A las puertas de las Navidades, el Museo Diocesano Barbastro-Monzón ha conmemorado su decimoquinto aniversario. Una efeméride para recordar aquel año 2010 cuando abría las puertas un remodelado Palacio Episcopal dedicado, en buena parte, a albergar y promocionar el rico patrimonio de la diócesis. Aún pasaron varios años hasta poder ver las piezas que faltaban para completar su discurso museográfico, las obras aragonesas que estaban en Lérida y que llegaron en 2021.

Aquella fecha de hace 15 años supuso sacar a la luz la ingente labor que realizaron importantes figuras con anterioridad: Santos Lalueza, Manuel Iglesias y Enrique Calvera, principalmente. De hecho, el Museo Diocesano los recuerda siempre que dispone de ocasión.

El papel que juega esta entidad en la sociedad, no solo barbastrense sino de toda la provincia, queda reflejado en las cifras del balance que realizaban sus responsables el pasado lunes: 250.000 visitas. Un número que incluye a quienes han entrado en el museo para ver su colección de arte y también a quienes pasaron por ahí a interesarse por una conferencia, por un taller, por una exposición temporal.

Y sin embargo, siguen sumando demasiados los vecinos de Barbastro y su entorno, en primer lugar, y del resto de la diócesis en segundo, que desconocen el tesoro que alberga. Entre sus paredes se custodia la historia viva de la tierra en la que vivimos, de la religiosidad popular que sigue vigente en los más recónditos rincones de la diócesis, del patrimonio cultural que nos precede.

Seleccionado, de entre 90 propuestas, como una de las 12 mejores experiencias turísticas de Aragón por su Sillón del Arte, muy pronto el Museo Diocesano pone en marcha nuevos recursos para conocer su bagaje: una aplicación móvil y unas gafas virtuales para visitar, de otra forma, las tres catedrales de la diócesis. Mientras llega ese momento, decíamos que se acercan las Navidades. Un buen momento para atreverse a cruzar el portón del Museo Diocesano y descubrir nuestro pasado.