Jugar a la PlayStation por diversión ha acabado por convertirse en un trabajo para él. Después de muchas horas pegado a la pantalla, el barbastrense Cristian Riquelme logró el pasado fin de semana un top 33 europeo en FIFA, el juego online que tantos adeptos tiene en todo el mundo.
Este joven de 21 años está estudiando la carrera de Finanzas y Contabilidad en Cádiz desde hace tres años. Cambió el fútbol en la vida real por los partidos en la consola. Debutó en 2019 con el primer equipo de la UD Barbastro en Regional Preferente, justo en la temporada que se logró el ascenso a Tercera.
Aunque todo parezca de luz y color, Riquelme advierte que “tienes que trabajar muchísimo para poder competir en el FIFA”. Entrena muchas horas, y más todavía en la previa de un torneo importante. “La semana pasada iba a clase, comía, entrenaba y analizaba a través de videos”, explica.
Por el momento, si no se trata de un jugador top mundial, no es una actividad que esté muy bien remunerada. “Si no es una gran fuente de ingresos, puedes llegar a pensar que tiras las horas a un pozo y te preguntas si va a servir para algo. ¿Me va a llevar a algún sitio?”, se cuestionaba. Cuando consiguió el top 33 el fin de semana fue una liberación: “todo esto me está llevando a algo, me quedo más tranquilo”.
En cuanto a su profesionalización subraya que, el año pasado, “llegó un momento en que me planteé tomarme esto como un trabajo, aunque no cobrara nada. Y en vez de cabrearme, analizarlo después. A partir de ese momento igual mejoré y cambié el chip. Ahora espero que el límite no sea este”.
En el último torneo logró un Top 33 de Europa y fue, junto con otros seis compañeros, el cuarto mejor jugador español. Desde la semana pasada pertenece al club Sbaccha Gaming. Llegar y ganar. “Fue bastante duro el fin de semana. Ni yo mismo tenía pensado que iba a llegar tan lejos. Me cambió hasta los planes que tenía para esos días, pero ha merecido la pena”, reconoce.
¿Y cómo llegó hasta el gran torneo? “Cuando llegas a un nivel superior a la media, tienes que meterte en unas competiciones oficiales del videojuego. Para eso te dan un mes en el cual tienes que subir en una clasificación a través de puntos y vas compitiendo contra gente. Según el mes, se clasifican los ‘x’ mejores. Hay veces que ponen un límite de 400 jugadores y otros de 200. En este caso eran los 450 mejores. Una vez allí te encuentras en ocho rondas en las que, como máximo, puedes perder dos. Si no, te eliminan. Yo llegué el sábado a ponerme cinco a uno en las rondas. Pasé al domingo, que eran las decisivas y las rondas finales”.
El domingo tuvo que enfrentarse al mejor jugador de la historia de FIFA; un inglés que ha sido campeón de Europa y del Mundo: “Ese lo perdí. Por lo tanto, me quedaba la última bala. Y ya me metí al top y perdí en las rondas finales”.
Riquelme tiene hasta un entrenador. Sí, entrenador. “Muchas veces no se le da la importancia que tiene. Alguien puede pensar que para qué necesitamos un entrenador que nos vea externamente. Cuando estás compitiendo a ese nivel, necesitas una visión extra. Puedes entrar en un bucle. Soy un jugador que juega muy directo y rápido. Entonces en según qué momentos necesito que alguien me diga: “ten un poco de calma”. La figura de un entrenador me viene perfecta. Tiene mucha importancia ahora en el FIFA. El aspecto mental tiene un mayor valor que la habilidad que tengas con las manos. Si mentalmente te estás comiendo al rival, por muy bueno que sea, va a acabar cayendo en nervios y en presión, y seguramente le vas a ganar”.
La conexión a la hora de jugar en modo competitivo es otro factor a tener muy en cuenta. Si no dispones de fibra óptica, explica Riquelme, y no juegas por cable, “es imposible”. En ese caso “no puedes competir a ningún nivel. La mejor conexión la tienes en Madrid. Y a mi me pilla a 600 kilómetros de Cádiz. Ahora mismo tengo un contrato con algo de sueldo, pero el viaje a Madrid me quitaría una gran parte. No merece la pena. La mayoría de jugadores profesionales se van a Madrid. Ahora dicen que van comprar los servidores de Amazon y los iban a poner en Zaragoza. Ojalá, así me vuelvo a casa”, añade riendo.
Este joven sigue preparándose para la otra gran competición que le espera en abril. Entre medias tendrá la Copa de España por parejas. “Está muy bien, porque es mucho más dinámico”, asiente. Mientras, seguirá en Cádiz compaginando sus estudios con el FIFA. A jugar.