Sociedad

Ana Arnal: «Creo que se debería superar el término mujer rural»

Ana Arnal lleva más de 20 años como enfermera de Atención Primaria. Actualmente lleva el cupo de Peraltilla, Ponzano, Lascellas, Azlor y Azara

Ana Arnal en el consultorio de Azara. FOTO: S.E.
Ana Arnal en el consultorio médico de Azara. FOTO: S.E.
Lola Gª Casanova
19 octubre 2022

Ana Arnal se crió en Fornillos. Lleva más de 20 años de profesión, siempre como enfermera de Atención Primaria. Ha trabajado en Hecho, pero también en Barbastro. Ahora lleva el cupo de Peraltilla, Ponzano, Lascellas, Azlor y Azara.

Ante la pregunta de qué significa para ella «mujer rural» se muestra clara: «En el siglo XXI, creo, de verdad, que deberíamos superar esa nomenclatura. Esa división de las mujeres entre la rural y la urbana… porque me preguntó ¿qué quiere decir rural?. ¿En qué somos diferentes? ¿Alguien habla de la mujer urbana? ¿Es que la rural tiene que pasar el día en el campo apacentando el rebaño? De verdad, no sé de quién hablan cuando se refieren a la mujer rural».

Para ella las mujeres, con independencia de su lugar de residencia, deben hacer frente a desafíos comunes. Sus preocupaciones no entienden del tamaño de los municipios. El trabajo, la vivienda, la conciliación de los horarios entre su vida laboral y su familia. O el hecho de que, en la gran mayoría de los casos, el cuidado de enfermos y mayores recae en las mujeres suponen, a juicio de Arnal, grandes cuestiones que afectan a las mujeres de hoy. «Quien piense que las mujeres de los pueblos no están estresadas se equivocan. Me parece que existe un gran desconocimiento sobre cómo es, en realidad, la vida en los lugares pequeños».

Uno de los tópicos recurrentes se refiere a que la soledad afecta más a los vecinos de las urbes. «No digo que no, -matiza Arnal-, pero yo iría un paso más adelante. Todo depende de las personas, de su manera de ser. Uno puede vivir en un pueblo como en una ciudad, aislado. Aunque, en general, los entornos pequeños favorecen una mayor proximidad, conocimiento y convivencia entre vecinos».

Otro tema de nuestra conversación nos lleva al uso de la tecnología. En los pueblos el acceso a internet acerca servicios, ocio y abre al mundo. La tecnología es crucial para las empresas, pero también ha calado en la vida cotidiana de sus vecinos. «Puedo asegurar que mis pacientes manejan el móvil y la aplicación del Salud sin necesidad de pedir ayuda».

Para esta enfermera lo que necesita el medio rural son comunicaciones buenas por carretera y de conexión a internet. Y cada uno que evalúe los pros y los contras que presenta tanto vivir en un pueblo como en una ciudad.

Como profesional explica que la función y el trabajo de la enfermería no varía entre lo rural o lo urbano. Los consultorios en nuestros pueblos «se encuentran perfectamente equipados, con los mismos medios que en Barbastro. Mi trabajo se desarrolla en las mismas condiciones. Yo cuento con 600 cartillas, mis compañeros de urbano con más desde luego. Pero mis desplazamientos son más largos». Los pueblos permiten conocer el entorno del paciente y a su familia lo cual a priori puede resultar más complicado en el medio urbano. «Pero la relación entre enfermera y paciente se basa en la empatía. Ahí está la clave y depende, una vez más, de las personas no del lugar en el que se ejerza la profesión».

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