Alto Aragón

El campo se enfrenta a la tormenta perfecta

Se acerca la época de la siembra del cereal de invierno con todos los insumos disparados y hasta escasez, grave sequía y crisis energética

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La bodega Laus, una de las primeras en finalizar la vendimia este años. Foto: S.E.
Lola Gª Casanova
26 septiembre 2022

En los primeros días del mes de junio, una lluvia intensa y el granizo azotaron la zona del sur del Somontano. Como consecuencia, 500 hectáreas de campo de cereal de secano quedaron inservibles en Peralta de Alcofea y Berbegal. Luego llegó el verano de calor extremo y la sequía.

Pero no fue esta la única tormenta. La guerra en Ucrania, uno de los mayores exportadores de cereal del mundo y sus consecuencias han desestabilizado el mercado internacional de las materias primas. Con el precio de la energía disparado y la severa sequía que azota toda la geografía española los insumos en la agricultura se han disparado.

Estamos asistiendo a una tormenta perfecta para las gentes del campo. “Los agricultores siempre lloramos, pero ahora lloramos con razón. Jamás habíamos tenido que enfrentarnos a unas circunstancias tan negativas. Es que, ahora mismo, todo va mal”, comenta José Antonio Campo agricultor de Peraltilla, miembro de Uaga y de la Cooperativa Agrícola de Barbastro.

La cosecha de cereal de verano se ha salvado porque se sembró a un precio normal y por lo obtenido se han pagado precios altos. “Así que en el Somontano, no nos ha ido mal del todo porque los precios han acompañado. Sin embargo, ahora que nos encontramos preparando la cosecha de invierno estamos en la cresta de la ola. Todo está muy caro o no hay”. Con el precio desorbitado de las semillas, los fertilizantes, la escasez de agua en los embalses, la energía, el gasoil la rentabilidad del regadío está en entredicho. Por no hablar del secano.

Nuevas estrategias

Esta realidad va a obligar a los agricultores a nuevas estrategias. Por ejemplo, adelantar las compras. Comenta Campo que en la Cooperativa de Barbastro ya hablan de previsiones a largo plazo y de hacer acopio. El objetivo: disponer de fertilizantes y semillas cuando se necesiten y no depender de las oscilaciones de un mercado cada vez más confuso e incierto. «Los agricultores hemos sido muy felices en este aspecto, cuando tocaba sembrar, se compraba. Ahora tendremos que ser más previsores».

Además, algunos agricultores van a darle un nuevo valor al purín ante la escasez de fertilizantes.
Alfonso Fumaz, gerente de la cooperativa San Lorenzo en Estadilla, señala que la cosecha de verano «presentaba un potencial muy alto. En primavera estábamos ilusionados pero a partir de la ola de calor que ya se vivió en san Isidro, comenzó la merma. El calor ha incidido en la bajada del peso específico. Y, al final, la cosecha ha sido escasa».

Sin embargo, el alza de los precios en el cereal ha mantenido el poder adquisitivo del agricultor. En esta situación tan revuelta tampoco se descarta que haya escasez de fertilizantes. Fumaz cree que algunas empresas de fertilizantes, con los actuales precios ya han alcanzado sus objetivos económicos anuales y no les importará dejar de producir. Pero apostilla Fumaz: «Sembrar, sembraremos. Y ya veremos qué pasa». Para él, lo más preocupante de esta época es la «incertidumbre, el desconcierto que vivimos en el campo».

Esta semana, ASAJA Aragón ha alertado de que los altos costes de producción pueden hacer inviable la siembra en algunas zonas de Aragón, lo que puede repercutir en una falta de suministros para las fábricas de pienso.

ASAJA distingue entre siembra en secano árido, fresco y regadío. En el árido, el incremento respecto al año pasado es de 220 euros por hectárea; así, necesitarían obtener 2.300 kilos por hectárea para cubrir costes. En secano fresco, el incremento es de 310 euros por hectárea, y se necesitarían 2.900 kilos por hectárea para cubrir esos costes. Y en regadío, 450 euros más por hectárea, lo que implica cosechar 4.000 kilos por hectárea para cubrir costes.

El portavoz de ASAJA Aragón, Fernando Luna, manifiesta que, «con la situación actual, no podemos sembrar en muchas zonas áridas o poco rentables, llegando a un posibles desabastecimiento de cereales para hacer pienso».

Según el sindicato agrario, «el problema es la energía», con unos costes que están haciendo «que las fábricas de abono hayan multiplicado por dos y tres el precio del fertilizante, los herbicidas y las semillas han subido, así como el gasoil».

De esta manera, ASAJA apuesta por una ayuda para bajar costes de producción o ampliar el barbecho. «Nosotros pediríamos algún tipo de ayuda para aminorar los costes de producción, alguna exención en alguna renta o en módulos. Y que se abriera la posibilidad de ampliar mucho el barbecho», añadía Luna.

El vino en el Somontano

Los únicos que mantienen la sonrisa, de entre todos los sectores consultados por El Cruzado, son los viticultores. Con el 90% de la uva ya en las bodegas, desde la Denominación de Origen Protegida son moderadamente optimistas.

Si bien ha habido menos uva que en otras ocasiones, la calidad augura unos vinos sensacionales y eso es lo importante. Francisco Berroy, presidente de la D.O. explica que los viticultores de secano han sido quienes más han sufrido. En el secano se ha notado verdaderamente el descenso de la producción a pesar de que la vid es un cultivo que resiste bien el estrés hídrico y el calor. No obstante, la uva del secano presenta una calidad fuera de toda duda y gran nivel sanitario.

«Los cultivos de secano representan en nuestra denominación el 55 por ciento. El regadío se lleva el 45», explica Berroy. Este ha sido el que ha tirado de la producción que va a alcanzar, según las previsiones, los 17 millones de kilos; una cosecha similar a otros años.

Una de las primeras bodegas en terminar la vendimia ha sido Laus. Comenzó una semana antes de lo habitual. Esto se debe principalmente a las duras condiciones de temperatura y humedad relativa experimentadas durante la ola de calor de junio y julio, que propiciaron una acumulación de azúcares más rápida de lo habitual”.

Y es que este verano se han registrado temperaturas récord en el Somontano, superándose los 40º C en el mes de junio en las zonas más al sur. En el balance general, esta vendimia «será recordada como una de las más breves, con una uva sanitariamente perfecta, una merma en cantidad de las parcelas de secano de las variedades tintas y una calidad excepcional».

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