Barbastro

Adrián Fragoso Luna: «El envejecimiento ha preocupado a la humanidad siempre»

El doctor en Biología e investigador Fragoso ahondó en el envejecimiento desde el punto de vista científico y las enfermedades que conlleva, con ejemplos de seres vivos «inmortales»

El científico Adrián Fragoso impartió la charla dentro de Ciudad Ciencia en el Centro de Congresos. Foto: C.Lanau
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
01 mayo 2024

El investigador y doctor en Biología Adrián Fragoso Luna, del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CSIC-UPO), impartió una charla la semana pasada dentro del programa Ciudad Ciencia en la que realizó Un viaje a los misterios del envejecimiento.

Comenzó hablando de las historias de los antiguos griegos y de los héroes mitológicos.

Envejecer y morir, junto con el amor, han supuesto las grandes preocupaciones del ser humano. Desafiar el envejecimiento y la muerte siempre ha estado en el punto de mira de los humanos. Lo podemos leer en obras como La Odisea, escrita hace aproximadamente 3.000 años. Ulises, en su viaje de vuelta a su casa en Ítaca desde las costas de Troya, se enfrenta a múltiples retos, entre otros, rechaza la inmortalidad que le ofrece una diosa enamorada de él y llega incluso a invocar a los muertos, donde habla con seres queridos ya fallecidos. Ulises quiere simplemente volver a casa, como un mortal más.

Donde se aprecia en su totalidad la preocupación por el envejecimiento y la muerte es en la catábasis. El héroe Eneas y Orfeo descendieron al inframundo y volvieron con vida para contarlo. Hoy en día, muchos científicos llevamos a cabo una suerte de catábasis. Nos enfrentamos a los conceptos de envejecimiento y muerte, tratando de comprender la naturaleza de estos procesos. Un viaje que tan solo acabamos de empezar.

¿En qué consiste envejecer?

Cuando comparamos una persona mayor y una joven observamos, en general, que la gente anciana es más frágil, más débil y además suelen padecer problemas asociados a la edad. El envejecimiento consiste en una condición, un detonante que aumenta las probabilidades de sufrir ciertas enfermedades que no padecen los más jóvenes (osteoporosis, sarcopenia, enfermedades neurodegenerativas, cataratas, ateroesclerosis y un largo etcétera). Además, el envejecimiento se asocia a una peor «adaptabilidad», por ejemplo, los mecanismos de reparación tras una rotura ósea o la cicatrización de una herida se ralentizan o incluso la respuesta a patógenos, como virus y bacterias. Si hiciéramos «zoom» y llegáramos al nivel microscópico, veríamos que nuestras células también envejecen, que algunas de ellas dejan de hacer bien sus funciones.

¿Cuáles son las causas del envejecimiento?

De acuerdo con un famoso artículo científico (the hallmarks of aging: an expanding universe) podemos hablar de hasta doce factores que contribuyen al envejecimiento. Desde factores moleculares, como fallos en el mantenimiento de la integridad de nuestro ADN, pasando por errores en el funcionamiento de nuestras células, hasta problemas en la comunicación intercelular, que daría origen a problemas hormonales o de tipo inmunitario.

¿Y las enfermedades de envejecimiento acelerado?

Las enfermedades de envejecimiento acelerado, también llamadas progerias, son síndromes infrecuentes, por lo que se engloban dentro del grupo de las denominadas «enfermedades raras». Las personas con progeria envejecen antes de tiempo. Ya durante su niñez sufren problemas propios de la tercera edad, como aterosclerosis, problemas óseos, sarcopenia, lipodistrofia… Dos ejemplos de enfermedades de envejecimiento acelerado son la progeria de Hutchison-Gilford, la más frecuente, y la progeria de Néstor-Guillermo. Ambas enfermedades están causadas por mutaciones en proteínas que forman parte de la envoltura nuclear de nuestras células.

El envejecimiento llega a todos los seres vivos.

Hoy en día el envejecimiento es un destino inevitable para nosotros, los humanos. Eso sí, experimentos con animales modelo como el gusano Caenorhabditis elegans nos han demostrado que podemos manipular el envejecimiento, ralentizarlo, retrasarlo.

Habla de unas observaciones difíciles de creer.

El envejecimiento se trata de una característica con el que la naturaleza ha jugado por medio de la evolución. Y aquí existen muchos ejemplos interesantes. Los grandes mamíferos acuáticos, como las ballenas boreales, envejecen más despacio, llegando a vivir 200 años. Otros, como el tiburón de Groenlandia, pueden llegar a los 500 años. Animales similares pueden tener una esperanza media de vida muy dispar. Mientras que un hámster vive entre dos y tres años, la rata-topo desnuda puede superar los 20 años. Si volvemos al ejemplo de los seres acuáticos, tenemos a las anguilas, que pueden vivir más de 70 años. Sin embargo, su esperanza de vida se puede reducir dramáticamente si «deciden» reproducirse. 

Afirma que la naturaleza aún puede enseñarnos prodigios.

Los casos fascinantes no acaban aquí; existen todavía más espectaculares e increíbles. Hablamos de los seres potencialmente inmortales, como el caso de Hydra vulgaris, de un envejecimiento prácticamente nulo. Un animal capaz de regenerarse después de haberlo cortado en dos.

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