Ahora y siempre
Ángel Pérez Pueyo Obispo de Barbastro
Ahora y siempre

Compromiso y esperanza (1)

Ángel Pérez Pueyo Obispo de Barbastro
03 febrero 2025

La víspera de la Candelera del año 2015 llegué a Barbastro desde Roma a las dos de la madrugada tras una tortuosa travesía por el Mediterráneo. Han pasado ya diez años desde aquel gélido 22 de febrero de 2015, cuando, en la Catedral de Barbastro, recibí la consagración episcopal de manos del cardenal Ricardo Blázquez y tomé posesión de esta bendita tierra sembrada por la sangre de tantos mártires.

Desde entonces, mi propósito ha sido claro: mi vida y mi ministerio pastoral han intentado ser luz, encendiendo en el corazón de cada uno de los hijos del Alto Aragón, la luz de Cristo como el único faro que conduce a puerto seguro. Quise ser además de luz y calor, caricia de Dios que engendra familia o bálsamo y ternura de Dios que sana todas nuestras heridas. Y, por último, fuego, que purifica y destruye lo que nos impide crecer. Y, queriendo ser luz, en el gobierno de la diócesis hemos tenido que purificar ciertas actitudes, comportamientos o modos de proceder que no responden al modo de ser y vivir de la iglesia comunión, sinodal, corresponsable y misionera. De ahí ha surgido la flamante reestructuración que se ha hecho de la diócesis, optimizando TODOS los recursos humanos que disponíamos.

A lo largo de estos años, la Diócesis ha vivido una transformación profunda, un “milagro de Dios” hecho realidad. No han faltado los desafíos ni las resistencias pero siempre hemos procurado caminar con la comunidad, escuchando y discerniendo juntos los pasos a seguir. La reestructuración pastoral nos ha permitido optimizar los recursos humanos y materiales para atender mejor las necesidades reales de nuestra gente.

Desde el principio, he querido abrir las puertas de la Iglesia al mundo, hacerla accesible, cercana, encarnada en la vida cotidiana de nuestra gente. No es tiempo de clérigos funcionarios, alejados en torres de marfil, sino de pastores humanos y sensibles a las necesidades de nuestro pueblo. Por eso, nuestra diócesis ha trabajado incansablemente en proyectos que no solo fortalecen la fe, sino que la hacen viva y operante en la sociedad.

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