ENATE concluyó su primera Residencia Artística con un Open Studio celebrado en la Casa de Velázquez, en Madrid. En esta cita, los asistentes y profesionales del sector artístico pudieron adentrarse en el desarrollo de las propuestas artísticas de Jon Cazenave e Irati Noriza, junto al comisario Rafa Barber. Así, conocieron el resultado del proyecto, el final a un mes de trabajo inmersivo y creativo llevado a cabo por los artistas en diferentes localizaciones.
Las obras de ambos artistas abordan «tanto las preocupaciones medioambientales como la riqueza cultural del vino. Todo ello en un contexto de profunda reflexión, siguiendo así la línea estratégica del proyecto desarrollado por la bodega«, explican.
Para Luis Nozaleda, director general de ENATE, este Open Studio «ha sido una plataforma clave para que los residentes presenten los resultados de su trabajo, conecten con la comunidad artística y reciban reconocimiento».
La experiencia de la I Residencia Artística de ENATE
Así, Jon Cazenave e Irati Inoriza destacan el impacto de esta residencia en su trabajo y su experiencia durante el proceso. Concretamente, Cazenave explica que “como artista visual, ha sido una oportunidad desarrollar un proyecto que explora la intersección entre naturaleza y cultura, un tema central en mi investigación artística actual, en un contexto como el que se propone en esta residencia.
Por su parte, Inoriza declara que «ha sido una experiencia muy bonita y especial. Hemos compartido mucho, y eso no siempre ocurre. En muy poco tiempo se genera una convivencia intensa, de pasar de no conocernos a compartir prácticamente todo». A su vez, añade que «ha sido un proceso profundo y generoso, y me siento muy agradecida por el cuidado y la implicación de cada uno».
Por su parte, Rafa Barber, comisario de la residencia, que ha acompañado a los artistas en su exploración del territorio, la naturaleza y las tradiciones del vino, destaca que «el diálogo fue clave». Según sus palabras: «Hablábamos de todo: del vino, del paisaje, del arte, de lo que estábamos viviendo. No hubo una colaboración directa entre sus obras, pero sí un cruce de ideas constante que acabó uniendo las dos propuestas».
Fin de la primera edición, pero pensando ya en la próxima
Con la culminación de este Open Studio, la I Residencia Artística ENATE cierra un ciclo que ha sido tanto un reto como una gran oportunidad para los artistas involucrados. «Esta residencia les ha permitido explorar nuevas dimensiones artísticas, al tiempo que abordaron los desafíos de las regiones vinícolas y su interacción con el entorno, la cultura y la sostenibilidad», explica Nozaleda.
Con el éxito de este primer ciclo, ENATE ya está planificando nuevas ediciones de su programa de residencias, que seguirán promoviendo la colaboración entre el arte y la naturaleza, fomentando la creación en la intersección entre el mundo del vino y la creatividad contemporánea.