiembre 2025

La escritora Sandra Blasco desciende de Colungo. Desde adolescente ha escuchado historias sobre un grupo de maquis. Un relato que despertó su curiosidad y que le llevó a escribir su libro Resistencias, memoria y duelo durante el franquismo y la transición: los guerrilleros del grupo Nois en el Somontano de Barbastro. En él, aborda la historia de esta cuadrilla desde una visión más humana. 

¿Quiénes fueron los Nois?

Un grupo de ocho guerrilleros; cinco catalanes y tres aragoneses siendo dos de ellos del Somontano: Francisco Torres, de Barbastro, y Antonio Montaner, de Hoz de Barbastro. Estos buscaban establecer una línea segura de comunicaciones entre Barcelona y Madrid.

El grupo vivía escondido en una caseta de monte en la partida de Arnas (entre Colungo y Salinas). Un día fueron a visitar al alcalde de Salinas y este, una vez que se fueron y tras haber recibido presiones por parte de la Guardia Civil, denunció a los guerrilleros. Se estableció una partida de agentes y vecinos que los buscaron. Finalmente los encontraron y se produjo un enfrentamiento entre ambos. Tres de ellos resultaron asesinados y el resto apresados y condenados a diferentes penas. A los asesinados en el enfrentamiento los enterraron en las afueras del cementerio de Colungo. Entre estos se encontraba Montaner, a quien un vecino de Colungo reconoció. Los otros dos se desconoce quiénes son. Un año después de estos hechos, y tras recibir muchas amenazas, al alcalde de Hoz fue abatido por otra partida guerrillera.

Pero en el libro no se ha centrado tanto en su historia.

Los otros capítulos tienen que ver con ese componente de la memoria, de la resistencia al franquismo y del duelo. Existen muertes por ambas partes y yo he utilizado un concepto de víctima amplio que incorpore a las de los dos bandos. Y sin equiparar qué significa ser una víctima u otra porque unas tenían el reconocimiento de una dictadura (también doloroso para sus familiares porque al final se trata de una pérdida) y otras, las del franquismo, que no tenían derecho a existir. 

Durante las entrevistas me he encontrado con muchas historias. Por ejemplo, la de la madre de Montaner. Esta mujer iba caminando todos los domingos desde Hoz hasta Colungo a ponerle flores a su hijo en esa parte de atrás del cementerio, que se encontraba llena de zarzas. 

Por lo que también abordo si se puede cerrar un duelo cuando vives con un trauma por una muerte violenta y no existe ningún tipo de política de memoria y, además, se vive bajo una dictadura que polariza a la población, que niega la existencia del dolor y de la categoría de víctima. 

También me he encontrado con que no todos esos alcaldes franquistas eran unos falangistas convencidos, sino gente de orden, pero no un bloque monolítico, sino algo más complejo. Y muchos acabaron en campos de concentración o fusilados. De hecho, el partido judicial de Barbastro es el que más fusilamientos presenta de Aragón y uno de los más sangrientos de la península.

Ha contado con muchos testimonios personales.

Existió una labor primero de investigar en archivos históricos y después de entrevistas. El hecho de descender de Colungo por parte materna dio confianza a los vecinos para que me contaran sus historias. Creo que algunos necesitaban expresar lo que guardaban dentro, pero también he percibido cierto temor al qué dirán. 

¿Qué le sorprendió más de esta historia?

Por un lado, la capacidad de este estudio de caso de ofrecernos claves interpretativas para entender el pasado de España. Me parece un ejemplo muy claro de qué paso en la Guerra Civil y en la posterior dictadura. Cómo un golpe de Estado enfrenta a la población, polariza a la gente y les obliga a posicionarse. Y luego las consecuencias de la represión intergeneracional. 

También me ha parecido interesante que los vecinos de la zona conozcan la historia de estos maquis. Pero lo que realmente pasó no se sabe. Como anécdota, los vecinos me habían dicho que a estos maquis los habían encontrado porque habían hecho una hoguera en la caseta donde se escondían y alguien vio el humo. Pero esta versión no aparece recogida en ningún archivo oficial. El relato popular silencia que el alcalde los denunció. Creo que intentaban protegerlo de posibles represalias… 

También hablo de resistencias cotidianas que solo salen a la luz en las entrevistas. Se trata de actos sutiles. Por ejemplo, escuchar silbidos durante la proyección del NO-DO en el cine o personas que iban al cementerio a limpiar la zona de los maquis o a llevarles flores.

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