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Cómo salvar la insólita iglesia de Castarlenas

La portada de la iglesia de la ribagorzana localidad de Castarlenas se desmontó y trasladó a Graus, donde ha estado expuesta y donde se pretende reconstruir

Expo Castarlenas
Detalle de la portada desmontada en Espacio Pirineos de Graus. Foto: Adrián Mora
Adrián Mora Mora
10 mayo 2022

A dos kilómetros de Graus se encuentra, ya sin sus gentes, el pueblo de Castarlenas. En los años 70 sus dos últimos habitantes dejaron atrás sus casas y también la iglesia. Una obra magnífica y sin igual que estaba en peligro de derrumbe. En los últimos meses, la intención del Ayuntamiento de Graus por salvar la portada de la iglesia, magnífico ejemplo de renacimiento aragonés, se ha convertido en un hecho primordial, necesario y justo.

El grave estado de deterioro de la iglesia de Castarlenas y el peligro de desaparición de su inédita portada, hizo que se desmontara y que se instalara en el Espacio Pirineos con la finalidad de poder ponerla a salvo, protegerla y darle una visibilidad digna. La exposición ‘Castarlenas. Memoria en piedra’, donde se podía apreciar la portada desmontada, cerró sus visitas la pasada semana, aunque la intención es, en un futuro, reconstruirla y exponerla de nuevo. Más de 1.000 visitantes se acercaron para conocerla a través de las fotografías que complementaban la estructura.

Aspecto actual de Castarlenas. Foto: Paco Martí

“Yo lo he conocido en ruinas. Era un pueblo que tenía unos problemas gravísimos, como muchos otros de por aquí. No tenía agua corriente, no tenía electricidad y no tenía ni siquiera carretera. No podías llegar en coche”, recuerda Paco Martí, historiador y uno de los impulsores de la salvación de la portada de la iglesia. A principio de los años 70 se fueron los últimos habitantes que quedaban en el pueblo. Algunos “se vendieron las tejas y, lógicamente, cuando desaparecen las tejas las casas se hunden. Cuando una casa se hunde lo hace la de al lado… Luego la siguiente. Poco a poco, se fue a la ruina”, lamenta.

Hace ya algunos años, Martí hizo un intento por salvar la iglesia, “aunque no se me hizo mucho caso por parte de la administración. Nadie respondió”, asegura. La última vez que fue a visitarla, al cabo de unos años, vio que ya empezaban a caer goteras en la bóveda. La cubierta había desaparecido casi del todo y, lo único que se podía hacer, era salvar la portada.

La iglesia, sin duda para Martí, “fue la mejor obra del pueblo, era lo que mejor estaba”. Se trataba de una construcción de “otro nivel”. El edificio es una obra del siglo XVI que se construyó a la par que otras como la de Laguarres, Lascuarre o Secastilla. Incluso la de Torres del Obispo, que según Martí es “del mismo estilo que la que se ha sacado de Castarlenas”. Todas ellas eran propiedad de la Baronía de Castro.

Una portada única

¿Y qué caracteriza a la portada de Castarlenas y qué le hace especial? El historiador asevera que es “distinta al resto de portadas hispanas. No solo aragonés, sino hispanas”. Es una fachada “muy detallada en la cual priman todo lo que son motivos paganos, porque el único motivo cristiano que hay es en el intradós, las llaves de San Pedro”.

Hay un desnudo –que no es “frecuente” en la portada de una iglesia– que a Martí le llamó especialmente la atención: una mujer con aspecto de indígena. Interpreta, por la época, “que debe ser tomada de los primeros indígenas que trajeron de América. Creo que están representando a una indígena de allí, ya que estamos hablando del post descubrimiento de América”.

Este historiador de Graus ha participado en “impulsar, sobre todo, de varias maneras, a que se tomase con mucho interés el hecho de rescatar la portada”. Martí resalta que la alcaldesa, Gema Betorz, “se lo tomó con mucho interés y hay que agradecérselo. Ha tomado las decisiones oportunas y, de momento, la portada se ha salvado”.

Portada de la iglesia de Castarlenas. Foto: Paco Martí

A ojos del historiador, es “lógico que si no tienes fieles en un pueblo, no haya interés en salvarla porque se están cayendo edificios en lugares donde sí tiene fieles y eso es prioridad. Es lógico y natural”.

El pueblo de Castarlenas ha tenido intentos de ser rehabilitado. Uno, en los años 70, “pero la respuesta pública no fue buena, incluso hubo críticas a nivel de prensa porque decían que no querían turistas. Luego hubo un proyecto, en los años 90, que fue bastante más serio en el cual el Ayuntamiento de Graus se involucró. Se construían muchas viviendas, camping, espacios deportivos para hacer un macroproyecto turístico… Parecía que sí, pero también hubo oposiciones de la comisión de patrimonio de Huesca, la misma que se ha opuesto a que trajésemos la portada. Por unanimidad se opusieron, y ninguno había puesto los pies en Castarlenas nunca”, recuerda.

La idea, tal y como confirma la dirección de Espacio Pirineos con Elena Nogarol al frente, es montar de nuevo la portada tal y como se hallaba en Castarlenas para que la pueda disfrutar todo el mundo. El proyecto todavía no se puede llevar a cabo por falta de fondos, aunque el interés sí que permanece muy vivo.

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