Alto Aragón

«A pesar del diagnóstico, aún nos queda mucho por aportar»

Enfermos de alzheimer reivindican seguir con sus aficiones, rutinas y piden un trato similar al que hasta ahora su entorno les ha ofrecido

Belén Hernández, Clementa Tomás, Montse Franch y Salvador Sansó durante la Jornada Alzhéimer de Aragón de 2025. Foto: Lola García
Lola Gª Casanova
13 octubre 2025

Clementa Tomás, de Caspe; Montse Franch desde Benasque y Salvador Sansó, de Fraga acudieron a Barbastro a dar su testimonio sobre su vida después de un diagnóstico de alzheimer. 

Tomás explicó que al conocer qué le ocurría no se dejó llevar por el temor o la tristeza. «No tengo miedo porque total, me va a pasar igual», declaró jovial ante el auditorio. No así, Sansó. Él confesó sin paños calientes que «me sentí como si me hubieran tirado a un pozo y no podía ni hablar. Me sentía el más desgraciado del mundo». Un tiempo que también dedicó a la parroquia. «Mi vida ha sido entregarme».

Por otro lado, a Franch le invadieron emociones de rabia. «No me lo creía. Pero me lo fui creyendo mientras hacía disparates como dejar la olla en el fuego durante mucho más tiempo del correcto o ir cinco veces a comprar y volver a casa sin lo que necesitas. Me enfadé mucho, pero pronto decidí tirar hacia delante». Y señaló que para ella lo mejor consistió en no dejar las cosas de cada día. «Aunque me cuesta un poco hablar… sigo cosiendo, continúo esquiando, acudo a la coral y me dejan conducir unos pocos kilómetros, entre dos casas que tenemos en el valle, y me sienta fabulosamente. Por ahora, mantengo mis actividades que me dan independencia». 

También Tomás reivindicó los quehaceres de su vida ordinaria.»Me encanta bailar y caminar. Salgo la mayoría de las mañanas a andar en la compañía de una amiga. No he dejado mis hábitos y me gusta tomar mis propias decisiones. La verdad, no me ha cambiado la vida». 

Todos ellos participan en terapia cognitiva. 

Montse Franch, Clementa Tomás y la neuropsicóloga, Belén Hernández. Foto: L.García.

Tras el diagnóstico

Tras el diagnóstico, la vida sigue. No igual, pero casi. Sansó, inmerso en el bache de digerir qué estaba sucediendo en su mente, encontró un puente de salvación en el centro de alzheimer de Fraga. «Me alivió. Ahí encontré vida, nuevos amigos y se abrió una oportunidad». 

Sansó durante muchos años se levantó a las 5 de la mañana e incluso a las 4 para estudiar Derecho. Licenciatura que se sacó ya casado, con hijos y trabajando. A este título, le añadimos un máster en Tributación. «Creo que he sido muy trabajador y tenía miedo de no poder hacer». 

Pero la mirada de los otros hacia el enfermo de alzheimer también cambia. Franch, que vive en Benasque, comenta que en un pueblo pequeño se siente protegida y arropada. «Aunque sí noto, en alguna ocasión, como si me vigilaran». 

Ella, al igual que sus compañeros, reivindica un trato similar al que recibían antes de que esta enfermedad entrara en sus vidas. «A veces la supervisión duele». Coinciden en que se debe buscar un equilibrio entre la autonomía y el control. 

A la hora de afrontar el diagnóstico aconsejan no ponerse histérico e ir poco a poco. «Aunque la palabra alzheimer impone, no hay que asustarse», apunta Tomás. Sobre todo cuando se recibe un diagnóstico temprano. «Al principio no te quita tanta libertad como uno se imagina. Ir poco a poco, saber pedir ayuda o echar mano de los recursos que nos enseñan para sobrellevar el alzheimer», puntualizó Tomás. Junto a ellos, sus cónyuges, sus amigos, su círculo. «Mi marido, mi ángel de la guarda» como se refirió Franch. Además, la terapia no se reduce sólo a las actividades de los centros sino que todo su día implica terapia. De ahí que mantener hábitos, costumbres y actividades resulta de lo más beneficioso para la persona y para ralentizar el avance de la demencia.

Sansó narró cómo la compañía y la amistad arma de sentido su jornada. «Cuando vas al centro y encuentras a los amigos con caras serias… llegas y sonríen. Ya merece la pena, se te alegra el día». Ahí se comparte, se cuentan sus cosas. «Yo aconsejo acudir a un centro cuanto antes e implicarse. Además, aún nos queda mucho que aportar».

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