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El Cruzado
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De los bulos

El Cruzado
14 enero 2022

Cada cierto tiempo circulan por las redes sociales, y no digamos vía wasap, informaciones falsas que, sin contraste ni fundamento, se van reenviando, engordando e incluso convirtiendo en falsas noticias, que nunca se desmentirán.

Algunas responden a campañas desinformativas, planificadas y programadas, muchas veces impregnadas de populismo y con clara intencionalidad política. Otras, sin embargo, surgen de modo espontáneo y obedecen a esa querencia actual de ejercer como informadores a título individual, adelantarse a los medios convencionales e ir más lejos que ellos.

Es innegable que las redes sociales han venido a facilitar fenómenos enriquecedores, como el denominado periodismo ciudadano, o la transformación del consumidor de información en, al mismo tiempo, productor de contenidos.

Pero no es menos cierto que estas nuevas realidades se están desarrollando en un marco social en el que la verdad, tan relativizada, va perdiendo peso frente a la satisfacción personal de unos argumentos que pueden resultar más cómodos o emocionalmente más complacientes.

Eso sin contar las muchas veces que se elige, de manera consciente, divulgar lo que resulta más ventajoso para uno, sea o no verdad, amplificando a sabiendas informaciones falsas con tal de obtener cierto reconocimiento en el entorno.

Acusaciones veladas, supuestos delitos, denuncias falsas, tramas escandalosas… circulan mano en mano, vía móvil, como antes lo hacían los cotilleos de boca a oreja. Es tentador eludir la responsabilidad individual para socializarla, atribuyendo esos bulos al gobierno más cercano, a los medios de comunicación, a las nuevas tecnologías o al mundo, sin más.

Pero la responsabilidad en cada caso es personal y el argumento de “a mí me lo han pasado” suena a tirar la piedra y esconder la mano.

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