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El Cruzado
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Cuaresma para igualar

El Cruzado
04 marzo 2022

No todos los tiempos son iguales. Los nuestros, y ahora mismo, son inciertos y, si nos falta la esperanza, angustiosos. No es nuestro objetivo ahora analizarlos y tratar de discernir lo que está pasando en el mundo. Pero sí que coincide, y a eso vamos, que estos tiempos que nos atrevemos a denominar de “nuevo desorden mundial”, están coincidiendo con el tiempo que la liturgia cristiana llama “tiempo de Cuaresma”.

Ya constatamos que la presencia de lo espiritual, de lo propiamente cristiano, de Dios incluido, es algo tangencial, cuando no inexistente, para mucha parte del ambiente social, cultural y político del momento.

Pero nosotros, ahora, y desde aquí, sí que queremos hablar de la Cuaresma, de Dios, de la conciencia moral, de la necesidad última que hay en el corazón de cada persona de la transcendencia y de cómo, la Cuaresma, lejos de ser un tiempo de historias viejas y desfasadas, es un tiempo en el que, a quien lo desee sinceramente, se le ofrece como camino nuevo para encontrar un sentido de vida que ayude a caminar en cualquiera de las múltiples encrucijadas de la vida.

La Cuaresma, por lo que tiene de tiempo de volver sobre los propios pasos para comprobar qué huellas se han ido quedando en la propia vida, es tiempo propio para recuperar unos valores que permitan cambiar a un estilo de vida que lleve a la fraternidad. Ésta no acepta, y se rebela, ante tanta desigualdad social, cultural, económica y religiosa como existe hoy en nuestro mundo.

Tender a nivelar todas las desigualdades es un gran desafío para el presente y para el futuro de la humanidad. Esto significa crear unas condiciones de vida digna y de vida con esperanza para todos. Un mundo en el que los ricos son cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres, no puede ser un modelo que se pueda presentar como modelo de vida.

Pensamos que este cambio no se hará desde las razones “de la lógica ambiental” sino que sólo se hará desde los valores del evangelio. Desde esos valores sí que se puede trasformar el corazón y la mirada del hombre sobre el hombre y sobre el mundo. Y para esto puede ayudar, y mucho, el tiempo de Cuaresma.

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