Si existe un sonido que caracteriza a la Semana Santa es el de los tambores, bombos, timbales y cornetas que marcan el paso y acompañan a los penitentes en el camino. Tras esas melodías se encuentran cientos de cofrades que ensayan durante meses para que el sonido sea perfecto y uno solo durante todas las procesiones. Y al frente de todas ellas se encuentran los representantes de las secciones de instrumentos; todos jóvenes.
En la Cofradía de Nuestra Señora de la Merced se presenta un escenario similar. Su representante, Antonio Cardiel, lo confirma: “La banda la formamos un grupo de familiares y amigos. En veinte años nos hemos convertido todos en una familia”. Actualmente esta banda la componen 40 miembros entre tambores, bombos y cornetas y ensayan tres veces por semana en el recinto ferial.
Cardiel destaca que se trata de “una banda muy joven. Aunque eso a veces juega en contra porque muchos prefieren hacer otras cosas antes de ensayar y formar parte de una sección requiere sacrificio. Horas de ensayo, pasando frío, en fines de semana… Además, todos hemos aprendido sobre la marcha. No obstante, los compañeros hacen mucho y nosotros ya sabemos cómo funcionamos, por lo que me facilitan la tarea”.
Cardiel, desde bien pequeño quería pertenecer a esta cofradía: “Mi madre siempre me ha explicado que de niño le dije: ‘Mamá, quiero formar parte de los de la olivera’”. Así que en 2003 se hizo cofrade y en 2005 pasó a formar parte de la sección. Por lo que ha estado aprendiendo desde adolescente, hasta que hace unos años cogió el cargo de representante. “Para mí es un orgullo. Yo quería tocar el tambor y ahora soy el responsable de la sección, con 40 personas a mi cargo. Aún hoy en día me parece muy fuerte”, confiesa.