A Cosme Arcas el mundo del toro le apasiona. Y su trabajo ha contribuido a engrandecer el Museo Taurino de Barbastro con una colección de hierros de ganaderías españolas y portuguesas. Estos hierros son las marcas a fuego, distintivo de cada ganadería, que generalmente suele ponerse a los becerros.
¿Cómo comenzó a fabricar los hierros?
Por mi profesión de ferrallista se me ocurrió reproducirlos, sin más pretensiones. Me ocupaba de esto en los ratos muertos y como no se me daba mal, me animé hasta llegar a los 84.
¿Siguió un orden?
Me basé en el libro que publicó la Unión de Criadores de Toros de Lidia que me regaló Eugenio Sánchez allá por el año 1985. Por tanto, en esta colección también se ven hierros de ganaderías ya desaparecidas o que han cambiado de nombre. Por ejemplo, Pablo Romero ahora se conoce como Partida de Resina.
Los ha donado al Museo Taurino de Barbastro.
Así los pueden disfrutar los aficionados y llegar a mucha más gente. Me comentaron que se trata de una colección única en Aragón y que debe de haber pocas como esta en España.
Considero que está mejor en el Museo Taurino de Barbastro que en mi casa, porque ahí sólo la veían los amigos y creo que resulta bastante curiosa e interesante. Además, cada hierro lleva consigo una ficha con datos sobre la ganadería por lo que queda muy completa.
Usted comenzó muy joven a interesarse por los toros.
Me han gustado siempre, a pesar de que en mi familia no existía tradición. He sido colaborador de la plaza de toros y también he tocado muchas teclas, ahora en el fútbol, por ejemplo. Llevo 16 años como delegado de la UD Barbastro.
Y ahora que ha donado la colección, ¿la da por concluida?
Sí, por finalizada. Llevo unos años jubilado y como he dicho me ocupo más de la UD Barbastro. Aunque, desde luego, sigo siendo aficionado taurino.
Usted hizo sus pinitos, ¿qué admira más de un torero?
Su valor. Estar ahí delante de un animal bravo solo y sentir toda la presión del público. Y, muchas veces, en las gradas la gente de jarana, pasándolo bien.
¿Quiere decir que atienden poco a la fiesta?
Se observa, en general, que las plazas se llenan de público entre el que escasea el aficionado de verdad. Se va a ver a una figura en concreto y esto se nota en las orejas, que ahora van muy baratas. Antes, las figuras se ganaban de plaza en plaza. Por otra parte, ahora se desconoce el reglamento. Yo he llegado a ver pedir el indulto de un toro en una plaza de tercera y eso no está permitido. Como tampoco que los avisos no importen. De ahí que, en estos momentos, carezcan de repercusión.
El aficionado sabe a lo que va. Sin embargo, el público resulta menos exigente.
Pero aún quedarán lugares serios.
Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Bilbao… En Madrid, a veces, resultan hasta demasiado duros.
¿Qué toreros le gustan?
La verdad, en estos momentos contamos con toreros que valen mucho, pero no se conocen ya que apenas tienen cabida en los carteles. Las figuras controlan el negocio y hasta deciden qué ganaderías torean y cuáles no. Por eso las ganaderías más duras, como Miuras o Vitorinos, no aparecen en sus corridas. Prefieren otras más fáciles.
Pero le gustará una manera de lidiar más que otra.
Me gustan Ruiz Miguel, Paco Camino o Jaime Ostos. De muleta poderosa y valor indiscutible.