Joaquín Abós Torres es doctor Ingeniero Industrial y MBA por IESE de Barcelona. Es experto en finanzas internacionales y fue quien inició y gestionó la llegada de la General Motors a Zaragoza. Ha desarrollado su carrera profesional de 40 años en instituciones financieras regionales, nacionales, internacionales y multilaterales, como Raiffeisen Zentralbank Österreich A.G.(Viena, 2004-2011), The OPEC Fund for International Development (OFID, Viena, 1999-2003), Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD, Londres, 1993-1999), Banco Atlántico (Madrid, 1989-2002), Banco Hispano Americano (Madrid, 1987-1989) e Ibercaja (1972-1987).
¿Qué le motivó para publicar el libro?
Fue un proceso muy largo. Incluye todos los artículos que he publicado desde abril de 1973 hasta noviembre de 2021 en diversos medios, entrevistas que me han hecho y noticias relativas a actividades mías que se han publicado. Me parecía idóneo para los casi 50 años de escribir y de vida profesional que he tenido. Pero no se pueden definir así como así medio siglo. Lo he hecho como una especie de homenaje a los medios de comunicación que lo han publicado: sus redactores y directores. De hecho, los hemos plasmado tal y como se han publicado.
Por otro lado, es para que la gente joven vea que se puede tener iniciativa. Que no se cojan las cosas con tibieza, sino que cojan el toro por los cuernos. Que lleguen a lo máximo en su vida profesional y cambien de sitio si no se encuentran bien. Incluso de país si creen que puede tener más impacto su vida económica y social. El gran peligro de la gente joven en España es que se aburguesen.
¿Podría decirse por tanto que el libro es un aliciente para la gente joven?
Exacto. El que lea este libro dirá: “¡Caramba!”. Este tío ha estado primero en Ibercaja, después en Banco Hispano Americano, luego en el Banco Atlántico para pasar al Banco Europeo, luego en el fondo de la OPEC, es quien ha traído la General Motors y muchas más cosas.
Pero deben de ser conscientes de que ese éxito llega con esfuerzo y no cae del cielo.
Claro. Y también si uno tiene iniciativa. Si una persona ve que está en un sitio y que no puede aportar más o que la institución no le aporta nada o se le queda pequeña, pues tiene que estar dispuesto buscar otra cosa. O que lo busquen a él.
Ha dicho que el libro es como un homenaje a los medios, ¿han informado bien?
Sí. Sobre todo los años tan complicados cuando traje la General Motors, todos los años previos a tantas gestiones. Sobre la Ford que se retrasó y no vino, y la Seat que finalmente se fue a Pamplona. Había un gran periodista en el Heraldo de Aragón que me hizo muchas entrevistas y era un maestro del periodismo. Estaba al día. Algunas veces le faltaba visión, pero ahí está el peligro de ser tan regional o local.
Como dice el título de su libro, ¿cree que falta liderazgo en nuestro país?
Totalmente. El gran problema de España es la mediocridad. Especialmente en los políticos. No siempre la gente mejor preparada y más capaz o con más posibilidades de cambiar las cosas son los que se dedican a la política. Al contrario. Es un gran problema. Otro gran problema es que la gente joven, por el sistema de educación o por valores o por falta de motivación, se aburguesan y lo que quieren es un puesto en la administración. Ser funcionarios, tener un sueldo, una pensión y ya está. Eso tiene consecuencias en todos los aspectos de la vida social.
En el ámbito del urbanismo estoy impactado. Después de varias vueltas que he dado estos dos días en Barbastro, me ha llamado la atención la cantidad de solares vacíos y edificios derruidos. Estoy impactado negativamente. Por eso la mediocridad se nota en todas las cosas. La educación, los objetivos sociales, en todo. La mediocridad es un gran problema. A nivel personal todos tenemos la tentación de sentarnos en un sillón y estar cómodos. Pero desde ese momento pasamos de ser unas personas con personalidad y responsables y mejores en la sociedad a ser uno más en el vagón de cola.
Por último, ¿hay algo que echa en falta en la actual sociedad?
En la sociedad echo de menos la falta de valores. Valores humanos, trascendentes y espirituales. Uno puede funcionar con dos coordenadas, la X y la Y. Pero así es todo plano. Hay otra tercera coordenada que es la vertical, la Z. Con esta coordenada vertical se adquiere el volumen, la perspectiva y trascendencia de las situaciones. Por ponerte un ejemplo, ese acto de homenaje a los fallecidos por la pandemia con el fuego ardiendo y sin nombrar a Dios es una cosa plana, le falta la Z. Cuando falta la Z en la vida familiar o la social, todo se aburguesa y todo es fácil. Se es menos feliz.