La parcela en la que se encuentra el antiguo colegio Pedro I dará vida al nuevo centro de salud de Barbastro. Así lo confirmó la semana pasada el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, en su visita a la ciudad del Vero. Ni la fachada va a quedar del «único edificio público construido durante la II República en Barbastro», según explica el historiador Luis Alfonso Arcarazo. Un centro en el que se han formado «infinidad» de barbastrenses y que va a acabar reducido a escombros.
Las primeras palabras que aparecen en El Cruzado Aragonés sobre el entonces Instituto de Segunda Enseñanza son recogidas el 31 de agosto de 1931 dentro de la información sobre el pleno del Ayuntamiento: «El Sr. Pera, en nombre de la minoría radical, presenta otra moción en la que pide la creación de nuevos Institutos, y habida cuenta del censo de población considerable de nuestra ciudad, se debe proceder por este Ayuntamiento a gestionar rápidamente la consecución de un Instituto de segunda enseñanza».
Las peticiones para la construcción de este centro continuaron los años siguientes, siendo el 23 de abril de 1932, cuando El Cruzado Aragonés, «defensor en todo tiempo de los intereses morales y materiales del Alto Aragón, se adhiere muy gustoso al justo sentir y deseo de los barbastrenses». Ya que «según fidedignas noticias, van a crearse en España quince Institutos de Higiene Rural; siendo uno de ellos destinado a esta provincia, que en virtud de informes de la Dirección de Sanidad, corresponde sea instalado en Jaca o Barbastro».
Por último, sería el 18 de noviembre de 1933 cuando El Cruzado Aragonés recogía en sus páginas la «solemne» inauguración del Instituto de Segunda Enseñanza. Manifestaba este medio que «al margen de todo comentario político», el Ayuntamiento de Barbastro «no ha escatimado medios hasta conseguir del Gobierno el mencionado centro de enseñanza». El joven director, Vicente Ferraz, explicaba en la inauguración «con palabra ágil y segura», su labor a desarrollar «que como toda labor cultural ha de estar por encima de toda política».
Cerrojazo tras 32 años de servicio
El colegio Pedro I echo el candado a sus puertas el año 2010. Las cajas de cartón llenas de utensilios se amontonaban en la puerta del centro educativo. «Incluso los mensajes de despedida se podía ver en las pizarras con mensajes tales como: ‘adiós viejo colegio'»», recoge en sus páginas El Cruzado Aragonés del 25 de junio de 2010. El director, Francisco Durán, pasaba a la historia como la persona que cerró las puertas del antiguo y abrió las del nuevo, en la zona de Las Huertas. El censo entonces era de «448 estudiantes y claustro de 35 profesores».
Desde ese momento, el edificio quedó vacío. Sin embargo, una parte del centro está siendo utilizada por la Escuela de Música y por el Grupo Tradiciones. Aunque también ha sido sede de asociaciones de barrios barbastrenses. Por otro lado, su uso ha sido motivo de propuestas, rumores y humo. Desde trasladar una biblioteca, dependencias municipales, escuela de adultos hasta para espacios sociales. Eso sí, la mayoría de ofertas iban relacionadas con la cultura. El 4 de octubre de 2013, este semanario publicada los usos a los que se dedicaba el colegio. “Respeto a las actividades realizadas en 2013, se limitan a jornadas de convivencia, celebraciones festivas y cuatro comidas de asociados en los locales cedidos en uso por el Ayuntamiento en el antiguo colegio Pedro I”.
Por último, en una entrevista a Entrevista a Francisco J. Lanao, director de la banda de música ‘Ciudad de Barbastro’, confiaba en que se adoptaran soluciones a la situación del grupo. «Sabemos que hay un edificio público pendiente de rehabilitación –se refiere al antiguo colegio Pedro I– y que se habilitará un espacio para nosotros en mejores condiciones que las actuales. Por eso, estamos tranquilos».
Un centro por el que han pasado miles de barbastrenses
El historiador Luis Alfonso Arcarazo asegura que el antiguo colegio Pedro I tiene «un doble valor». «Por un lado, fue el primer instituto público en Barbastro porque antes solo se podía ir a los escolapios y al colegio de monjas. Si alguien quería seguir estudiando el bachiller tenía que irse de la ciudad con el gasto que eso suponía. El hecho de construir un Instituto de Segunda Enseñanza fue fantástico porque fue un ascensor social. En la provincia solo existía en Huesca. Permitió a muchas personas con recursos discretos seguir estudiando. Y, por otro lado, el higienismo. Arquitectónicamente se atiene a la política de aquella época. Techos altos, ventanas grandes y amplias para que entrase la luz por la izquierda porque normalmente se escribía con la derecha», explica el historiador.
Llegada la Guerra Civil, «el estudio se paraliza y durante el franquismo se decide que no se da ningún uso». Veinte años después, sobre los años 50, se reabre con el nombre de Instituto Laboral bajo la tutela de Felipe Bernal. «Este centro formó a infinidad de barbastrenses. También tenía un internado con lo que venían muchos jóvenes de alrededores», añade Arcarazo. Además del valor histórico por su antigüedad, se suma el sentimental. Apela a «la falta de sensibilidad de los ayuntamientos en general». De hecho, asegura qeu cuando se construyó el hotel San Ramón, «hubo movilización por mantener una fachada que ni es modernista».
«Da pena ver cómo ni siquiera se intenta salvar este edificio, ni vaciarlo solo por dentro para modificarlo y dejar la fachada de la construcción. No sé cuál es el motivo por el que el Ayuntamiento no ha decidido a trasladar algunas dependencias administrativas ahí. Cuando se lo cedió al salud pensé que sería solamente para tirar el edificio por dentro. Abrimos por la parte de detrás un acceso y lo unimos. Pero lo van a tirar», dice el historiador.
El nuevo centro de salud de Barbastro estará acabado en dos años
